Eclipse en la medialuna: Los oscuros días que corretean al rodeo

Acusada por organizaciones ciudadanas, autoridades y ex corraleros de producir “maltrato” y “tortura” en los animales, la tradición de los caballos aporreando novillos pasa por su momento más impopular. Sin embargo, sus defensores reclutan jinetes en la élite chilena para asestar su mejor “atajada” a la masiva demanda por el fin del rodeo.

Eclipse en la medialuna: Los oscuros días que corretean al rodeo

Autor: Daniel Labbé Yáñez
Foto Animal Libre

Foto Animal Libre

Constanza Palomo tiene 16 años. Es 18 de septiembre del 2010 y está literalmente metida en las patas de los caballos al interior de la medialuna del Estadio Nacional. Junto a un grupo de activistas por los animales acaba de “saltar al rodeo”, como se conoce a la acción de interrumpir pacíficamente esa actividad huasa.

Una quincena de equinos con sus jinetes portando unos palos largos los corretean. Uno de los animales la golpea con las ancas y Palomo se aleja de él corriendo. Sin parar de sonar, la cueca que sale saturada por los altoparlantes es acallada unos segundos por la arenga de un locutor: «¡Dele a la cuerda, dele fuerte a la cuerda no más!”. El corralero Cristian Hermosilla le hace caso. Una soga envuelve a la joven por la cintura, la aprieta y comienza a jalarla. El público aplaude, se burla de la chica. “¡Sáquela pa´ juera, sáquela pa’ juera no más, el deporte es de nosotros. Sáquela pa’ juera!”, azuza ahora el hombre del micrófono. En medio de la polvareda, Nataly, amiga de Constanza, cruza corriendo la medialuna y se abraza de la soga tirante para detener la agresión. Las dos mujeres caen al piso. Palomo se ha torcido el tobillo. Se siente violentada, humillada. Será de seguro lo más cercano que haya conseguido estar del sufrimiento que padecen aquellos por los que esa tarde decidió saltar.

Desde entonces han pasado seis años y las cosas han cambiado. Mucho. Probablemente hoy un jinete no se atrevería a lacear a un activista. El aporreado ahora es el rodeo. Prohibido en una importante comuna de la Región Metropolitana y con posibilidades de correr la misma suerte en otras dos emblemáticas, el llamado “deporte nacional” está fuertemente cuestionado. El pasado 3 de septiembre miles de personas salieron a las calles de distintas ciudades de Chile levantando la consigna de “No más rodeo”.

Marcha 3 de septiembre, Santiago. Foto Daniel Labbé

Marcha 3 de septiembre, Santiago. Foto Daniel Labbé

Sin embargo, las raíces de esta tradición son profundas y se conectan con el alma conservadora, política y empresarial de una élite chilena que está enfrentando este clamor por el fin del rodeo como si se tratara de una de sus más trascendentales “atajadas”.

EL EFECTO RECOLETA

Fue en junio pasado que Recoleta se convirtió en la primera comuna del país en eliminar el rodeo. A través de la ordenanza ambiental N°61 la municipalidad estableció en sus artículos 79 y 80 la prohibición de la práctica de cualquier actividad deportiva o recreativa en que se someta a animales a situaciones de violencia o estrés, incluyendo el rodeo, así como el uso de éstos en espectáculos de circos fijos o itinerantes.

Le siguió los pasos Ñuñoa, cuyo municipio decidió a mediados de agosto suspender la práctica del rodeo en las Fiestas Patrias de este año en el Estadio Nacional y comenzar la elaboración de una ordenanza para que esto sea permanente. Y recientemente, el pasado 8 de septiembre, el concejal de Santiago Alejandro Vega ingresó junto a la ONG Animal Libre un oficio en donde solicita al Concejo Municipal incorporar a la Ordenanza N° 106 Sobre Protección y Tenencia Responsable de Mascotas y Animales de Compañía “la prohibición del rodeo como actividad dentro de la comuna de Santiago”. “Es evidente el daño que se les provoca. El progreso social y cultural también conlleva reflexión sobre el respeto a los derechos e integridad de los animales”, señaló Vega.

Cinco días antes, convocados por Animal Libre, 10 mil personas habían marchado en Santiago, Iquique, La Serena, Valparaíso, Rancagua, Concepción, Temuco y Puerto Montt, entre otras ciudades, para exigir el fin del rodeo y denunciar a esta práctica como una “tortura”.

Impulsadas desde distintas trincheras políticas -o sin identificarse necesariamente con una, como ocurrió en la masiva manifestación del 3 de septiembre-, el motor de todas estas acciones es finalmente uno solo: Terminar con el maltrato animal en que -advierten sus detractores- se traduce el rodeo.

Marcha 3 de septiembre, Santiago. Foto: Daniel Labbé

Marcha 3 de septiembre, Santiago. Foto: Daniel Labbé

DE DEPORTE A MALTRATO

Sin embargo, desde la organización Derecho y Defensa Animal, de la Facultad de Derecho de la Universidad de Chile, explican que si bien las ordenanzas resultan positivas lo cierto es que para abolir definitivamente esta práctica en todo Chile es necesario modificar el artículo 16 de la Ley 20.380 de Protección de los Animales, la cual hoy deja fuera de su alcance “a aquellos que son utilizados en los mal llamados deportes, como el rodeo”, señala Gabriela Acosta. A partir de esto, agrega, esta práctica tiene que dejar de ser valorada como “deporte”, para comenzar a ser considerada como maltrato animal, según el artículo 291 bis del Código Penal.

A ello contribuirá el proyecto de ley ingresado al Congreso por esta agrupación el 3 de agosto pasado, que cambia el estatus jurídico de los animales de “bienes muebles semovientes” a “seres dotados de sensibilidad”. “A lo que apunta esta modificación es que se creen leyes que protejan directamente a los animales y dejen de ser considerados meros objetos susceptibles de apropiación, y en este caso específico fomenta la modificación a la Ley de Protección de los Animales para defender a los novillos e incluso a los caballos de esta práctica cruel”, apunta Acosta.

EL TESTIMONIO DE LOS EX CORRALEROS

Tras lo ocurrido en Recoleta y Ñuñoa, la Federación del Rodeo Chileno salió a defender esta práctica, intentando establecer como uno de sus principales argumentos el que dicho maltrato no existiría. La organización difundió una declaración pública en la que, entre otras cosas, plantea que las medidas tomadas en estas comunas “demuestran un desconocimiento absoluto de esta actividad”. El rodeo, dicen, “cuenta con distintos protocolos y reglamentos que buscan asegurar el bienestar animal”, agregando que junto con “ser parte de nuestra idiosincrasia, sólo promueve valores positivos y de integración social”.

Acto de alcaldes pro rodeo, 25 de agosto

Acto de alcaldes pro rodeo, 25 de agosto

Sin embargo, ya no solo desde las organizaciones animalistas les respondieron, sino que desde el mismo corazón del mundo corralero.

“La tortura comienza cuando el animal (novillo) sale del campo, con golpes eléctricos, o de picana, con palos, para montarlos al camión. Ahí van prácticamente sin poder moverse y de pie, sin agua y sin comida, durante varias horas; muchas veces se caen y son pisados por otros, y algunos incluso no son capaces de pararse y mueren. Luego de eso es bajado del camión y llevado a unas mangas, donde nuevamente es golpeado con palos y golpes eléctricos. Es apretado otra vez, sin poder moverse ni voltear, esperando salir a la medialuna. Ahí lo echan a correr y sale encandilado de un hueco oscuro y se encuentra de frente con una puerta con su hocico, cara, mandíbula, cachos, brazos, piernas, pisoteado dentro del apiñadero, expuesto a una ansiedad terrible. Le abren la puerta y sale arrancando por su vida. A esa altura ya va cansado, deshidratado, sin comida, golpeado, machucado, violentado, agotado, tratando con sus últimas fuerzas de salvarse, hasta que lo llevan a la zona de la ‘atajada’”.

El relato es de Gonzalo Guzmán Recart, un ex corralero que formó parte de ese mundo durante 23 años como integrante de una familia heredera de esa tradición, llegando a ser señalado en algún momento como uno de los jinetes con más proyección en Chile. Una realidad similar a la de la veterinaria Victoria Carvajal Vargas, quien también decidió dejar esta práctica tras haber sido parte de ella por alrededor de cinco años. “Vi maltrato hacia los animales y vi a la gente reírse de eso «, asegura. “He visto mayor sufrimiento en los novillos que ya han corrido que en el que va a correr por primera vez, porque es ingenuo, no sabe a lo que va. El que ya ha sido corrido dos, tres veces e incluso más, ya sabe que adentro va a sufrir, que le va a doler”, ejemplifica Carvajal.

Gonzalo Guzmán Recart. Foto: Animal Libre

Gonzalo Guzmán Recart. Foto: Animal Libre

LOS ALCALDES, AGUSTÍN EDWARDS Y LA UDI

¿Es posible acabar con la práctica del rodeo en Chile? Es lo que Victoria preferiría que ocurriera, aunque lo cree difícil. Y la razón, dice, son los lazos políticos de los huasos “federados”, los más poderosos. Los mismos que se evidenciaron, por ejemplo, en el acto del 25 de agosto pasado, en donde los alcaldes de Paine, Colina, Pirque, Lampa y Melipilla se reunieron “para defender y apoyar el ‘deporte nacional’”; o con el proyecto de ley presentado recientemente por la bancada UDI de la Cámara de Diputados para convertir al 10 de enero en el Día Nacional del Rodeo. “Forma parte de lo mejor de lo nuestro, en donde las tradiciones más chilenas son desplegadas sanamente”, apuntaron los parlamentarios en su iniciativa.

«Me acuerdo que en un rodeo, cuando (Sebastián) Piñera era Presidente, yo estaba en el palco y lo tenía sentado al lado y él se codeaba con los viejos de criaderos, que son todos gallos de negocios y para ellos todo esto es un negocio. Entonces, tú dices: que esto se acabe de la noche a la mañana, va a ser un poco difícil», advierte Victoria Carvajal.

Gonzalo Guzmán sostiene igualmente que la dificultad de terminar con esta “tradición” pasa porque “es un deporte de élite, capitalista”, explicando que, por ejemplo, un huaso para participar del rodeo de la más baja categoría necesita alrededor de 500 mil pesos. “No cualquiera lo puede practicar. Es un círculo de mucho poder, político, económico, empresarial. Entonces, cuando te vas a meter con una persona de dinero sabes lo que pasa: si no tienes dinero tienes muchas probabilidades de perder o ver pasados tus derechos, valores, por alto, porque reina el dinero”, reflexiona Guzmán, y añade algo más: “Los medios de comunicación, por ejemplo, son liderados por huasos”.

Uno de ellos es Agustín Edwards Eastman, dueño de El Mercurio, periódico que se ha esforzado en el último tiempo por defender esta práctica, asegurando que un 51% de los participantes de un sondeo realizado por ellos mismos no estaría por prohibir el rodeo.

Agustin Edwards rodeo

Sociales, diario El Mercurio

Edwards es el presidente honorario de la Federación de Criadores de Caballos Chilenos y propietario del criadero Santa Isabel. Su influencia es tal que en abril de 2014 la Federación de Rodeo Chileno le rindió un homenaje por su contribución a esta “tradición”. “Quiero reconocer a una persona que ha hecho tanto por el rodeo, que ha sido un gran aporte a lo que es el rodeo hoy día. Lleva muchos años con su criadero y participando en forma muy distinguida y destacada en el rodeo”, dijo entonces Cristián Moreno, líder de la Ferochi.

PLATA DE TODOS AL RODEO

Los detractores del rodeo sostienen que junto con el espacio que nuestra legislación otorga al maltrato animal en el rodeo, resulta grave que desde el Estado se le inyecten fondos a su desarrollo. Una investigación de la ONG Animal Libre, llevada a cabo a través de la Ley de Transparencia, dio cuenta que entre 2009 y 2014 le fueron traspasados 4 mil 88 millones de pesos desde municipalidades, gobernaciones y gobiernos regionales a nivel nacional, con aportes que iban desde auspicios y subvenciones, hasta la entrega de premios.

“Son dineros de nuestros bolsillos, de una sociedad que avanza en función del respeto por los animales y que si supiera que esta cantidad de platas públicas están destinándose al rodeo, lo cuestionaría”, señala Mauricio Serrano, fundador y coordinador internacional de Animal Libre.

Una postura compartida por Alejandra Quevedo, concejala e impulsora de la suspensión del rodeo en Ñuñoa. “Uno no puede estar a favor de que se gasten platas públicas en una actividad con la que la mayoría de las personas no está de acuerdo”, dice, recordando que hace exactamente un año, la Encuesta  Cadem arrojó que un 65% de los chilenos no se siente identificado con el llamado “deporte nacional”.

Foto: Animal Libre

Foto: Animal Libre

Para Quevedo esta nueva relación que se ha ido generando con los animales va de la mano con un cambio generacional y con los cuestionamientos cada vez más masivos a la presencia de éstos no solo en el rodeo, sino que también en circos y zoológicos. “El divertimento de los seres humanos no puede pasar por ver a un animal salvaje o a un animal que tiene todo el derecho a desarrollar su vida de la manera más completa posible, en jaulas, siendo maltratado por otros o mal alimentado”, apunta.

Gonzalo Guzmán, el ex corralero, adhiere y profundiza en esa reflexión: “En la medida en que seamos capaces de reconocer los derechos de los animales, respetarlos y cuidarlos, también vamos a ser capaces de hacerlo con el ser humano, con el hombre, con los otros. Si hacemos la paz con los animales, también la vamos a hacer con los seres humanos”, sostiene.

Por Daniel Labbé Yáñez

*Artículo publicado en la edición impresa n°193 de El Ciudadano


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