Esta última semana, dos países latinoamericanos avanzaron hacia la legalización del consumo y el autocultivo de cannabis. Claro está, siempre se especifica que es con propósitos medicinales y recreativos. Antes apenas cuatro países de la región habían dado pasos concretos en ese sentido.
El más reciente en hacerlo fue México. Este jueves, el Senado aprobó la legalización y despenalización de la marihuana para usos medicinal y recreativo. El proyecto que irá a promulgación se le conoce como Ley Federal para la Regulación del Cannabis.
Con 82 votos a favor, 18 en contra y siete abstenciones se aprobó el marco legislativo. Sun función es regular el cultivo, producción, distribución, venta y consumo de marihuana. Aunque, antes debe pasar por la Cámara de Diputados para su revisión y aprobación, el próximo 15 de diciembre.
Así se logró aprobar el cannabis en México
En marzo pasado, el Senado ya había rechazado una propuesta para la legalización de la marihuana. A raíz de ello, varios grupos comenzaron a trabajar y reescribir algunos artículos para la ley que fuera aprobada.
Ahora, el nuevo marco reforma y añade diversas disposiciones a la Ley General de Salud y al Código Penal Federal. Asimismo, permite la posesión de 28 gramos de marihuana a mayores de edad, y entre seis a ocho plantas por vivienda.
La ley está conformada por 64 artículos y 16 artículos transitorios. Su aprobación crea el Instituto Mexicano para la Regulación y Control del Cannabis, que estará descentralizado del Ministerio de Salud. Este ente será el encargado de expedir licencias para el cultivo, producción, distribución y venta de marihuana.
En su primer artículo se estipula que la ley busca «mejorar las condiciones de vida» de los ciudadanos, y «contribuir a la reducción de la incidencia delictiva vinculada al narcotráfico».
Esta norma es una promesa del presidente Andrés Manuel López Obrador, quien llegó al poder en 2018 defendiendo la legalización de la marihuana y otras drogas. Es parte de su «estrategia de lucha contra el crimen organizado y el narcotráfico».
El consumo de cannabis podrá darse en una vivienda, siempre y cuando no haya menores de edad presentes. Además, está prohibido en áreas de trabajo, ya sean públicas o privadas. En cuanto a la venta, se podrá realizar en establecimientos autorizados.
Por último, en referencia al uso medicinal, el recién aprobado marco legislativo se regirá por la Ley General de Salud. Las personas mayores de 18 podrán consumir, cultivar y cargar marihuana con un permiso expedido por este instituto.
Argentina procannabis
Argentina se convirtió recientemente en el quinto país en aprobar el acceso al cannabis con fines medicinales, bajo la opción del autocultivo.
Al respecto, el periodista Mariano Beldyk escribió un interesante artículo sobre el tema. Allí abordó cómo esos cinco países que integran este club han logrado avanzar sobre los beneficios medicinales de esta planta.
El artículo publicado en Perfil explica que, más allá de las trabas políticas que los gobiernos conservadores imponen a los proyectos que se mueven en esta dirección, diciembre podría ser un mes clave para reparar los estigmas creados contra la planta en la comunidad internacional.
Para ello, la ONU tiene en sus manos la posibilidad de definir el demorado retiro de este cultivo del listado más restrictivo de drogas. Claramente, ya se elminió una de las mayores trabas burocráticas para quienes no aceptan las propiedades terapéuticas de esta planta.
Tras el impulso de Uruguay, en 2013, buena parte de la región avanza en la despenalización y legalización del cannabis. En estos últimos años, surgieron modalidades dispares —licitaciones, provisión del Estado, autocultivo y clubes— y limitaciones —número permitido de plantas por persona o productos en farmacias o dispensarios, por caso–.
Colombia, Chile, Paraguay, Uruguay y ahora México, permiten el autocultivo, tal como lo hace la Argentina. Mientras, Ecuador, Perú y Puerto Rico avalaron el uso terapéutico pero no contemplan la posibilidad de las cosechas personales.
Para quienes militan por una mayor «liberalización», el dictamen aprobado en Argentina no es tan flexible como se presenta. Beldik explica que es cuestionado porque favorece a los grandes productores por sobre los cultivos domésticos.
Aun así, lo votaron como la mejor opción disponible en las instancias previas del Senado. Luego, la pandemia pausó la media sanción del pleno, prevista para el 30 de abril, y podría realizarse en diciembre.
Uruguay fue precursor
El caso de Uruguay es, sin dudas, el que representó un quiebre de paradigma para la región y el mundo. En 2013, aprobó el uso del cannabis con fines terapéuticos y recreativos, con la posibilidad del autocultivo.
Según la última actualización del Instituto de Regulación y Control del Cannabis, correspondiente al 20 de octubre de 2020, hay 42.614 inscriptos para la compra en las 14 farmacias autorizadas.
En tanto, al menos 9.106 personas se registraron para cultivar en sus casas. Asimismo, unos 4.939 lo hicieron como miembros de clubes de cultivo. Adempas, el Estado otorgó 19 licencias de este tipo a la par de otras 15 con fines industriales.
A nivel continental, Canadá es el otro ejemplo de un país que adoptó el uso recreativo en 2018, a imagen de Uruguay. Incluso, es el único miembro del G7 en permitirlo, tras concebir el fin terapéutico 17 años antes.
Hubo un boom mediático que auguraba inversiones millonarias para convertir a Canadá en un enorme campo cannábico. Hasta el rapero Snoop Dogg se mostró interesado en desembarcar con su conocida marca Leafs by Snoop. Al final, sí lo hizo, pero el dorado prometido nunca ocurrió.
Estados Unidos no se queda atrás en la vecindad. A la pregunta sobre legalizar o no el cannabis, Arizona, Nueva Jersey, Montana y Dakota del Sur dijeron “Sí” en sus respectivos referéndums. Estos se hicieron en paralelo con los recientes comicios, pero no tuvieron un final tan apretado como la elección presidencial.
De este modo, se sumaron a la capital del país, Washington, y otros once estados que ya permitían esa posibilidad. Esas entidades son Illinois, Vermont, California, Alaska, Colorado, Washington, Maine, Massachusetts, Michigan, Nevada y Oregón. «Los especialistas creen que Nueva York y Pensilvania podrían seguir la misma dirección», explica Belik.
Cannabis legal en otros continentes
Alemania, Dinamarca, Francia, Australia, Italia, Luxemburgo, Nueva Zelanda, Países Bajos, República Checa, Reino Unido, Sudáfrica, Tailandia y Sri Lanka son naciones con una mirada más liberal sobre el cannabis.
En muchos otros países subsisten trabas políticas y, donde no, burocráticas. Todas se relacionan con la clasificación de este cultivo a nivel internacional como parte de las drogas más peligrosas.
Por ejemplo, nueve países latinoamericanos no permiten el cannabis bajo ningún concepto, ni siquiera el medicinal. Se trata de Bolivia, Brasil –su principal mercado, según el reporte Cannabis in Latin America: The Regulations and Opportunities–, Cuba, Guatemala, Honduras, Nicaragua, El Salvador, Dominicana y Venezuela.
En estos países sigue siendo ilegal el cannabis. Incluso, en algunos hay iniciativas, campañas y proyectos de ley con grado diverso de maduración para modificar la prohibición. Panamá y Costa Rica son los que más se acercan a cambiar su concepción.
Actualmente, el cannabis figura en dos de las listas de estupefacientes acorde a la clasificación de las Naciones Unidas. En la I, donde se reconoce su poder terapéutico, y en la IV, donde están aquellas consideradas más restrictivas.
Por ejemplo, allí convive el cannabis con la heroína, causante de centenares de miles de muertes nada más en Estados Unidos. Esto se conoce como la «epidemia de opiáceos».
En marzo, y siguiendo una recomendación de la Organización Mundial de la Salud, a través de su Comité de Expertos en Drogodependencias, la ONU iba a eliminar el cannabis de la Lista IV.
Pero, al final la decisión, a cargo de la Comisión de Estupefacientes, se aplazó hasta el último mes de 2020. Los ojos del mundo procannabis ahora están puestos en diciembre.
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