Derrotados por la Corte de Apelaciones de Copiapó en un juicio que declaró improcedente la ocupación de un terreno de propiedad de una comunera diaguita en Juntas de Valeriano, Provincia del Huasco, los integrantes de la otrora secta de Pirque, liderada por la ex modelo argentina Paola Olcese, viven semanas decisivas que podrían alterar el futuro de la hermética comunidad, vista con sospecha por abuelos de menores sometidos a las directrices del misterioso “Señor” encarnado por la rubia trasandina.
Hacia ella apuntan los ojos del Servicio Nacional de Menores, actuando a raíz de una denuncia que interpuso el Instituto de Seguridad Ciudadana por presuntos maltratos a niños que habitan sus aposentos precordilleranos. Pero también están las miradas temerosas de los padres de Jocelyn Rivas, la bailarina que falleció en la comunidad a causa de una complicación post-parto en 2007, y de Francisca López, quien sufrió un trastorno mental cuando le impidieron relacionarse amorosamente con un afuerino.
En ésta, la segunda parte de una serie de reportajes sobre la ex secta de Pirque (véase “Los contactos políticos”, primera parte), El Ciudadano ahonda en el miedo razonable de estos familiares a que las tragedias ya descritas se vuelvan a repetir.
EL ENCIERRO
“Esa mujer vino a radicalizarlo todo”, cuenta Ana Fernández, mamá de Francisca y también ex seguidora de la comunidad.
Son los términos con los que se refiere a Paola Olcese, la mujer que hace aproximadamente 10 años copó las portadas de los medios con la muerte de Jocelyn, profesora de danza que fue envuelta en sábanas y enterrada sin seguir los protocolos de rigor en el fundo Las Palomas de Pirque, antiguo refugio del grupo.
La palabra “radicalización” fue repetida por más de un testigo en la investigación que dirigió la Fiscalía Local de Puente Alto para aclarar el fallecimiento de la ex estudiante de la Academia de Humanismo Cristiano.
Con Olcese a la cabeza, todo cambió. Según Rodrigo Meléndez y Roberto Stack hijo, desertores entrevistados por la PDI, el contacto con el mundo exterior empezó a ser cada vez más restringido en el círculo de adoración. La nueva forma de vida los obligaba a dejar la universidad y evitar los médicos y los partos hospitalarios.
“Había que pedir permiso para salir. Cuando la supuesta presencia (representada en Olcese) veía que te iba a pasar algo en el camino, decía que no debías ir”, explica la señora Ana, residente de Huasco Bajo.
Según ella, la extranjera cambiaba la voz para personificar a la supuesta deidad que imponía las reglas: “Presuntamente algunos seres toman posesión de su cuerpo y ahí es donde queda la escoba. Es súper extraño, ella tiene como unos ataques epilépticos. Empieza a temblar, a mover los brazos”.
Recuerda que en Lo Zárate – localidad que recibió a la secta cuando la justicia formalizó a sus líderes por omisión de socorro e inhumación ilegal en el caso de Jocelyn, pagando multas por ello – sufrió un complicado cuadro de amigdalitis. En cuanto presentó los síntomas, afirma, Paola se negó a llevarla a un centro asistencial.
“Cuestionándome que yo fuera a la posta rural, me trajo una agüita. Yo le dije que no, que tenía que pincharme con benzatina. Les pedí que por favor me prestaran un auto para que mis hijos me llevaran, porque yo no daba más.”
Larry, papá de Jocelyn Rivas, sostiene que su hija registró los cambios que la comunidad experimentaba en un diario. Mostró algunos párrafos a su abuela, pero ya sin vida, las pertenencias que guardaba en su habitación de San Juan de Pirque desaparecieron. Él dice que las quemaron.
“Ella escribía todo. La última vez que vino a Copiapó la noté rara, entonces me dijo que (la comunidad) había tenido un cambio que no esperaba. Estaban más encapsulados, más encerrados. Antes tenían libertad para viajar. Desde ahí notamos que recibía muchas llamadas. La última vez que vino fueron como unas 30 desde la comunidad. Era una presión constante”.
DURO INVIERNO
“Las reglas del juego quedaron claras desde un comienzo”, asegura el director del centro asistencial de Alto del Carmen, José Apey Rojas.
Aunque la comuna se muestra ‘respetuosa de la diversidad’, como indica un letrero a la entrada del recinto médico municipal visitado por El Ciudadano, para el facultativo hay normas que vale mantener cuando se trata de la salud de las personas, sobre todo en un sector que lidió con catástrofes tan delicadas como la que afectó al valle del Huasco en marzo de 2015.
Aquel mes, frente a una serie de derrumbes y aluviones, varias personas quedaron imposibilitadas de volver a sus hogares. La naturaleza también pilló desprevenida a Paola Olcese e Ismael Castillo, el primogénito de Francisco Castillo Echeverría, hijo de un ex alcalde de La Reina vinculado a la DC que trabajó como asesor de la ex primera dama Luisa Durán hasta el término del gobierno de Ricardo Lagos.
“Estas personas andaban en las compras de sus comestibles y llegaron aquí, donde estaba cortado y no había posibilidad de subir (a Juntas de Valeriano). Como se había establecido un puente aéreo, en uno de los viajes logramos embarcar a Paola para que tuviera un acercamiento hacia Conay. Ella obviamente llevó lo que pudo del alimento que traían de Vallenar, un paquete. Si aquí hicimos una excepción, fue pensando en que los niños ameritaban la situación”, explica Apey.
Cierto día, el profesional volvió a ver a Ismael: llegó pidiendo atenciones, pero con el ánimo de que los menores del grupo no aparecieran registrados en el sistema. “Le dije que no tenía ningún problema en satisfacer sus demandas, pero en la medida que se inscribieran en el CESFAM para acceder a horas, de acuerdo a nuestra disponibilidad.”, afirma.
“En algún momento hizo el comentario de que ellos eran 20 y llegaban 40 o algo más. Ahora andaban en torno a las 80 personas”.
LA MIGRACIÓN
Lo que se está dando en el valle del Huasco podría no ser muy distinto a lo que ocurrió en los ‘80 con la denominada “madre Cecilia”.
La quilpueína de túnicas blancas pronosticó el apocalipsis y empujó a centenares de personas a pernoctar en el medio de la nada esperando una salvación extraterrestre, muy similar a aquella de los “hermanos mayores” que la primera mujer del pintor Roberto Stack Henríquez, fundador de la comunidad de Paola Olcese, interpretó como el origen de los mensajes celestiales que presuntamente recibía, heredando su mesianismo a las consecutivas parejas del guía espiritual.
Como señala una publicación del diario El Día, la «madre Cecilia» llegó hasta el valle del Elqui y “fue reclutando a muchas personas que creyeron en sus profecías, las que apuntaban a que vendrían naves espaciales a rescatar a los justos de un desastre universal. Nada de eso aconteció y la esotérica mujer desapareció del valle para siempre”.
Aunque la Tercera Guerra Mundial no ha tocado a Olcese y compañía, la insistencia de permanecer internados en Juntas de Valeriano, donde según sus creencias, existiría un aura de protección, continúa en pie. Esto pese al resultado de la contienda judicial que enfrentó a Nicolás Carrión, pareja de la argentina, con la diaguita Ana del Tránsito Bordones por la posesión de un predio en el sector Los Pozos del villorio, próximo al Río Laguna Grande, que actualmente acoge a uno de los tres grupos que componen la colectividad que migró desde Lo Zárate.
De acuerdo a la demarcación del kilometraje presente del camino, el primer predio ocupado se ubica a la altura del kilómetro 64,3 de la Ruta C-495, junto a la ribera sur del Río Conay. Actualmente es subarrendado a ellos por los hermanos Pascual y Manuel Santander a cambio de 50 mil pesos mensuales y bajo el compromiso de cuidar el pasto que alimenta a sus animales.
Más adelante se encuentra el segundo asentamiento, ubicado aproximadamente en el kilómetro 65,7 de la misma senda. El Ciudadano ubicó a Gubier Cayo Aróstica, dueño del terreno. “Cosechan y después se van, no se vende nada”, aseguró. El intercambio de favores parece ser el denominador común de la relación que los seguidores de Olcese han gestado con los habitantes del poblado y éstos lo entienden como algo pasajero.
Con respecto a la mantención del tercer y último predio en manos de la comunidad, el abogado representante de Ana del Tránsito, Pedro Esquivel, es categórico. “El plazo que dio la Corte son cinco días para que abandonen la propiedad bajo apercibimiento de que pueden ser ‘lanzados’ con la fuerza pública”, sostuvo a este medio.
Dado el tiempo transcurrido, Carabineros podría llegar a desalojar las dependencias en cualquier momento.
DESNUTRIDOS
Junto a la batahola legal, Olcese enfrenta las críticas de familiares de miembros del culto disconformes con la opción espiritual de sus parientes, máxime cuando se trata de infantes que no tienen voz ni voto.
Prohibición de acceder a juguetes, bebés al cuidado de preadolescentes y otros de más edad obligados a cocinar y manipular grandes teteras de agua caliente, desnutrición de niños por una dieta escasa en proteínas, falta de aseo, inexistencia de baños y descuidada exposición a la vinchuca silvestre son algunas observaciones que este medio recogió en conversación con hermanos, padres y abuelos.
Lo ideal sería que un equipo multidisciplinario de Sename u otro organismo se haga presente a fin de realizar exámenes médicos y psicológicos completos a los menores de la comunidad, planteó uno de ellos.
Intentamos obtener información de estas denuncias en la conversación que mantuvimos con José Apey, encargado del Departamento de Salud municipal de Alto de Carmen. Fue imposible no hablar de lo ocurrido en 2012 cuando una choza de rápida combustión fue consumida por el fuego con dos menores adentro. Ambos eran hijos de Paola Olcese.
“Nosotros supimos del incendio, pero no de los niños. Tomamos conocimiento a través de la prensa cuando se supo. Ellos pasaron directo de Valeriano al Hospital de Vallenar”, dijo el director de salud.
Este incidente generó la apertura de una causa en la Fiscalía Local de Vallenar, instruida por el fiscal adjunto Roberto Robledo.
“En la investigación nos preocupaba determinar dos cosas: si el incendio era ocasionado intencionalmente o si fue un caso fortuito. De acuerdo con Carabineros, esto se produjo porque se dio vuelta una vela, ya que el sitio no está destinado para energía eléctrica y la iluminación allá se realiza de esta manera. Como no hubo lesiones causadas con dolo o intención, nosotros archivamos la investigación, ya que no tenemos antecedentes para formalizar ni a los papás ni a terceros.
-¿Cuánto tiempo pasó entre el incendio y la concurrencia de los menores al Hospital de Vallenar?
-El incendio se produce en la madrugada. Ellos bajan a las 10 de la mañana, pero la atención me parece que fue como a las 14 o 15 horas. No los llevaron inmediatamente al Hospital, creo que pensando que las quemaduras no eran del todo graves, porque ellos mismos trataron de contener el dolor. Los sumergieron en el agua.
-¿Contuvieron el dolor sumergiéndolos en el agua?
-Claro. Lo primero que ellos hicieron es meterlos al agua del río para aliviar un poco las quemaduras. Después bajaron y ahí se inicia todo el procedimiento de Carabineros.
-¿No se podría imputar negligencia de los padres al no concurrir de forma inmediata al Hospital?
-Es que ese es otro punto. Si están en una zona aislada que cuesta que bajen al Hospital, que están lejos de centros médicos, obviamente, de centros de educación, y no tienen mucha infraestructura para tener a menores de dos o cuatro años en zonas demasiado aisladas, como es Juntas de Valeriano, corresponde a un juez de familia pronunciarse si hay negligencia o descuido en el cuidado de los menores.
-¿Usted solicitó antecedentes de la causa por la que se hizo famosa esta comunidad en la Región Metropolitana?
-Sí, teníamos ese antecedente, pero dentro de la investigación nuestra actuamos con objetividad, o sea, ellos estuvieron formalizados en su momento por un homicidio por omisión e inhumación ilegal, pero también circuló el rumor – y yo lo leí en distintos medios – de que los niños habían sido quemados intencionalmente, obedeciendo a una suerte de ritual, pero eso no fue así. Eso quedó descartado absolutamente.
-En esa causa anterior, un peritaje del SML indicó que Paola Olcese no podía ser imputada, ya que padecía de “delirio místico mesiánico”.
-Eso se determinó en una investigación de hace varios años, pero no necesariamente va a vincular esa inimputabilidad con otras causas que puedan surgir. Si nosotros tenemos conocimiento de algún ilícito y decidimos eventualmente formalizarla, ese informe no nos obliga. Nosotros podemos encargar, con otros peritos, un nuevo informe, y determinar si se confirma o se mantiene, si necesita un tratamiento psiquiátrico o está en pleno ejercicio de sus facultades.
-¿No es un tope para perseguir otros delitos que eventualmente la involucren?
-No es ningún tope. No es que con eso a ella se le exima para siempre de responsabilidad penal. Eso es imposible.