Pese a que ni los vecinos ni las estadísticas de delitos lo señalan, la semana pasada El Mercurio convirtió al paseo Bulnes en un peligroso espacio de la ciudad. Basura acumulada y uno que otro asalto fueron atribuidos a vagabundos, los que prontamente fueron expulsados.
La semana pasada a los lectores de El Mercurio se les volvió a intimidar respecto al uso de los pocos espacios públicos que van quedando en la ciudad. Una crónica hablaba del reclamo de vecinos del paseo Bulnes por la suciedad e inseguridad del sector. La bajada de título de la nota rezaba: “Habitantes afirman que era seguro hasta que removieron en Altar de la Patria”. La nota, firmada por Nadia Cabello Farías, tenía un enemigo a señalar: los vagabundos que desde hace un tiempo deambulan en dicho paseo y el Parque Almagro, quienes duermen a veces en el Stonenhge criollo.
La nota, recurriendo a añejas técnicas periodísticas de criminalización, relaciona a los vagabundos con la delincuencia y falta de aseo del sector. ¿Acaso el aseo no es tema de responsabilidad municipal? ¿Quién es más responsable: el alcalde Zalaquet o los vagabundos que los basureros estén llenos o que la basura dejada durante la tarde por las oficinas se acumule en las esquinas?
Más grotesca resulta la relación entre los vagabundos y la delincuencia. La periodista mercurial llega a decir que desde que fue retirado el Altar de la Patria, erigido por Pinochet quien mantuvo la famosa ‘Llama de la libertad’, “residentes y trabajadores del barrio temen por su seguridad, porque, afirman, llegaron indigentes que en vez de pedir dinero asaltan a los transeúntes”.
Una noticia aparecida en un diario terminó por cerrar una relación azarosa entre vagabundos y delincuencia, además de contribuir a una sostenida campaña de los medios de prensa chilenos, sean diarios o televisión, sobre la peligrosidad de los espacios públicos abiertos y de libre circulación.
A juicio de Pedro Santander, periodista y Doctor en Lingüística, “a menudo estas construcciones y representaciones son hechas en forma automática en cuanto al modo en que se incorporan a la agenda por parte de periodistas de ciertos medios como El Mercurio. Estamos ante un típica, automática y falsa asociación de pobreza con delincuencia. En ese sentido, lo que periodistas de dichos medios hacen es reproducir a críticamente asociaciones y puntos de vistas hegemónicos pese a que asociar a vagabundos con asaltos es simplemente falso”.
LOS EFECTOS
Funcionario municipal retirando pertenencias de los vagabundos
Extraño resultó tal información para los cientos de personas que a diario transitan, viven o trabajan en dicho paseo. Pero lo cierto es que la noticia del diario de Agustín Edwards tuvo sus efectos: al otro día motoristas de carabineros, mandatados por la Municipalidad de Santiago, echaban a los vagabundos del sector.
Más tarde camiones municipales fueron a recoger las míseras pertenencias de los vagabundos. Colchones, veladores, un televisor, ponchos, frazadas, tazas, parcas, jabones, cucharas, detergente, marmitas y platos fueron echados a la basura. Un sitio eriazo en donde los vagabundos dejaban sus escasas pertenencias fue arrasado por los funcionarios municipales. No quedó nada.
Claro que una visita del sector da cuenta de otra percepción, una más lejana al diario de derecha y más condescendiente con otros seres humanos. El Ciudadano conversó con algunos vecinos y quienes trabajan allí, para quienes la noticia les causó extrañeza.
Osvaldo Silva, quien trabaja en el sector hace 1 año, considera que “de día este espacio es muy tranquilo. A lo más ves un curado que te pide plata”. Felipe Reyes, garzón de la fuente de soda Patagón, ubicada en el paseo comenta que “desde que trabajo acá he encontrado el barrio tranquilo. Hay vagabundos, pero aparte de pedir plata, no molestan. Nunca he sabido de alguno de ellos que haya asaltado a alguien”.
Nora Osorio, quien trabaja en el paseo hace 2 años, cuenta que respecto de la seguridad es tranquilo acá. El tema más complejo son los indigentes. A mí en particular no me molesta que vivan en la calle y como sociedad no podemos reclamar por eso. Si no les aporto, tampoco puedo criticarlos”.
Cecilia Donaire, quien lleva 10 años trabajando en el sector, comenta que “los indigentes no son un problema para nosotros, si bien es un tema social. Quizás para muchos sea una mala imagen que en la noche en el parque Almagro armen una pequeña fogata, pero si tienen frío ¿qué les voy a hacer?”
Respecto al artículo aparecido en El Mercurio, que señala que el paseo era seguro hasta que removieron el Altar de la Patria, Donaire lo considera “el comentario más absurdo que he escuchado, como si cuando estaba esa mole de cemento hubiese sido una valla, si la gente igual ocupaba el paseo”.
Margot Nogueira, dueña de la Fuente Italiana y que aparece mencionada en la noticia aparecida en El Mercurio, señala que le molestan los vagabundos que les piden plata a los clientes que tiene, “pero los asaltos no son hechos por ellos. Hay clientes a los que de la mesa les han robado sus cosas, pero eso se debe a la falta de presencia policial en el paseo”. Respecto a la noticia aparecida en El Mercurio señala que “está mal hecha porque confunden las cosas y achacan a los vagabundos la delincuencia”.
Felipe y Denisse, funcionarios del INE, ubicado frente al límite del Paseo Bulnes con el Parque Almagro, señalan que “en el día este lugar es muy tranquilo. El tiempo que llevamos trabajando aquí no hemos visto ningún asalto y ningún compañero de trabajo ha comentado de alguno. Los vagabundos son tranquilos por lo menos con nosotros, no nos molestan. A lo más nos piden plata en alguna ocasión”.
LAS ESTADÍSTICAS
El Ciudadano consultó acerca de los reales índices de criminalidad del sector y, según los datos proporcionados por Carabineros, de los 29.329 delitos de mayor connotación social (homicidios, hurtos, lesiones, robos con fuerza o violencia y violaciones) ocurridos en Santiago centro, durante el 2008, sólo 53 se reportaron en el Paseo Bulnes. O sea, de todos aquellos delitos cometidos en el centro, en el paseo Bulnes se registra un 0,18 por ciento.
DMCS Ocurridos en la Comuna de Santiago Centro
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* Fuente: Centro de Estudios de la Dirección de Planificación y Desarrollo de Carabineros de Chile
BASURA ACUMULADA
La queja principal de los vecinos es la basura acumulada en las esquinas. Ya sea en las esquinas de Miguel de Olivares, Tarapacá o Eleuterio Ramírez, a eso de las siete de la tarde se acumula gran cantidad de deshechos dejados por los vecinos y las oficinas del sector.
Silvio Pérez, quien tiene un kiosco en el paseo Bulnes, acusa que el basurero contiguo a su local se llena a media tarde y la basura se empieza a acumular alrededor”. También destaca que hay delincuencia, “pero es como en todas partes. Si tipos con corbata a veces los sorprendo robándome los diarios o los dulces que vendo”.
Francisco Amigo, residente de uno de los edificios del paseo, llama la atención sobre la basura acumulada bajo los asientos frente al Servicio de Salud Metropolitano del Ambiente, además de contar que “acá no hay recolectores de basura, si no hay donde botarla y por eso se termina acumulando en la calle. Además que las oficinas botan su basura en la tarde y el camión pasa a eso de las 10 de la noche”. Pero Amigo no es amigo de los estudiantes que se juntan a tomar cerveza en el parque Almagro. Ellos si que le molestan.
LA CIUDAD COMO REPRESENTACIÓN
Estas noticias y sus efectos dan cuenta de la precaria discusión sobre lo público y el poder que tiene un solo medio, luego de construir una representación de un sector de la ciudad determinado, para generar acciones de los poderes. La representación de la ciudad y la gestión de los espacios termina siendo modelada según la voluntad del periódico más conservador de Chile.
Para Santander es un problema esto “de los engaños a los que los lectores de esos medios están constantemente expuestos, medios que, a su vez, suelen ser la mayor fuente de información del acontecer nacional para esos mismos lectores. Y claro, qué tipo de ‘análisis social’ se puede hacer con informaciones que a menudo falsean la realidad en función de lo intereses de la clase dominante”.
A juicio del arquitecto y sociólogo, Daniel Jadue, lo que allí pasa es producto de “una ciudad segregada y dicotómica en la que hay barrios especializados por clases sociales, los que terminan por consolidarse de acuerdo al poder adquisitivo de sus miembros”.
Añade que “tal situación provoca obviamente que los vagabundos y pobres acudan a los barrios más consolidados. Si el único lugar donde estos no molestan es en su casa escondidos”.
Hoy el paseo Bulnes volvió a ser el inmaculado espacio soñado por sus arquitectos hace más de 50 años, quienes lo construyeron en función de ser la proyección del Estado y sitio de encuentro de las masas. Hoy no hay masas que se interesen por estar allí, claro que la basura en las tardes sigue igual, tampoco hay vagabundos, quienes están rearmando sus casas en alguna tranquila esquina de la ciudad.
Mauricio Becerra R.
El Ciudadano