La violencia ha tomado por asalto a la sociedad estadounidense. Estados Unidos presenta -este 2019- cifras alarmantes con respecto a la violencia armada y el uso de armas de fuego. Más de 10.000 asesinatos y 20.000 heridos en un total de 37.953 incidentes con disparos son el saldo de los primeros ocho meses del año.
Un estudio realizado por Gun Violence Archive (GVA), una corporación sin fines de lucro formada en 2013 para proporcionar acceso público gratuito en línea e información precisa sobre la violencia relacionada con el uso de armas de fuego en Estados Unidos, resalta que desde el 1 de enero hasta el 3 de septiembre han sido asesinadas 10.017 personas por la violencia armada.
De acuerdo con la información recopilada y verificada, con base en 6.500 fuentes diarias que registran la violencia armada e incidentes delictivos, los hechos acontecidos este año dibujan en el mapa estadounidense una gran pantalla de puntos rojos hechos con armas de fuego que inundan la geografía norteamericana y afectan a las 327,2 millones de personas que habitan en ese país.
En los 37.953 casos registrados hasta el momento de este despacho, 10.017 han terminado en muerte, 20.052 en heridos y lesionados y una cifra no menos importante es que 2.545 niños y adolescentes han sido víctimas de las armas.
El estudio de la GVA no determina cuántos niños y adolescentes han resultado muertos pero si engloba la cantidad de afectados por tiroteos.
En el caso de los niños en edades comprendidas desde meses de nacido hasta los 11 años de edad, han resultado afectados 464; mientras que en el caso de adolescentes de 12 a 17 años han sido víctimas un total de 2.081.
Tales datos -sin duda alarmantes- son producto de una irracional política estadounidense que es proclive y favorece ampliamente la tenencia de armas de fuego por parte de civiles, donde cualquier ciudadano sin mayores restricciones puede comprar -como si se tratara de alimentos en un supermercado- armas de alto calibre para uso personal.
De hecho, el propio Donald Trump ha manifestado estar a favor de que los ciudadanos estén armados y las utilicen para defender su territorio de los migrantes extranjeros que -según él- llegan al país para aprovecharse y a llenar de vicios a la sociedad, un discurso que se ha traducido en odio, racismo y supremacismo blanco en suelo estadounidense; y que incluso tiene réplicas en otras naciones como el Brasil de Jair Bolsonaro.
Casi 300 casos de tiroteos masivos este año
Esta política violenta, alentada por la administración Trump, ha tenido repercusión en el incremento de los tiroteos masivos y masacres perpetradas por estadounidenses contra grupos de personas en las calles.
El recuento de la GVA detalla que hasta la fecha, sólo en 2019 se han registrado un total de 287 tiroteos masivos, que han causado conmoción en la sociedad estadounidense, al punto de provocar un miedo generalizado de salir y estar en lugares de esparcimiento público, por una de las sensaciones de inseguridad más altas del planeta.
Varias han sido las matanzas perpetradas por individuos altamente armados en distintas ciudades este año. Las víctimas están cerca al millón de personas y las víctimas mortales en estos sucesos sobrepasan las 250 personas.
En tan solo una semana, al menos 30 personas fueron asesinadas y más de 65 resultaron heridas en tres tiroteos ocurridos en diversos puntos de Estados Unidos: Gilroy, El Paso y Dayton.
Pero a pesar de estos continuados casos de violencia armada, las leyes de tenencia de armas en Estados Unidos no son cambiadas.
Otra arista de este tipo de violencia también permea el accionar policial, pues en muchos casos los efectivos terminan siendo víctimas y en otros victimarios por abuso de autoridad.
En lo que va de 2019, un total de 208 policías han sido asesinados en hechos delictivos; pero cuando se trata de los civiles asesinados por policías la cifra aumenta sustancialmente a 1.350 asesinados por armas de funcionarios.
Otras cifras a resaltar son los hechos relacionados a «disparos involuntarios» con 1.109 casos; el «uso defensivo» de armas con 1.026 casos y los de «invasión al hogar» con 1.185 casos, más de 3.000 casos que suman a disparos de armas de fuego con personas asesinadas y/o heridas.
El estudio de la GVA agrega que en estos datos no son incluidos los más de 22.000 casos de suicidios que en promedio anual se registran en la nación norteamericana.
Algunos casos de tiroteos masivos en Estados Unidos durante 2019
- 5 de enero: tres personas fueron asesinadas y otras cuatro heridas en un tiroteo ocurrido en un local de bolos de la localidad de Torrance, en Los Ángeles.
- 24 de enero: un hombre armado mató a cinco personas en un banco de la localidad de Sebring, en el centro de Florida. El tirador, Zephen Xaber, 21 años y residente en la zona, fue detenido después de rendirse.
- 16 de febrero: Cinco personas murieron por disparos en una fábrica de Aurora, un suburbio a las afueras de Chicago. En el incidente cinco policías resultaron heridos.
- 28 de abril: Un hombre blanco de 19 años entró en una sinagoga de San Diego, California, y disparó contra los asistentes a la celebración del último día de la Pascua Judía. Una mujer de 60 años murió y otras tres personas resultaron heridas. El sospechoso, que actuó solo, según la policía, fue identificado como John T. Earnest, vecino de la zona y cuyo rastro en redes sociales indicó cierta fascinación por los tiroteos contra mezquitas en Nueva Zelanda.
- 1 de mayo: Un tiroteo dejó al menos dos muertos en la Universidad de Carolina del Norte. El sospechoso de los disparos provocó también cuatro heridos y quedó bajo custodia policial.
- 8 de mayo: Un estudiante de 18 años murió y siete resultaron heridos en un tiroteo en un colegio de las afueras de Denver, Colorado. El suceso se produjo en un colegio de Highlands Ranch, a unos 40 kilómetros al sur de Denver.
- 1 de junio: 12 personas murieron en un tiroteo en Virginia Beach, localidad costera situada en el sureste del Estado de Virginia (EE UU). El tirador estaba armado con una pistola calibre 45. El ataque se produjo en un complejo de edificios municipales, donde trabajaba el pistolero. Este sembró el pánico entre sus compañeros, disparando indiscriminadamente en tres plantas del edificio. Después se enfrentó a tiros con cuatro agentes policiales y terminó muerto.
- 29 de julio: Tres personas murieron y una docena quedaron heridas en un tiroteo ocurrido en un festival gastronómico que se celebraba en una localidad al norte de California, Gilroy. Entre las víctimas, había un niño de seis años. La policía mató a tiros al supuesto agresor, que fue identificado como Santino William Legan, de 19 años.
- 4 de agosto: 22 muertos -incluidos niños- y 26 heridos dejó un tiroteo en un Walmart de El Paso, Texas. El hecho ocurrióp cuando un joven blanco de 21 años entró en la tienda, cerca de la frontera de Estados Unidos con México, y comenzó a disparar contra la gente que estaba allí. Decenas de familias y otras personas que habían acudido a comprar materiales para el nuevo curso escolar. Según las autoridades este fue el peor incidente con armas de fuego que se registra desde noviembre de 2017 en EE.UU. El autor del hecho fue identificado como Patrick Crusius.
- 5 de agosto: A menos de 13 horas del tiroteo en El Paso, otro supremacista blanco ejecutó un tiroteo masivo en una zona de bares de la ciudad de Dayton, Ohio. El hecho dejó a 10 personas muertas y otras 26 heridas. La policía identificó el atacante como Connor Betts, de 24 años, de Bellbrook, Ohio.
Agosto sangriento en Estados Unidos por discurso supremacista de Trump
Agosto fue sin duda el mes más sangriento en lo que va de 2019. Dos tiroteos masivos ejecutados en menos de 13 horas dejaron un saldo de 32 muertos y más de 50 heridos. Fue un fin de semana -sábado y domingo- que enlutó a casi un centenar de familias estadounidenses.
Dos jóvenes, uno de 21 años y otro de 24, quienes se autoproclaman supremacistas blancos atendiendo al discurso del presidente Trump, dispararon a mansalva contra decenas de personas inocentes. Los hechos ocurrieron a 1.574 kilómetros de distancia, pero la similitud entre ambos casos es digno de estudio para entender lo que ocurre en la sociedad estadounidense y los altos niveles de violencia que registra.
El tiroteo de El Paso fue considerado como el octavo más mortal en la historia moderna del país. El incidente más mortal de este tipo en EE. UU. fue el que ocurrió en 2017 en un concierto de música en Las Vegas, Nevada, donde fallecieron 58 personas.
Sin embargo, este tipo de incidentes no es nuevo en el país, pues desde hace años se vienen contando historias parecidas. Pero, en la actualidad política estadounidense sucede algo más que impulsa a los supremacistas blancos a tomar las armas y atentar contra la vida de migrantes o hijos de inmigrantes: el discurso xenófobo del presidente Trump.
Tras los hechos, Trump no titubeó en mandar un mensaje al Congreso para que aprueben una ley antiinmigrantes que permita “la verificación de antecedentes” que quizá podría «unirse a una reforma migratoria que se necesita desesperadamente».
«Debemos sacar algo bueno de estos dos trágicos eventos», dijo Trump.
De acuerdo con analistas, los dos tiroteos del 4 y 5 de agosto obedecen a actos políticos calculados, que se producen en respuesta a la retórica nacionalista blanca que se ha vuelto cada vez más prominente en la era Trump.
Ambos casos hacen recordar al tiroteo en la sinagoga de Pittsburgh en octubre de 2018, que provocó discusiones sobre el aumento del antisemitismo, o la violencia de 2017 en Charlottesville, que sirvió como una muestra discordante de la fuerza del moderno movimiento supremacista blanco.
«Mi objetivo era matar tantos mexicanos como fuera posible», dijo Patrick Crusius tras perpetrar el acto terrorista en El Paso, lugar al que llegó luego de viajar por nueve horas desde el norte de Texas, para seguidamente disparar en una zona comercial frecuentada por latinos.
El caso prende las alarmas por el surgimiento de un movimiento xenófobo -al estilo Ku Klux Klan- que puede convertirse en una amenaza interna de terrorismo generada por nacionalistas blancos militantes armados.
Al respecto, el senador Ted Cruz, de Texas, quien se postuló como aspirante republicano a la presidencia contra Trump en 2016, denunció el «fanatismo antihispánico» del atacante y calificó la violencia como un «acto atroz de terrorismo y supremacía blanca».
Por su parte, el Comisionado de Tierras de Texas, George P. Bush, hijo del precandidato presidencial republicano de 2016 Jeb Bush, emitió un comunicado diciendo que los «terroristas blancos» son una «amenaza real y actual».
De igual forma, los demócratas señalan a Donald Trump y otros republicanos por promover discursos racistas y xenófobos que han inspirado a nacionalistas blancos a matar. De hecho, el propio Trump califica repetidamente a los inmigrantes indocumentados como «una invasión” que debe ser eliminada.
En un acto público en Florida, realizado en mayo pasado, un simpatizante de Trump gritó «¡Dispárales!» cuando el presidente se preguntó cómo podrían detener la inmigración indocumentada. Trump respondió al comentario con una broma.