Durante el estallido social, se reveló a través de diversas causas judiciales que Carabineros de Chile, infiltró a sus funcionarios en las manifestaciones o convocatorias masivas, con el objetivo de grabar manifestantes, seguirlos, arrestarlos y posteriormente encarcelarlos -denominados “Intramarchas”-. Para abogados de DDHH esto responde a un actuar de un agente encubierto, quienes según el artículo 226 bis del Código Procesal Penal, debían operar con la autorización de un juez de Garantía o las instrucciones de un fiscal. Pero, aquello no fue así. Incluso, estos procedimientos policiales son acciones de inteligencia policial.
Sin embargo, esta no es la primera vez que existe la presencia de agentes encubiertos en el país, como fue el caso de Fuermine-5; un agente encubierto que operó durante el Golpe de Estado y sus días posteriores.
Según los cables de la agencia de inteligencia estadounidense desclasificados en Estados Unidos -y a los que Peter Kornbluh tuvo acceso, publicándose en Ciper-, cinco importantes figuras chilenas actuaron como agentes de la CIA durante septiembre de 1973, quienes para no ser identificados utilizaban estos nombres en forma de código: FUBRIG-1”, “FUBRIG-2”, “FUBARGAIN-1”, “FUPOCKET-1”, y “FUERMINE-5”.
Incluso, dos de ellos eran directivos de El Mercurio, otro pertenecía a los mandos militares, el cuarto era un reconocido dirigente de la Democracia Cristiana y el quinto pertenecía a la política chilena. Todos ellos tenían algo en común: apoyaban a la CIA desde la clandestinidad.
Sin embargo, y en conversación con este medio, el historiador Pablo Seguel cree que es importante diferenciar a los agentes encubiertos de los informantes, puesto que, un agente informante es una persona que tiene vinculación con un servicio de inteligencia y entrega de información; esa entrega de información puede ser voluntaria o puede ser a cambio de algún tipo de información o de pago, pero el vínculo es más bien instrumental en el caso de un agente informante.
-A diferencia de un agente encubierto, es que es un agente del propio servicio que se inserta de manera encubierta y clandestina en alguna organización o partido para recabar información de manera propia. Entonces la gran diferencia es que desde el punto de vista de los analistas de inteligencia, la información que proveen los agentes informantes es de menor valor que la información que proveen los agentes encubiertos. Además, también desde el punto de vista operativo, los agentes informantes sólo entregan información, y los agentes encubiertos realizan operaciones de sabotaje, encubierta, desestabilización. Entonces tienen un alcance que es distinto-, explica Seguel.
Según los antecedentes publicados en el libro de Pablo Seguel, “Soldados de la represión”, en el caso de Fuermine-5, es un agente encubierto de la CIA, que pertenecía a las filas de la Democracia Cristiana, quien hizo las gestiones para obtener el financiamiento para el viaje de una comitiva de ex parlamentarios por Europa, con el objetivo de difundir la visión de la DC respecto al golpe de Estado, sus causas y sus responsables. Planes y procedimientos que el agente “Fuermine-5” reveló en un cable de inteligencia de la estación de Santiago de la CIA, tras las revelaciones que “hizo el periodista Seymour Hersh para el New York Times en septiembre de 1974, respecto del financiamiento de la CIA a civiles y partidos políticos para provocar el golpe de Estado” -se lee en la investigación de Seguel-.
A través de este cable, el agente de la CIA se refirió al viaje que realizaron los ex parlamentarios Juan de Dios Carmona, Pedro Jesús Rodríguez, Juan Hamilton y Enrique Krauss por una serie de países de Europa para publicitar la versión del PDC sobre el Golpe de Estado, y la necesidad del Golpe. Es importante precisar que la gira internacional fue financiada por la agencia de inteligencia estadounidense.
“FUBRIG-2 recibió las noticias con calma, pero estaba muy preocupado por las implicaciones y efectos de las revelaciones. Expresó la opinión de que el sistema en Washington debería cambiar previamente para evitar tales filtraciones. Estaba aliviado de que El Mercurio no se mencionara por nombre, pero éramos escépticos de que no sería fácilmente identificado en cualquier comentario posterior. FUBR1G-1 pensó que era bastante posible que la Junta se preguntara si Estados Unidos todavía no está de alguna manera apoyando al PDC, lo cual, por supuesto, la Junta encontraría inaceptable”, se lee en los cables de inteligencia estadounidense a los que este medio tuvo acceso.
Además, en estos cables también se reveló el presupuesto del viaje a Europa de la Democracia Cristiana: “Fuermine-5 se tomó con calma las noticias sobre la revelación de $9.000 para el viaje de líderes del PDC. Aunque sacudió la cabeza por la filtración de tales asuntos, cree que la revelación, a menos que se haga mucho más específica mediante investigaciones posteriores y publicidad, no le causará un problema”.
Respecto al agente encubierto Fuermine-5, Seguel asegura que según la presunción que tiene el investigador Peter Kornbluh, es que dentro de la DC hay un agente encubierto que activamente trabajaba para la central, recabando información y organizando actividades; presunción que hay que probar. Pero, lo que Seguel y Kornbluh tienen claro, es que este agente Fuermine-5, está dentro del grupo de los tres diputados y senadores de la DC que fueron en la gira al exterior.
-Este «Grupo de la Verdad», como se autodenominaron, va a la Junta Militar a reportar el estado a las gestiones, e informando que se está organizando una resistencia diplomática en Roma-, dice Seguel.
Tal como lo explica Pablo Seguel, este grupo de ex parlamentarios se reunió con la Junta Militar, entregando un reporte completo de sus gestiones, quedando registrado en las Actas Secretas de la Junta de Gobierno.
“Se recibe en audiencia a los exparlamentarios señores Juan de Dios Carmona, Juan Hamilton y Enrique Krauss, quienes dan una información general de la impresión que han podido recoger en su visita a Europa en relación con los últimos acontecimientos ocurridos en el país. A su juicio, Roma es el centro de la propaganda mundial en contra de Chile y donde se estarían reuniendo los ex embajadores que no regresarían al país, estimando que la situación con Italia no podrá arreglarse antes de 4 o 5 meses, lo cual puede repercutir en alto grado en los embarques y desembarques de productos de Chile, muy en especial en lo referente al cobre. En síntesis, consideran que esta intensa campaña en contra de Chile será mantenida a toda costa a fin de transformar nuestra situación como un Vietnam publicitario”, detalla el Acta número 29, del 6 de noviembre de 1973.
El Ciudadano conversó con diversas fuentes relacionadas al caso -a las que se les resguardó sus identidades para este artículo-, quienes sostuvieron que Fuermine-5 pudo ser Juan de Dios Carmona, Juan Hamilton o Enrique Krauss.
A pesar, de que todas estas fuentes en unanimidad sostuvieron quien pudo ser exactamente Fuermine-5, solicitaron no mencionarlo en este reportaje por temor a represalias. 50 años después…