El cabecilla del cartel de Sinaloa, Joaquín Guzmán Loera, alias «El Chapo», uno de los mayores narcotraficantes del planeta, logró huir ayer de un penal de máxima seguridad en México por un túnel de 1.500 metros.
El año pasado, Guzmán había sido capturado en un impresionante operativo conducido por la Secretaría de Gobernación, la Marina, la Procuraduría General de la República y la Policía Federal de ese país, lo que supuso un vuelco a la protección que la inteligencia estadounidense le había brindado durante años.
En agosto de 2011, otro narco, Jesús Zambada Niebla, acusó al gobierno norteamericano de permitir que el cartel de Sinaloa “continuara ingresando toneladas de drogas ilícitas a Chicago y al resto de Estados Unidos”, haciendo mención a un acuerdo inmunidad que George W. Bush había realizado con los líderes de la organización delictual.
En ese contexto, el cartel proveería información de organizaciones mexicanas rivales a EEUU, a cambio de que se terminara de perseguir a líderes del cartel como Estorbellin Loya y el «Chapo» Guzmán.
En noviembre de 2012, cerca de un año más tarde que dicha declaración saliera a la luz, una investigación periodística de Contralínea reveló que la policía fronteriza de Estados Unidos había entregado fusiles AK-47 a un grupo de sicarios al mando de Guzmán, en el marco de la ‘Operación Rápido y Furioso’.
Según el periodista Daniel Hopsicker, la relación entre «El Chapo» y la CIA se remontaría a 2007, cuando un avión, el jet Gulfstream II, patente N987SA, se estrelló con cuatro toneladas de cocaína a bordo cerca de Mérida, en el estado de Yucatán. Previamente la aeronave, a nombre de una compañía de fachada bajo el nombre de Donna Blue Aircraft, en Florida, había sido empleada en vuelos clandestinos de tortura realizados por la CIA.
De acuerdo a la investigación de Hopsicker, autor del libro «Barry & ‘the Boys’ : The CIA, the Mob and America’s Secret History», entre los antiguos propietarios del Gulfstream II vinculado a Guzmán figura un magnate que invirtió más de un millón de dólares en la propaganda electoral de George Bush hijo y el traficante de armas saudita Adnan Khashoggi.