Alemania ha vuelto a poner sobre la mesa su preocupación acerca de la dependencia de Europa con respecto al gas natural que provee Rusia, por lo que propuso a esa comunidad de naciones la construcción de un gasoducto que tenga como principales ejes de distribución a España y Portugal.
La iniciativa fue planteada por el canciller alemán, Olaf Scholz, quien detalló que la Unión Europea (UE) podría contribuir a la construcción de un doble gasoducto, de manera de transportar el combustible desde Portugal hacia el norte del continente y desde España y Francia hacia la región central.
Scholz, quien dijo que ha conversado al respecto con Portugal, España y Francia, y que presentará el proyecto ante la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, es uno de los más interesados en tal posibilidad. Ya reiteradamente ha calificado como un «error» que Alemania dependa tanto de la energía que le suministra Moscú, sobre todo porque en medio del conflicto entre Rusia y Ucrania, Berlín ha percibido que hay una ausencia «dramática» de conexiones para la distribución de gas, y específicamente con la península Ibérica, puerta de acceso de ese recurso.
El gobernante alemán considera que si existieran esas conexiones, se aliviaría la dependencia del gas ruso y disminuiría el riesgo de desabastecimiento de energía para Europa. Entretanto, desde finales de julio se activó en el continente un plan de ahorro del combustible, que de momento prevé una reducción voluntaria del consumo por parte de los países miembros de la UE, pero que puede adquirir carácter imperativo en caso de un agravamiento de la crisis.
Aunque Scholz no hizo referencia al proyecto MidCat, concebido para que España a través de Francia distribuyera gas a Europa, todo apunta a que esta alternativa sería la mejor opción que tendrían los europeos para tratar de disminuir la dependencia energética frente a Rusia. Se trata de un asunto particularmente importante para Alemania, que en 2021 consumió 46 millones de metros cúbicos de gas ruso.
Sin embargo, el proyecto lleva años paralizado, debido a que para los europeos resulta más barato recibir el insumo ruso que construir los 226 kilómetros de tuberías que quedan pendientes entre Hostalric, en Cataluña, y Barbaira, en Francia. Tan solo en 2021 la UE importó de Rusia el 43,5 % del gas que utilizó, un hidrocarburo que representa el 21,5 % del consumo primario de energía para la UE y abastece al 40 % de la población.
¿Qué dice España del gasoducto?
Tras el anuncio de Scholz, la ministra española para la Transición Ecológica, Teresa Ribera, dijo en declaraciones a RTVE que ha conversado con el gobierno alemán para implementar y ampliar las conexiones de gas entre su país y las redes europeas, de manera que el combustible que recibe de Argelia y de otros lugares pueda llevarse a Alemania.
Ribera hizo mención al paralizado gasoducto Midcat y señaló que con la ayuda de Europa, esa infraestructura podría estar operativa dentro de ocho a nueve meses hasta la frontera con Francia, país que deberá hacer lo necesario para que a partir de allí la conexión pueda entrar en pleno funcionamiento.
Además, consideró la ministra que el gasoducto planteado por Berlín debe ser un proyecto «a largo plazo», para que tenga una vida útil de 30 a 40 años, y que en ello debe intervenir toda la UE con carácter de urgencia. También adelantó que requiere una «inversión muy importante» que debería financiar el bloque, porque son obras «costosas» y «complejas».
De momento, dijo Ribera, España puede apoyar en el suministro mediante un incremento de la capacidad de distribución que tienen los dos gasoductos que llegan a Francia a través del País Vasco y de Navarra (Irún y Larrau), un proceso que podría concretarse en dos o tres meses, tras instalar nuevos compresores en las conexiones.
El gasoducto MidCat fue ideado para conectar Francia y España a través del Pirineo catalán. Fue parte de la lista de proyectos de la Comisión Europea hasta que París y Madrid lo frenaron en 2019. Esa conexión añadiría 7,5 millones de metros cúbicos a la capacidad total de exportación de España, y la subiría hasta los 15.000 millones.
Más allá del MidCat, previamente la UE también ha planteado la posibilidad de construir una nueva tubería de 700 kilómetros, que iría desde Barcelona, España, hasta Livorno, Italia, a través del Mediterráneo.
Francia es «fundamental»
Ribera recalcó que llevar este proyecto adelante es algo que dependerá en esencia de la voluntad de Francia. «Tiene poco sentido que nosotros corramos mucho si del lado francés se convierte en un callejón sin salida», dijo.
Por este motivo, señaló, es «fundamental» la colaboración de Francia para que el gasoducto que tiene España en Cataluña vaya más allá de los Pirineos y pueda conectar con el resto del continente.
Ribera agregó que confía en que la «emergencia energética» en la UE, por el conflicto en Ucrania, pueda ser lo que ponga fin a la oposición de Francia de hacer su parte del gasoducto, una solución que, dijo, ha estado frenada durante años.
Por esto, cree necesario que Alemania se sume a las conversaciones de «alto nivel» con Francia para «allanar el camino» a fin de ejecutar el proyecto. Especificó que si se logra resolver la conexión con la península Ibérica, que actualmente está «aislada», se podría concretar la idea del gasoducto europeo, ya que el resto de Europa cuenta con «una especie de esqueleto central».
Si España y Francia amplían así sus capacidades de bombeo, se podría incrementar el flujo de gas de los actuales 5.000 millones de metros cúbicos a 8.000 millones, lo que supondría entre 2 % y 2,5 % del consumo en la UE.
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