Guyana: El nuevo objetivo de EE. UU. para apoderarse del petróleo en América Latina

El país caribeño probablemente perdió hasta 55.000 millones de dólares al negociar un acuerdo con Exxon Mobil para extraer sus reservas de crudo

Guyana: El nuevo objetivo de EE. UU. para apoderarse del petróleo en América Latina

Autor: Leonardo Buitrago

Guyana es el segundo país más pobre de América Latina, pero según estimaciones en las próximas décadas podría llegar a ser uno de los mayores productores de petróleo, lo que ubica a la nación de menos de un millón de habitantes como un objetivo de Estados Unidos y sus transnacionales.

Tras años de exploración y perforación, el petróleo ha comenzado a brotar de la profundidad de sus costas y  se prevé que la producción de crudo supere los 100.000 barriles al día, partiendo casi de cero. Esto permitirá que la economía se expanda alrededor de un 86% durante este año.

Según un reportaje del diario ABC de España, Guyana pasará a ser el mayor producción per cápita del mundo, por delante de Kuwait, y triplicará su Producto Interno Bruto (PIB) en cuatro años”.

Ya el primer primer lote de crudo, un millón de barriles, se encuentra en un petrolero Suezmax Yannis con destino a EE. UU. Foto: Brink News.

El brote de petróleo

El pasado 20 de diciembre, que el Gobierno de Georgetown declaró como «Día Nacional del Petróleo», comenzó a salir crudo del campo Liza, situado a unos 190 kilómetros de la costa, y que mantiene un promedio de 120.000 barriles diarios.

El inicio de la producción abrió el apetito de empresas petroleras estadounidenses, principalmente, así como de China y España, entre otros países.

De hecho, Exxon Mobil, que explota este campo junto con la también norteamericana Hess y la China National Offshore Oil Corporation (CNOOC), espera obtener para principios de febrero unos dos millones de barriles, que estarían destinados básicamente a la exportación.

De hecho, ya el primer primer lote de petróleo, un millón de barriles de crudo dulce de Liza, se encuentra en el petrolero Suezmax Yannis con destino a Estados Unidos, informó el portal TankerTrackers.

Las expectativas son incrementar a mediano plazo la producción del yacimiento, perteneciente al Bloque Stabroek, que cuenta con reservas por el orden de 6.000 millones de barriles de petróleo y gas.

En una segunda fase se estima que la capacidad de producción de petróleo alcanzará 220.000 barriles por día, una vez que comience la producción adicional a mediados de 2022. Mientras que para 2025 se espera llegar a 750.000 barriles diarios.

Si se toman en consideración los otros yacimientos que están perforando compañías como la española Repsol y la francesa Total, la producción petrolera de Guayana se acercaría al millón de barriles diarios en menos de cinco años.

“Eventualmente podría llegar a ser entre 700.000 y un millón barriles de petróleo diarios,”  indicó a BBC Mundo Marcelo de Assis, experto de la consultora internacional en el sector petrolero Wood Mackenzie.

Explicó que esta cifra es el equivalente a lo que vende al exterior un exportador intermedio como Colombia, para mencionar un ejemplo, lo que convierte a Guyana una competencia directa para sus vecinos Venezuela y Brasil.

“Sin embargo, al dividirlo por el número de habitantes empieza a entenderse el efecto avasallador que puede tener en la economía de Guyana, un país 50 veces menos poblado que Colombia” aclaró.

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Un informe de la cadena de televisión estadounidense CNBC destacó  que Guyana podría ser el país con el mayor número de barriles por habitante del mundo.

De acuerdo con los cálculos del FMI, para 2024 el sector petrolero supondrá el 40 % del PIB de la industria. Los ingresos provenientes de la venta de crudo permitirán, a su vez, aumentar los ingresos públicos.

Incluso, según este organismo el PIB de Guyana -que actualmente es de 4.000 millones de dólares- puede crecer este año 86 % y saltar a 15.000 millones de dólares en 2024.

Guyana creó un fondo de riqueza soberana para administrar los ingresos petroleros. Imagen web.

¿A dónde irá el dinero?

Winston Jordan, ministro de Finanzas de Guyana, afirmó que su país está «pasando de una base muy baja a un salto estratosférico».

Indicó que el Gobierno planea usar parte del dinero derivado de sus regalías para la construcción de carreteras y así conectar ciudades costeras con el interior escasamente poblado, que posee depósitos de oro, diamantes y bauxita.

Asimismo, señaló que los ingresos petroleros irán directamente a un fondo de riqueza soberana que el país estableció este año, que se utilizará para ahorros “intergeneracionales”, como medida de protección contra las fluctuaciones de los precios del petróleo y para financiar planes de desarrollo.

Este fondo es semejante a los establecidos por Noruega, Qatar o Emiratos Árabes Unidos, para administrar la futura riqueza petrolera y aplicar los ingresos públicos obtenidos a la reconversión de la economía local, basada actualmente en modestas exportaciones de oro, bauxita, arroz y otros rubros agrícolas.

Con esta promesa, el actual presidente de Guyana, David Granger  espera obtener el apoyo necesario para ser reelecto en los comicios del próximo 2 de marzo.

De hecho, su principal oferta electoral es convertir en una potencia petrolera a esta antigua colonia británica que cuenta con altas tasas de desempleo y pobreza.

Analistas advierten que las deficiencias estructurales de Guyana pueden convertir al «boom» petrolero en una nueva fuente de problemas. Imagen: Juan Serrado.

La maldición del petróleo

El descubrimiento de petróleo en otras naciones ha exacerbado la corrupción, y la nueva riqueza generada por la explotación del crudo se desperdició o benefició a unos pocos.

Por tal motivo, múltiples voces advierten que las deficiencias estructurales de Guyana pueden convertir al «boom» petrolero en una nueva fuente de problemas.

Una de estas voces es la de Troy Thomas, director de la oficina de Guyana de Transparencia Internacional, quien alerta sobre los efectos nocivos de lo que llama la «maldición del petróleo» como incentivo a la corrupción en países institucionalmente débiles.

En Guyana, la corrupción es desenfrenada«, advirtió.

“Las experiencias recientes de países similarmente pequeños con bonanzas petroleras súbitas no son alentadoras”, alegó el profesor Michael Ross, de la Universidad de California, Estados Unidos.

En declaraciones a BBC Mundo, señaló que en naciones que experimentan una repentina bonanza petrolera, “el dinero llega directamente al Estado, que se convierte en cada vez más poderoso, y potencialmente puede aislarse de las exigencias democráticas de sus ciudadanos”.

Asimismo, planteó que el inesperado desarrollo petrolero puede convertirse “en un caldo de cultivo para la corrupción en estados pequeños que cuentan con instituciones débiles”, indica Ross.

Timor del Este y Guinea Ecuatorial son ejemplos recientes de países que recibieron aumentos masivos de ingresos per cápita. En ambos casos esa influencia de dinero creó tensiones locales significativas. En Guinea Ecuatorial, especialmente, el dinero se quedó muchas veces en manos de altos funcionarios del gobierno, y el país se ha vuelto menos democrático y más corrupto”, recordó el académico.

“En Guyana el dinero va a llegar como un tsunami. Si Guyana consigue manejar ese dinero bien y limitar la corrupción, manteniendo la rendición democrática de cuentas por parte del gobierno, será un caso excepcional en el mundo, que ninguna otra nación en situación similar ha podido lograr”, aseguró Ross.

Por su parte, Vincent Adams, director de la Agencia de Protección Ambiental de Guyana, se mostró cauteloso con los planes para que su país se convierta en un gigante petrolero.

“Hemos visto las experiencias en otros países que obtuvieron toda esta riqueza petrolera y muchos de esos países están ahora peor que antes de descubrir el petróleo«, advirtió.

Sin embargo, destacó que la educación es la clave para poder afrontar el crecimiento repentino del sector hidrocarburos, en especial en una nación que no cuenta con profesionales capacitados en esta área, y que por lo pronto tendrá que apostar a mano de obra extranjera para impulsar sus actividades.

A través de sus transnacionales Estados Unidos busca apoderarse del petróleo de Guyana. Imagen: Resumen Latinoamericano.

Estados Unidos afila sus garras

El papel de Estados Unidos como extractor y depredador de los recursos naturales y energéticos de otros países está más que probado.

Por lo tanto, el pequeño país caribeño podría ser la pieza perfecta en el rompecabezas que arma Washington en América Latina, advirtió Tamara Lajtman, experta del Centro Estratégico Latinoamericano de Geopolítica (CELAG).

En declaraciones a Sputnik, recordó que la historia reciente de las relaciones entre la Casa Blanca y América Latina apunta a que las transnacionales estadounidenses sean las grandes beneficiarias del desarrollo petrolero de Guyana.

Según la analista, Washington podría estar buscando la manera de reemplazar el petróleo venezolano por un proveedor mucho más dócil y alineado a sus intereses políticos y comerciales como Georgetown.

Esto cobra sentido, tomando en cuenta que la administración de David Granger fomenta el desarrollo petrolero de Guyana en la amplia participación de empresas norteamericanas como Exxon Mobil.

En sus declaraciones a Sputnik, Lajtman recordó que a finales de 2018 el American Security Project (ASP) realizó un evento  titulado “Guyana: Construyendo la Seguridad Sostenible”, para analizar la relación entre Washington y Georgetown.

La junta directiva de esta organización -que incluye al exsecretario de Estado John Kerry, al exsecretario de Defensa Chuck Hagel, al vicealmirante Kevin Green (excomandante del Comando Sur)- recomendó que los políticos estadounidenses establecieran un lazo más estrecho con Guyana para garantizar una seguridad sostenible a largo plazo.

Asimismo, plantearon que, en la “medida en que el caos continúa creciendo en Venezuela, una Guyana en crecimiento y más próspera podría convertirse en un eje de estabilidad para el  Caribe”, agregó Lajtman.

De hecho, el Gobierno de Granger volcó a su país al Grupo de Lima, se alineó a la política de la Casa Blanca para agredir a Venezuela, país con el que mantiene una disputa territorial por el Esequibo, y además estrechó lazos con el gobierno brasileño de Jair Bolsonaro, gran aliado de Donald Trump en la región.

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Guyana probablemente perdió hasta 55.000 millones de dólares al negociar un acuerdo con Exxon Mobil. Foto: Web.

Guyana pierde al negociar con Exxon Mobil

Al parecer, las concesiones de Guyana a Estados Unidos en materia económica y política no salvan a la pequeña nación caribeña de sufrir los abusos de la gran potencia norteamericana.

En 2019, la agencia privada estadounidense especializada en servicios de inteligencia y espionaje Stratfor advirtió que aunque los ingresos de Guyana aumenten, la mayor parte del país no sentirá los beneficios económicos de la explotación del petróleo, ya que el mayor porcentaje de las ganancias se las llevarán las transnacionales.

Dicha advertencia se cumplió, ya que un reporte difundido esta semana reveló que Guyana probablemente perdió hasta 55.000 millones de dólares al negociar un acuerdo con Exxon Mobil para extraer sus reservas de crudo.

La agrupación Global Witness calculó que un pacto suscrito en 2016 establece que Guyana recibirá el 52 % de las ganancias del petróleo extraído de una masiva plataforma marina, pero beneficia mucho más a la petrolea estadounidense que al país caribeño, porque generalmente ese tipo de contratos dan al gobierno local entre 65 % y 85 % de las ganancias.

“Guyana tenía una sólida posición de negociación cuando el contrato llegó a una renegociación en 2016, porque Exxon acababa de hacer un descubrimiento gigante de petróleo en alta mar, pero los burócratas “inexpertos” no presionaron para obtener términos fiscales sustancialmente mejores”, dijo Global Witness.

“Los funcionarios del gobierno estaban más preocupados por una disputa fronteriza marítima con Venezuela que por negociar mejores términos. El ministro de Recursos Naturales, Raphael Trotman, firmó un acuerdo “excepcionalmente malo” en comparación con otras naciones petroleras fronterizas, advirtió el grupo defensor de derechos humanos.

Ante estos señalamientos, Exxon Mobil defendió el acuerdo y señaló que no se puede comparar a Guyana con “otros productores de petróleo más maduros”.

“Hemos cumplido con las leyes aplicables en cada paso de las etapas de exploración, evaluación y desarrollo, todo lo contrario es infundado y sin mérito”, afirmó la empresa norteamericana.

Sin embargo, Global Witness insistió en que “un país con escuelas deficientes, una industria azucarera en declive” y sumergido en la pobreza “merece un acuerdo mejor”.

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