Lo que no ha podido ser resuelto en 123 años, un funcionario ha querido zanjarlo con una carta y un tuit. El miércoles, el secretario de Relaciones Exteriores de Guyana, Robert Persaud, hizo una insólita petición: «Usar la función de informes de Twitter para que se eliminen» las publicaciones en las que aparece la zona en reclamación que está en disputa con Venezuela.
Según Persaud, los mapas que muestran la parte del territorio que está sujeto a un diferendo, «violan las leyes internacionales». El mensaje del funcionario se publicó a raíz de una carta suscrita por él mismo y remitida a los directivos de Facebook (que pertenece a Meta, considerada como una organización extremista en Rusia) y Twitter para que retiren los supuestos «mapas ilegales», reseña la periodista Nazareth Balbás para RT.
La misiva asegura que esos mapas estarían siendo utilizados para «propagar una narrativa falsa sobre el asunto existente de la controversia entre Guyana y Venezuela sobre la validez del laudo arbitral de 1899 que fijó la frontera terrestre». Pero, ¿qué tan cierta es esa afirmación?
Despojo colonial
En el escrito, Persaud asegura que la proliferación de esos mapas en los que aparece claramente delimitada la zona en reclamación, tienen el potencial de «dañar permanentemente las relaciones entre los Estados, incitar a la violencia contra el territorio y el pueblo de Guyana, y descarrilar el adjudicación actual del asunto ante la Corte Internacional de Justicia (CIJ)».
Asimismo, insiste en darle reconocimiento al proceso de Arbitraje Internacional el 3 de octubre de 1899 mediante el cual, a su juicio, «ambas partes acordaron respetar los resultados del arbitraje en su totalidad, arreglo perfecto y definitivo del límite». No obstante, en su exposición hay importantes omisiones.
El laudo arbitral de 1899 se firmó cuando Guyana todavía era colonia británica, pero en 1966 fue considerado «nulo e írrito» por el Acuerdo de Ginebra. ¿La razón? Los vicios que caracterizaron ese proceso, ya que la voz de Venezuela fue prácticamente excluida de las negociaciones.
El llamado Laudo Arbitral de París –que defiende con vehemencia el funcionario guyanés– fue un proceso en el que dos británicos, dos estadounidenses y un ruso, que se anunciaba como «tercero imparcial», decidieron despojar a Venezuela de un territorio que le pertenecía desde 1777.
De hecho, en las negociaciones solo participó un venezolano –designado por EE.UU.–, mientras que el resto del equipo de defensa estuvo integrado por abogados norteamericanos. Por ese motivo, Caracas reivindica el acuerdo de Ginebra y se acoge al mecanismo, establecido en el seno de Naciones Unidas, para resolver el histórico diferendo con un arreglo práctico y mutuamente satisfactorio.
A principios de este mes, el presidente Nicolás Maduro reiteró «la postura irrevocable de su país» en defensa de «su soberanía e integridad territorial», y en contra de la «írrita y nefasta sentencia» del Laudo Arbitral de París. «Nada nos apartará de ese camino. ¡El sol de Venezuela nace en el Esequibo!», tuiteó el mandatario.
Pero más allá de esta nueva petición de eliminar los mapas con la zona en reclamación, lo cierto es que Guyana ha dado pasos contundentes para intentar quedarse con el territorio en disputa. En 2018, ese país acudió de forma unilateral ante la CIJ para pedirle que aceptara estudiar y resolver el diferendo con Venezuela por el Esequibo.
Dos años después, en diciembre del 2020, la Corte se declaró «competente» para analizar «la validez del laudo arbitral del 3 de octubre de 1899». La resolución fue rechazada por Caracas, por considerar que se trataba de una «instrumentalización» de ese tribunal «para dirimir una controversia que demanda una solución negociada».
Guyana sube el tono
La petición de Persaud ocurre en un momento delicado para las relaciones entre Caracas y Georgetown. A principios de este mes, Venezuela denunció la injerencia de Washington en la histórica disputa territorial, luego de un tuit publicado por el subsecretario del Departamento de Estado de EE.UU. para América Latina, Brian Nichols.
En un mensaje a través de Twitter, Nichols aseguró que las fronteras terrestres entre Venezuela y Guyana, estipuladas por el laudo arbitral de 1899, debían «respetarse al menos o hasta que un órgano legal competente determine lo contrario», y enfatizó que Washington apoyaría «una resolución pacífica» del asunto.
El pronunciamiento fue inmediatamente respondido por la vicepresidenta venezolana, Delcy Rodríguez, quien destacó que «el Acuerdo de Ginebra es el único instrumento jurídico vigente y debidamente depositado en la ONU para resolver mediante negociaciones la controversia territorial sobre la Guayana Esequiba».
«Es el Acuerdo de Ginebra y no el laudo arbitral lo que rige esta controversia», escribió Rodríguez en Twitter, tras acusar a Washington de querer alimentar las fricciones entre ambos países para «favorecer su hegemonía energética y la de sus transnacionales».
Las tensiones ya iban en escalada desde finales de septiembre, cuando Caracas acusó a Georgetown de querer tergiversar la histórica controversia territorial por el Esequibo para forjar una «matriz interesada y publicitaria«, que buscaría «facilitar el despojo a Venezuela del territorio controvertido» que se extiende por 160.000 kilómetros.
Según la cancillería venezolana, el objetivo del Ejecutivo guyanés sería concretar el despojo del territorio, para «implantar a un emporio trasnacional que desea apoderarse de las riquezas del mar, así como lo han venido haciendo abusivamente con las tierras sometidas a la negociación amistosa por mandato legal de este tratado firmado para resolver la controversia territorial».
Aunque es pronto para dar por ciertas las acusaciones, la petición de Persaud sugiere que el funcionario no solo desconoce el Acuerdo de Ginebra sino que el despojo a Venezuela, de momento, podría comenzar en el vasto territorio virtual.
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