El republicano, empresario y magnate Donald Trump, quien desde el 20 de enero de 2017 es el presidente número 45 de la historia de los Estados Unidos, volvió a hacer historia, pero esta vez no como él quería.
Una votación histórica realizada este miércoles -18 de diciembre- dentro de la Cámara de Representantes, convirtió a Trump en el tercer presidente en la historia de Estados Unidos en ser acusado y llevado a juicio político por supuesto abuso de poder y obstrucción del Congreso.
De esa manera, la mayoría de integrantes de la Cámara, que son de las filas del partido Demócrata, adversario de Trump, consideró que el jefe de la Casa Blanca utilizó su despacho para obtener un beneficio personal y político cuando le pidió al presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, que investigara al candidato presidencial de 2020 y exvicepresidente Joe Biden.
Así se da comienzo al llamado «impeachment» contra Trump, quien entra en la sombría lista de presidentes acusados que fueron sometidos a un proceso de juicio político. Dos presidentes, Andrew Johnson (1868) y Bill Clinton (1998), fueron acusados formalmente, tuvieron un juicio político y fueron exonerados.
Mientras que otro caso particular es el de Richard Nixon, involucrado en el escándalo Watergate, quien prefirió renunciar en 1974 antes de sufrir este escarnio.
Los demócratas lograron, por ahora, que Trump sea llevado a un juicio en el Senado, la mayor instancia del Congreso y que es dominada por los republicanos, quienes califican el proceso contra el mandatario como una «farsa» y acusan a los demócratas de tratar de anular los resultados de las elecciones de 2016.
Dentro de la Cámara Baja -integrada por 435 miembros- se dio luz verde al impeachment con 230 votos a favor y 197 en contra por el delito de abuso de poder; y por 229 a favor y 198 en contra por el de obstrucción.
«Esto es un suicidio político del Partido Demócrata», manifestó el Presidente durante un mitin en Michigan, poco después que se conocieran los primeros resultados de la sesión en el Congreso.
Por su parte, el líder de la mayoría en el Senado, Mitch McConnell, dijo: «No hay posibilidad» de que Trump sea destituido de su cargo y prometió seguir sus indicaciones sobre cómo llevar a cabo los procesos judiciales desde la Casa Blanca.
Entre tanto, el líder de la minoría del Senado, Chuck Schumer, solicitó testigos adicionales, incluido el Jefe de Gabinete de la Casa Blanca, Mick Mulvaney, para que testifiquen durante el juicio.
Trump, Pelosi y el impeachment
Horas antes de conocerse los resultados contra Trump, el Mandatario arremetió contra la presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, quien también es jefa de la mayoría demócrata.
Trump acusó a Pelosi de «minar» la democracia norteamericana con un procedimiento que tildó de «cacería de brujas». A través de una carta en tono rabioso, el magnate dijo a Pelosi que la «historia le juzgará duramente» por promocionar el juicio en su contra.
Pero en el Senado es muy probable que se determine que Trump es inocente y no sea destituido tras culminar el juicio.
Se espera que el impeachment comience en enero de 2020, una vez se reintegren los senadores por el descanso de Navidad y Año Nuevo.
Sin embargo, algunos analistas consideran que quizás los demócratas puedan convencer a ciertos republicanos de darle el golpe final a Trump y de esa manera destituirlo.
Para que Trump sea sacado de la Presidencia se necesitan al menos 67 votos, pero a la fecha los republicanos tienen 53 de los 100 escaños del recinto, es decir, los demócratas tienen 47 votos duros contra Trump y deben conseguir otros 20.
Durante la mañana del miércoles, antes que se conociera la decisión del Senado, Trump se dedicó a enviar mensajes a través de Twitter
En la mañana, Trump insistió en Twitter en que no hizo «nada malo» y que el proceso era «un ataque contra Estados Unidos y contra el Partido Republicano».
Cuando le tocó el turno de palabra a Pelosi dentro de la Cámara, destacó que los demócratas no tenían otra opción que lanzar el proceso de destitución y tildó a Trump de «amenaza continua para la seguridad nacional».
¿Qué pasaba en las calles?
Trump pasó el día en la Casa Blanca y en la tarde se desplazó a Michigan para un mitin con sus simpatizantes y sin hablar con la prensa. Los seguidores del Mandatario hicieron fila durante horas y soportaron temperaturas polares.
«Creo que con estas investigaciones para un juicio político y con todos los demócratas que van contra Trump, es importante que nosotros salgamos y apoyemos a nuestro Presidente», dijo Cecilia Bleeker, una residente de Michigan de 21 años.
El juicio político divide a los estadounidenses: 45 % quiere que Trump sea destituido (77 % entre los votantes demócratas) mientras un 47 % se opone, según un sondeo de CNN-SSR.
Fuera del Capitolio en Washington, decenas de personas, según constató una periodista de la AFP, se congregaron para pedir la salida del presidente: «Trump tiene que irse».
«Siento que tenemos que mostrarle a las personas ahí dentro que esto nos importa», dijo Jill Watson, una jubilada de 72 años partidaria del proceso contra el mandatario.
Ya dentro de la Cámara Baja, se reflejó la división que hay en Estados Unidos.
El representante republicano Barry Loudermilk se quejó en su turno de palabra que hasta Poncio Pilatos le había otorgado más derechos a Jesús en el proceso en su contra y su correligionario Gregory Murphy afirmó que «hay individuos que odian al presidente más de lo que aman al país».
Para los demócratas de la Cámara, que tienen la mayoría con 233 de los 435 escaños, los hechos están claros. «Mirar hacia otro lado cuando el presidente cometió crímenes contra nuestra nación no es una opción», dijo la representante Rashida Tlaib.
¿Beneficio electoral?
El Presidente busca ahora convertir el proceso en su contra en un elemento que atice a sus bases y le dé un impulso para la reelección. Consciente del riesgo electoral, Pelosi contuvo durante mucho tiempo los llamados a iniciar un proceso contra Trump, hasta que estalló el escándalo ucraniano.
Finalmente, lanzó la investigación a fines de septiembre, tras conocerse la denuncia de un funcionario no identificado sobre la presunta conducta inapropiada del presidente durante una llamada telefónica el 25 de julio con su homólogo ucraniano, Volodimir Zelenski.
Varios testigos confirmaron ante el Comité Judicial de la Cámara Baja las presiones para obligar a Kiev a anunciar la apertura de una investigación por corrupción contra Biden y su hijo.
La Casa Blanca se negó a cooperar con la investigación, calificándola de «inconstitucional», y prohibió a varios de sus asesores dar testimonio.
Por esta razón, los demócratas lo acusan tanto de haber abusado de su poder para beneficio personal como de haber obstruido el trabajo del Congreso.
Los republicanos dicen que el impeachment ha sido «una bendición» para recaudar fondos de cara a la campaña presidencial de Trump, mientras sus seguidores se unen en torno al presidente en apuros.
En cambio, los demócratas responden que el juicio político será una mancha negra en el nombre del Presidente que los votantes no podrán ignorar al momento de emitir su voto.
Sin embargo, las encuestas muestran una nación fuertemente dividida cuyas opiniones sobre el presidente, a favor y en contra, no han cambiado mucho durante el drama de juicio político.
Si sacan a Trump, ¿quién asume la Presidencia?
El artículo II de la Constitución de Estados Unidos, el cual establece el Poder Ejecutivo del Gobierno, explica -en su cláusula 6- el tema de la vacante o la incapacidad.
«En caso de destitución del presidente de su cargo, o si fallece, renuncia o queda incapacitado para cumplir con las facultades y los deberes de dicho cargo, éste será ocupado por el vicepresidente; y en caso de destitución, fallecimiento, renuncia o incapacidad tanto del presidente como del vicepresidente, el Congreso podrá determinar mediante una ley qué funcionario desempeñará entonces la Presidencia, la cual ejercerá hasta que la incapacidad cese o haya sido elegido un nuevo presidente».
Esto da paso a que Mike Pence se convierta en Presidente. De hecho, Trump podrá seguir con su candidatura para optar a la Presidencia de 2020 e incluso si gana, volver a la Casa Blanca.
La única opción para que Trump no pueda volver al Palacio Presidencial, si llegara a ser destituido, es que el Senado lo condene y vote para prohibirle ocupar un cargo de elección.
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