Estados Unidos y la República Islámica de Irán se encuentran a las puertas de una guerra de consecuencias inimaginables y que involucraría a todo Medio Oriente. Primero, Washington ejecutó el asesinato del general iraní Qasem Soleimani, comandante de la Fuerza Quds del Cuerpo de la Guardia Revolucionaria Islámica, en un ataque con drones en suelo iraquí.
Ante la promesa -y exigencia por parte del pueblo iraní- de “venganza”, Irán atacó con más de una docena de misiles varias bases militares norteamericanas en Irak. Sin embargo, no hubo víctimas mortales que lamentar. Mientras se esperaba una respuesta del presidente estadounidense Donald Trump, sucedió algo imprevisto por ambas partes: un avión comercial ucraniano se estrelló en territorio iraní.
De acuerdo con La Vanguardia, en el avión de Ukrainian International Airlines viajaban 176 personas, entre ellas 82 iraníes y 63 canadienses, aunque estos últimos en su mayoría de origen iraní, y nueve tripulantes ucranianos. Todos fallecieron.
El Gobierno de Irán negó haber sido responsable de ese hecho. No obstante, tres días después y en medio de acusaciones por parte de Estados Unidos, Reino Unido y Canadá, Teherán admitió su culpa.
Las Fuerzas Armadas de Irán reconocieron que derribaron el avión “involuntariamente y por un error humano”. Mediante un comunicado, explicaron que “en una situación delicada y de crisis” el Boeing 737 se situó cerca de un centro militar de los Guardianes de la Revolución a “una altura y posición de vuelo de un objetivo enemigo”, y el operador del sistema de defensa confundió el aparato con “un misil de crucero”, reseñó La Vanguardia.
Al respecto, el comandante de la Fuerza Aeroespacial iraní, Amir Alí Hayizadeh, declaró que el operador, antes de disparar, trato de contactar con sus mandos para obtener la aprobación pero el sistema de comunicación dio error y tomó “una mala decisión”.
Frente a esta tragedia, este lunes el Poder Judicial de Irán informó que se han realizado detenciones por el derribo accidental del avión ucraniano.
“Algunas personas han sido detenidas en relación con el incidente. La investigación se encuentra en su primera etapa”, aseguró el portavoz del Poder Judicial, Gholamhosein Ismaili, según reseñó la agencia EFE.
Horas antes, el presidente irańi, Hasan Rohani, había anunciado la creación de un tribunal especial para investigar. “Para nuestro pueblo es muy importante que cualquier persona que haya tenido culpa o haya sido negligente en este asunto sea llevado ante la justicia”, afirmó Rohani.
Asimismo, el Mandatario se disculpó por la tragedia y calificó el incidente como un error “doloroso e imperdonable”. “La responsabilidad recae en más de una sola persona”, aseveró, para luego reafirmar que los culpables serán castigados.
En este incidente, el Ejecutivo iraní no se lavó las manos, reconoció su responsabilidad, pidió perdón y aseguró que castigará a los culpables con todo el peso de la ley.
El vuelo 655
Analistas, tanto políticos como de opinión, no pudieron evitar pensar en un presunto “accidente” aéreo sorprendentemente similar en territorio iraní en medio de hostilidades, ejecutado hace más de 30 años, en los últimos días de la guerra Irán-Irak.
La historia de Iran Air 655 comienza, como gran parte de la lucha entre EE. UU. e Irán, con la revolución islámica de 1979. Cuando Irak invadió Irán al año siguiente, Washington apoyó al líder iraquí Saddam Hussein contra el “enemigo mutuo”. La guerra se prolongó durante ocho años terribles, cobrando alrededor de un millón de vidas.
Hacia el final de la guerra, el 3 de julio de 1988, un barco de la Marina estadounidense, llamado Vincennes, intercambiaba fuego con pequeños barcos iraníes en el Golfo Pérsico.
Mientras ambas flotas peleaban, el vuelo 655 de Iran Air despegó del cercano aeropuerto internacional de Bandar Abbas, con destino a Dubai, en Emiratos Árabes Unidos. El aeropuerto era utilizado por aviones civiles y militares.
La Marina estadounidense “confundió” el pesado avión civil Airbus A300 con un avión de combate F-14 mucho más pequeño y rápido, al punto que disparó dos misiles tierra-aire y asesinó a los 290 pasajeros a bordo: 238 iraníes (más 16 tripulantes), 13 emiratíes, 10 indios, 6 paquistaníes, 6 yugoslavos y un italiano.
El horrible incidente acercó a Teherán a poner fin a la guerra, pero sus efectos se han demorado mucho más que eso. «El derribo del vuelo 655 de Iran Air fue un accidente, pero no fue así como se vio en Teherán«, escribió el exanalista de la CIA Kenneth Pollack en su historia de enemistad entre ambas naciones de 2004, «The Persian Puzzle».
«El Gobierno iraní asumió que el ataque había tenido un propósito. Teherán se convenció de que Washington estaba tratando de señalar que Estados Unidos había decidido entrar abiertamente en la guerra del lado de Irak», agrega Pollack a The Washington Post.
Tal como lo reseña el rotativo, esa creencia, junto con el mayor uso de armas químicas por parte de Irak contra Irán, llevó a Teherán a aceptar un alto el fuego de la ONU dos meses después.
Cero confianza mutua
El atentado ayudó a consolidar una visión en Irán, todavía común, de que EE. UU. está absolutamente comprometido con la destrucción de la República Islámica y no se detendrá hasta lograrlo, siendo esa la principal razón por la cual a Irán se la dificulta creer que puede confiar en que Estados Unidos.
Incluso, el reportaje de The Washington Post expone la importancia de este atentado al plantear la situación así:
“Si entra a cualquier clase de secundaria en Estados Unidos y le pide a los estudiantes que describan la relación de su país con Irán, probablemente escuchará palabras como «enemigo» y «amenaza», tal vez «desconfianza» y «nuclear». Pero, si le pregunta qué tiene que ver el número 655 con ellos, solo encontrará silencio.
Pruebe igual en un aula iraní, preguntando por Estados Unidos, y probablemente escuchará algunas de las mismas palabras. Sin embargo, mencione el número 655, y es una apuesta segura que al menos algunos estudiantes sabrán de inmediato de qué está hablando.
El número, 655, es un número de vuelo: Iran Air 655. Si nunca ha oído hablar de él, está lejos de ser el único. Sin embargo, debe conocer la historia si desea comprender mejor por qué Estados Unidos e Irán desconfían tanto el uno del otro y por qué será tan difícil llegar a un acuerdo nuclear”.
Recientemente, el Mandatario iraní se refirió a esa tragedia cuando respondió a una amenaza del presidente Trump de atacar sitios culturales.
The New York Times recuerda que días atrás Trump escribió en Twitter que su oficina había hecho una lista de 52 sitios culturales iraníes que podrían destruir, y que representaban a los 52 rehenes tomados por Irán en 1979.
Como respuesta, Trump recibió de su homólogo irańi las siguientes palabras: «Los que se refieren al número 52 también deben recordar el número 290».
Repartición de culpas
El presidente del Estado Mayor Conjunto, el almirante William J. Crowe Jr., dijo que el avión iraní volaba a baja altitud y no respondió a las advertencias ni transmitió señales de radar que lo identificaban como un avión civil.
El entonces presidente Ronald Reagan emitió una declaración diciendo que su Gobierno lamentaba la pérdida de vidas pero defendía el juicio del capitán, el capitán Will C. Rogers III, quien ejecutó el ataque.
Una investigación posterior del Departamento de Defensa apoyó sus acciones, aunque señaló que se le dio información inexacta a medida que se acercaba el avión. Los investigadores también criticaron a Irán por permitir que el avión volara a una zona de conflicto activa. Ahora, ¿para ser justos entonces se podría decir igual del avión ucraniano?
En un giro extraño, meses después, la esposa del capitán Rogers, Sharon Lee, conducía su automóvil en San Diego cuando lo que se cree fue una bomba de tubería explotó en su automóvil. Ella escapó ilesa. Aunque los investigadores inicialmente creyeron que era un acto de terrorismo, luego «descartaron» esa posibilidad, informó The Los Angeles Times.
Más tarde, el Capitán Rogers recibió la Legión del Mérito por su servicio en el Golfo Pérsico; una cita de acompañamiento elogió el «liderazgo dinámico» y el «juicio lógico» del capitán.
Un informe de diciembre de 1988 de un panel internacional de expertos en aviación criticó a la Marina por no haber implementado procedimientos para mantener a los aviones civiles lejos de las zonas de combate.
Posteriormente, EE. UU. pagó millones de dólares para resolver una demanda que Irán presentó sobre el asunto en la Corte Internacional de Justicia.
Hasta la fecha, nadie, absolutamente nadie, ha pedido perdón o disculpas por el asesinato de esos 290 civiles inocentes.
¿Es posible un nuevo pacto?
Al final, para que cualquier acuerdo mutuo funcione, ambos países tendrán que confiar en que el otro sea sincero sobre su disposición a cumplir sus promesas. Para Washington significa confiar en que Irán está realmente dispuesto a renunciar a cualquier ambición de armas nucleares. Para Teherán significa confiar en que Estados Unidos realmente aceptará la República Islámica y coexistirá pacíficamente con ella.
Resulta que la guerra de ocho años con Irak, que se ve ampliamente en Irán como una guerra no solo contra Hussein sino también contra sus partidarios occidentales, y el derribo del vuelo 655 de Iran Air convenció a muchos iraníes de que en EE. UU. simplemente no se puede confiar.
El líder supremo, el ayatolá Ali Khamenei, a menudo parece compartir esta profunda desconfianza. Al menos así lo deja entrever en sus constantes declaraciones.
Entonces, “si Teherán cree que Washington está tan comprometido con su destrucción que derribaría voluntariamente un avión lleno de civiles iraníes, tiene todos los incentivos para asumir que estamos mintiendo en las negociaciones”, expone el Times en su reportaje.
Igualmente, la nación persa también tiene fuertes incentivos para tratar de construir un arma nuclear, o al menos acercarse lo suficiente como para disuadir la invasión estadounidense que temía que llegara en 1988, luego en 2002 con el discurso del «eje del mal» del entonces presidente George W. Bush, y nuevamente ahora con Trump en la Casa Blanca.
La conclusión: es posible que los estadounidenses no sepan sobre el vuelo 655, pero los iraníes seguramente lo saben, incluso, muchos aún no pueden olvidarlo.