“Vinieron un día viernes. Eran tres abogados y un representante de la compañía. No hablaron mucho. Sólo dijeron que nos teníamos que ir del fundo a finales de mes”. Manuel Yáñez lo recuerda todo a la perfección. No ha podido olvidar cuándo “estos señores” llegaron a la calle El Barrancón y redujeron a una simple fecha sus esfuerzos y esperanzas.
El Barrancón pertenece a una de las pocas áreas rurales de la comuna de San Bernardo. Situado al poniente de la Ruta 5 Sur, a la altura de Mall Plaza Sur, es una zona regada por las aguas cordilleranas del río Maipo y su recorrido une la comuna con el camino hacia Calera de Tango. En una de las parcelas del camino se ubica el fundo El Peñón, donde Manuel Yáñez vendió en la autopista sus ricas empanadas durante 17 años.
El vínculo de Manuel con el fundo el Peñón se remonta al 1968, cuando su madre empezó a trabajar en las viñas Montegranada. Los terrenos pasaron, en 1969, a albergar la fábrica de conservas del Consorcio Nieto, y más tarde a manos de los Luksic, quienes los compraron para instalar la firma Agrícola Portezuelo. Manuel empezó a trabajar como agricultor en la empresa hasta que en 1999 decidió poner en marcha su propio negocio: la venta de pan y empanadas artesanales en una pequeña parte del fundo El Peñón. Con la compra del lote por parte de D&S, en 2001, las condiciones no cambiaron para él: “Los trabajadores teníamos un acuerdo verbal con ellos, un permiso para mantener nuestros puestos”, comenta.
A Manuel le fue bien. Vendía a los vecinos, turistas y a los hinchas que cada sábado y domingo acuden al complejo La Fortaleza. “Pedían 40 al tiro. Eran diez, once personas, muchos de la cancha de fútbol. Sacaba 1.500 empanadas cada fin de semana”, explica.
Pero desde hace unos meses las cosas han cambiado mucho para el amasandero. Aquel amargo viernes sólo fue el principio de un largo viacrucis. “A mitad del mes vinieron a vernos de nuevo. ‘Este fundo no tiene permiso para vender empanadas. Si no se va en 30 días voy a construir un muro de tres metros de altura acá mismo’, me dijo don Möller [representante de Walmart para los vecinos]”, relata Manuel. “Me amenazó con que su estudio de abogados podía cerrarme el negocio”, agrega.
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El Peñón acogía unas doce familias y un par de pequeños negocios. Uno de ellos era el de Manuel y el otro el de Hernán Urrutia, el Canaca para los vecinos, dedicado a la venta de áridos. Ambos han sido amonestados y expulsados del fundo por la empresa Walmart a cambio de nada: “Se excusaron diciendo que no nos ofrecían plata porque no vivíamos allí”, señala el Canaca. “Hay gente a la que le dieron más, hasta 35 millones, y sólo vivieron dos años en el fundo. ¡Y claro!, les alcanzó para comprarse una casa. Yo estuve desde el 93 vendiendo acá y no recibí nada por irme”, exclama Manuel. “Ahora vendo en este carro ambulante y he tenido pérdidas del 70% desde que estoy así”, lamenta.
Para Hernán, los inconvenientes han sido similares. “Me echaron muy apurado y no tuve tiempo de buscar alternativas. Estuve cuatro meses pagando arriendo –que me cuesta el doble que antes– y sin vender nada porque tuve que sacar toda la tierra y no podía abrir. Perdí muchos clientes”, se aflige.
Walmart compra el fundo El Peñón
La multinacional apareció en San Bernardo por primera vez en 2005, cuando se apropió del 50 por ciento de D&S. La operación terminó en 2010, cuando la multinacional adquirió la otra mitad y D&S desapareció. Walmart había llegado para quedarse.
Un año antes de la primera adquisición, el Plan Regulador Metropolitano de Santiago (PRMS) había cambiado el uso de suelo del sector de la Ruta 5 Sur de San Bernardo. Pasó de ser considerada zona agrícola a clasificarse como Zona de Interés Silvoagropecuario Mixto (ISAM). Una modificación que rápidamente aprovechó la compañía.
El interés de Walmart por el terreno no era en vano. La categoría de ISAM 9 permite la instalación de terminales o centros de distribución, precisamente el proyecto que la empresa, a través de su grupo chileno Walmart Chile –propietaria de las cadenas de supermercados como Líder, Líder Express y Ekono, entre otros– y su filial Walmart Chile Inmobiliaria, pretende impulsar en El Peñón.
El plan, que prevé un período de construcción de cinco años, implica la tala y la pavimentación de 47 hectáreas donde se construirán bodegas y estacionamientos para 930 vehículos medianos y pesados. Está claro que una de las problemáticas más importantes para los vecinos y vecinas será la congestión vehicular que supondría tener 1.142 camiones diarios circulando por las calles de la zona, que ya está densamente congestionada. Además, los afectados también alertan del ruido, la contaminación por gases y el aumento del riesgo de accidentes para los peatones y ciclistas.
Sin duda el inconveniente más importante que implica el megaproyecto es la pérdida del 15 por ciento de los suelos agrícolas de mejor calidad para el cultivo agrícola, el de clase I, y para el refugio de la fauna y flora de la Región Metropolitana. Según la Seremi de Agricultura, Fabiola Karina, “de las 9.819 hectáreas de suelo de clase I que había disponibles el año 1970 en el Gran Santiago, en el 2010 quedaban sólo unas 293”.
La arquitecta y experta en Desarrollo Urbano Andrea Ortega, señala que el cambio de uso de suelo en una zona rural es “relativamente fácil” porque las condiciones “no son tan exigentes”. Y añade: “Sólo tienes que presentar un diagnóstico para demostrar que no ocasionas impacto pero ni siquiera hace falta un estudio de impacto ambiental”. Según explica Ortega, “toda la zona sur de Santiago se urbanizó de esta forma”.
La experta, que también es miembro del Colectivo Rescata, una asociación que se ocupa de conservar el patrimonio chileno y mejorar su calidad ambiental, asegura que “el PRMS responde a la lógica del hacia dónde podemos crecer, en vez del cómo podemos crecer”. Para ella, la falta de planificación territorial de Chile provoca que “justo los sectores entre lo rural y lo urbano sean los que resultan más afectados”. “La normativa es tan abierta y ambigua que quien realiza el proyecto puede cumplir con las normas pero a la vez generar un alto impacto”, agrega.
Efectos sobre el medioambiente y el patrimonio
El daño medioambiental que provocará la construcción no es menor teniendo en cuenta que se emplazará a tan sólo 1,2 kilómetros de distancia del Sitio Prioritario de Conservación Cerro Chena, uno de los pulmones de la Región Metropolitana que sirve de refugio natural para la sobrevivencia de fauna y flora autóctona.
La iniciativa de Walmart choca frontalmente contra el Proyecto Parque Metropolitano Sur Cerro Chena, diseñado para disponer de más espacios verdes en la capital. Si se edifica el terminal tal y como se presentó en el Estudio de Impacto Ambiental (EIA), la vertiente sur del cerro formará parte del área de influencia y quedaría totalmente afectada por sus efectos devastadores.
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El agua de la zona, que se sostiene gracias al acuífero del Maipo, sería otro de los elementos más impactados. Junto a la carretera 5 Sur (Villa Lomas de Mirasur), funciona un sistema de evacuación de aguas de lluvia de este sector a otros barrios ubicados al oriente de la comuna. Esta solución está conectada a los canales que pasan por el fundo El Peñón: el de Lo Espejo en la parte septentrional y el Cooperativa Santiago en la meridional. Muchos de los vecinos utilizan las aguas de riego para sus cultivos, que podrían quedar gravemente dañados si se contamina el cauce.
Tampoco pasa por alto a la comunidad el perjuicio a nivel histórico y patrimonial. El sector fue un privilegiado testigo de los episodios de lucha por la independencia del país. Mítica es la historia que señala que Manuel Rodríguez burlaba al temido capitán San Bruno arrancando por un túnel que desembocaba en El Barrancón, o la batalla de las Tres Acequias (1814), disputada entre carreristas y o’higginianos. Además la zona alberga restos indígenas de la época precolombina. Un legado de la historia local y nacional que la comunidad teme que sea convertido en cemento.
David contra Goliat
La comunidad de El Barrancón y de los alrededores directamente perjudicados por el proyecto se ha unido como Comité de Defensa San Bernardo Sur para ganarle el pulso al titán. “Cuando nos dimos cuenta de lo que se venía decidimos formar un Comité de Defensa y rechazarlo porque nos saca a nosotros de la casa para convertir eso en un zona industrial. Viene a revolucionar nuestro sistema y calidad de vida, a cambiar el paisaje y el entorno de El Barrancón, Lo Herrera y Calera de Tango”, apunta Alejandra Ávila, una vecina que vive en el camino desde hace casi 20 años.
Es la misma opinión que sostienen Doris Popelka y su prima Lysette Mersey, ambas propietarias de una parcela que heredaron de su abuelo. La comunidad tiene claro hasta donde quiere llegar: “ Tenemos el compromiso de luchar hasta las últimas instancias en esta causa por el bien de nuestra comuna y nuestras futuras generaciones”, asegura Doris.
Dos de los pilares de apoyo para la comunidad afectada son las municipalidades de San Bernardo y de Calera de Tango. Ambas han manifestado explícitamente su rechazo a la megaconstrucción y aunque el posicionamiento de los representantes locales no es vinculante para bloquearla, suman como agentes de apoyo en la batalla de David contra Goliat.
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El reto que enfrentan los vecinos no es para nada fácil, pero desde que se enteraron de las intenciones de la multinacional, se han movilizado para hacer lo que esté en sus manos para frenar el proyecto. No sólo participaron activamente en las observaciones ciudadanas al EIA que, aunque sólo fue accesible a una pequeña parte de los perjudicados, recogió muchas de las grietas del proyecto. Además, se encuentran en un litigio en el Primer Juzgado de Policía Local de San Bernardo porque observaron que la empresa inició las obras sin ninguna aprobación de las autoridades y con el EIA aún en trámite y pendiente de aprobación.
Los vecinos pondrán toda la carne en el asador para suspender el megaproyecto y también tienen previsto convocar marchas y protestas para dar a conocer la causa y buscar apoyos y solidaridad.
Mientras, muchos deberes le quedan por hacer a Walmart si quiere sacar adelante su plan. Las aclaraciones que le solicita el Servicio de Evaluación Ambiental tendrán que presentarse a más tardar en enero de 2016. Unos meses de tregua que los afectados han ganado para diseñar una estrategia que les permita sumar voces, manos y cerebros para detener al intruso que llegó al camino de El Barrancón.
Meritxell Freixas