Convertirse en la fábrica de los aparatos claves de la transición energética es la apuesta de China para la primera mitad del siglo XXI. Paneles solares, conductores y microchips y, sobre todo, autos eléctricos. Para cumplir dicho objetivo necesita asegurar el control de las materias primas -como el litio, clave por su capacidad de almacenamiento de energía para la creciente industria de vehículos eléctricos- y abrir mercados para sus productos. En Chile esto se expresa en la entrada en SQM como socio a través de Tianqi en 2018; y en la venta de autos eléctricos, mercado en que llevan la delantera. El parque total de Red -ex Transantiago, transporte público de la capital chilena- está siendo reemplazado ya casi en su totalidad por buses Made in RPC.
La República Popular China ha seguido en las últimas décadas un modelo de desarrollo planificado y de amplio control estatal, pero que al mismo tiempo estimula la iniciativa privada. Este engranaje le ha permitido proyectarse en la actualidad como la principal economía emergente del mundo. Y el impulso que está provocando la transición energética es una oportunidad preciosa que el país oriental no va a dejar escapar. Tiene la industria y el modelo de negocios afiatado, así como también la mano de obra calificada. Otro tanto va por asegurarse las materias primas que permitan alimentar el definido rol de ser la fábrica mundial de la transición energética del siglo XXI.
George Sheperd, doctorando de la Universidad de York (Reino Unido) dedicado a la industria del litio en Chile y las tensiones ecológicas que acompañan la transición energética global, comentó con El Ciudadano que “en la actualidad hay una carrera por asegurarse las materias primas de recursos como el litio y otros minerales de parte de grandes potencias, como China y Estados Unidos”. En este contexto resalta que “China está al frente de esta carrera en la producción de baterías eléctricas y el suministro de litio a nivel global”.
Según Sheperd China tiene dos objetivos, siendo el primero la independencia energética. “Todavía temen del poder de Estados Unidos de bloquear las rutas de comercio por los mares; no quieren ser completamente dependientes como hasta ahora en la importación de crudo desde los países del Golfo y Oriente Medio. Así que, para tener una base de automóviles eléctricos en su país, necesitan generar energía de otro modo y no tener que importar crudo. Para ello han desarrollado plantas nucleares e hidroelectricidad como base y apuestan por infraestructura en transporte basada en baterías de litio, lo que les entregaría independencia estratégica”.
El segundo objetivo de China, según Sheperd, es que “entienden que hay un poder asociado cuando eres el país productor de la tecnología de mañana y de pase en el proceso de transición energética. Si todo el mundo en los próximos 30 años va a pasar desde los combustibles fósiles hay una oportunidad grande para enriquecerse como país y pasar a ser una economía completamente desarrollada. Su apuesta es producir esas tecnologías para capturar las rentas y dar buenos empleos a sus ciudadanos”.
ENTRANDO EN EL NEGOCIO DEL LITIO
Según un informe del Foro Económico Mundial, citado por el economista y director de El Tábano Alejandro Marcó del Pont, China es el principal socio comercial de casi todos los países de América latina, por sobre Estados Unidos, lo que incluye a Uruguay, Argentina, Brasil, Perú y Chile. Además, es el principal inversor en las economías de Venezuela, Brasil, Argentina, Ecuador y Bolivia, concentrado en la energía, infraestructura y minería (1).
También en África, China es el mayor inversor en la actualidad, superando a Estados Unidos y a las antiguas metrópolis en muchos países, según comenta Diego Pautasso, doctor en Ciencias Políticas y autor de ‘Imperialismo; China e Rússia no Pós Guerra Fria’ y coautor de ‘A China e a nova Rota da Seda’. Pautasso cuenta que China se ha convertido en el mayor socio comercial de África, con un flujo de más de 282 mil millones de dólares en comercio en 2022. Además, es responsable de casi el 50% del mercado de construcción civil contratada en África. El analista también destaca que China todavía tiene casi 30 zonas de cooperación económica y comercial establecidas en dicho continente, a través de casi 700 empresas con una inversión total de más de ocho mil millones de dólares (2).
China también está invirtiendo en Latinoamérica para asegurar su cadena de suministro de litio, sustentando su política en mostrar dinero fresco ante las demandas de los gobiernos locales. Según detalla Bruno Fornillo, en Argentina posee al menos 11 de los 48 proyectos de extracción, y, en Bolivia, el conglomerado CBC explota en conjunto con la estatal YLB los salares de Uyuni y Coipasa (3).
En la industria de litio chilena, China entró en la propiedad de SQM en 2018, cuando compró la participación que la canadiense Nutrien, pagando más de US$4.000 millones, lo que le permitió acceder al 25,86% del capital accionario.
Fue la mayor inversión china realizada en Chile.
En la actualidad, Tianqi tiene un 24% del capital accionario de SQM, equivalente a US$3.200 millones, siendo el segundo mayor accionista luego Ponce Lerou, quien nunca abrió mano de la mayoría del capital accionario, lo que le permite controlar el directorio de la firma.
LA LLEGADA DE BYD
La transición energética para la superación del uso de combustibles fósiles también ha sido aprovechada por China, país que en pocas décadas vigorizó su industria automotriz y, en los últimos años, desplazó a la estadounidense TESLA en la producción de vehículos eléctricos. Hoy la china BYD es el mayor productor de este tipo de vehículos en el mundo.
BYD fue creada en 1995 como fabricante de baterías recargables, ampliando posteriormente su rubro de negocios, abarcando en la actualidad la producción de automóviles y trenes. En la actualidad, su presencia está en todos los continentes, manteniendo 30 parques industriales no sólo en China, sino que también en Estados Unidos, Canadá, Japón, Brasil, Hungría e India.
En Brasil, la transición energética promovida por los autos eléctricos también implicó mudanzas en los proveedores. Pasó en el estado de Bahía, en donde BYD está invirtiendo 605 millones de dólares para habilitar la primera fábrica de autos eléctricos en el complejo Camaraçi, en donde la norteamericana Ford cerró su planta en 2021. Así, en donde se fabricaban los modelos Ford Ka y EcoSport, se espera que a fines de este año o comienzos de 2025, se comiencen a producir 150 mil unidades anuales de los modelos eléctricos Dolphin, Dolphin Mini, Yuan Plus y Song Plus.
En Chile BYD introdujo la primera flota de taxis eléctricos en 2015 y, a partir de 2018, comenzaron a circular los primeros buses eléctricos en regiones, lo que se consolidó dos años después cuando introdujeron 650 buses eléctricos al sistema RED Metropolitana, lo que equivale al 10% de la flota de todo el sistema de transporte de Santiago, con buses que incorporaron aire acondicionado, puertos de carga USB y redujeron los costos de mantenimiento.
Hoy cerca de 2.500 buses eléctricos circulan por la capital chilena, siendo sólo un millar de BYD. También operan en Santiago desde 2019 buses eléctricos Yutong y Foton. Esta última empresa china, desde fines de 2022, introdujo 2.400 buses eléctricos, a los que se sumaron otros 1.200 en una posterior licitación.
Yutong también ha vendido 301 trolebuses que operan en Ciudad de México, correspondiente al total de ese tipo de vehículos de la capital mexicana. En tanto, BYD anunció recientemente la construcción de una fábrica de autos eléctricos cerca de dicha ciudad, que dará empleo a 10 mil personas y pretende vender 50 mil unidades en el mercado local.
BYD también mostró interés en instalar una fábrica de cátodos en la Región de Antofagasta a mediados de 2022, con una inversión proyectada de US$ 290 millones y con el objetivo de comenzar a fines de 2025 a producir fosfato de hierro y litio para cátodos. Si bien se inició un proceso de evaluación con la Corfo en mayo de este año, BYD anunció posponer dicho proyecto argumentando “incertidumbre” y falta de interés del gobierno chileno.
EL PROTECCIONISMO DE ESTADOS UNIDOS Y EUROPA
El avance de los fabricantes de vehículos eléctricos chinos ha provocado la imposición de políticas proteccionistas en Estados Unidos. Si hoy, para ser vendidos en el territorio norteamericano, éstos tenían un arancel de un 25%, a partir del próximo 1 de agosto de 2024 se impondrá un arancel de un 100 por ciento.
Otro tanto afectará a los componentes individuales, como las baterías de iones de litio de los mismos autos eléctricos y otros componentes que también aumentarán sus aranceles del 7,5% al 25% para esa fecha. Además, a partir del 1 de enero de 2026, se aplicará un impuesto del 25% al grafito natural y los imanes permanentes.
La propia Oficina de Comercio de Estados Unidos reconoce que se trata de medidas geopolíticas, al sostener que el aumento de los aranceles tiene como objetivo afectar “productos que China tiene como objetivo dominar, o son productos de sectores en los que Estados Unidos ha realizado recientemente importantes inversiones”.
Estados Unidos también quiere involucrar a sus aliados en esta guerra económica contra China. La secretaria del Tesoro estadounidense, Janet Yellen, está promoviendo que los países del G7 adopten medidas conjuntas contra los productos chinos. Reunidos a fines de mayo en Italia, los ministros de Finanzas de Estados Unidos, Japón, Alemania, Francia, Reino Unido, Italia y Canadá comenzaron a diseñar una política arancelaria común para frenar la industria china, que estaría contemplando establecer tasas de un 30 por ciento a sus productos.
Por su parte, China respondió advirtiendo que, en caso de concretarse esta política, pondrán un 25% de aranceles de importación a los motores de combustión europeos y norteamericanos.
Las medidas del bloque europeo-estadounidense dan cuenta de que la política de mercados abiertos y países que no ponen reglas a la inversión extranjera -como las promovidas hasta hoy en Chile-, están dando paso a una guerra comercial que torna a los países proteccionistas y más preocupados de asegurarse las materias primas para sus procesos productivos. Es una disputa global por el control de los recursos naturales, tener capacidad industrial instalada y mano de obra especializada, así como también asegurados los mercados y las vías de suministro.
Chile tiene los recursos naturales claves para la transición energética en curso. Además del litio, minerales estratégicos y raros abundan en los concentrados de cobre.
Pese al alineamiento con Estados Unidos y Europa de parte de la administración de Boric, de igual modo, en el marco de la realización del próximo foro de la APEC en Perú durante este año, se espera que el presidente chino, Xi Jinping, se dé una vuelta por Chile, en donde, fiel a la histórica tradición china, despliegue su política de la seda, promoviendo inversiones y acuerdos con empresas de su país.
Por Mauricio Becerra R.
NOTAS
- Alejandro Marcó del Pont: La amenaza de los otros
https://eltabanoeconomista.wordpress.com/2024/03/17/la-amenaza-de-los-otros/ ↩︎ - Diego Pautasso & Tiago Nogara: A China e a nova Rota da Seda.
https://www.martinsfontespaulista.com.br/a-china-e-a-nova-rota-da-seda-1104466/p ↩︎ - Bruno Fornillo: Las fronteras latinoamericanas del litio
https://nuso.org/articulo/306-fronteras-latinoamericanas-del-litio/ ↩︎