Francia está en caos. El presidente Enmanuel Macron anunció este miércoles confinamiento nacional a partir del viernes 30 de octubre. El motivo es la segunda ola de contagios por COVID-19 que vive la nación europea. Sin embargo, ese no es el único problema social que ocupa la atención del mandatario actualmente.
Las protestas contra Macron -por insistir que publicar caricaturas contra el profeta Mahoma es esencial para la libertad de expresión- se extiende. Hay manifestaciones internacionales, ciberataques contra sitios web franceses y advertencias de que la respuesta del presidente es «imprudente».
Los musulmanes en Francia, y en otros lugares, están furiosos por “la dura represión del gobierno contra sus comunidades”. Esto, a raíz del asesinato el pasado 6 de octubre del profesor de secundaria Samuel Paty.
El diario The Guardian reseña que Paty enseñaba historia y geografía en una escuela de un tranquilo suburbio de París. En clases, presentó una copia de las caricaturas del profeta Mahoma que provocaron el ataque a la revista Charlie Hebdo cinco años atrás.
Evidentemente, desconocía las trágicas consecuencias que eso traería para su vida, la sociedad francesa y las relaciones de París con el mundo islámico. Diez días después, Paty fue asesinado, supuestamente por un adolescente de origen checheno nacido en Rusia. Enseguida, el presidente respondió que Francia no “renunciaría a las caricaturas”.
El ministro del Interior francés, Gérard Darmanin, ha supervisado redadas contra organizaciones e individuos islámicos en los últimos días. Incluso, defendió las acciones policiales e insistió en que Francia busca acabar con el extremismo.
“Buscamos luchar contra una ideología, no una religión. La gran mayoría de los musulmanes franceses son muy conscientes de que son los primeros afectados por la deriva ideológica del islam radical”, declaró a los medios.
La reacción mundial contra Macron
Desde entonces, Macron fue descrito como un enfermo mental por su homólogo turco, Recep Tayyip Erdoğan. Su embajador en Pakistán fue citado para condenar la incitación a la islamofobia. Desde Siria hasta Arabia Saudí, los productos franceses son objeto de boicot. Así, Francia se convirtió en un “eje del mal”.
Por su parte, Irán convocó a un diplomático francés para informarle que la respuesta del mandatario al asesinato fue «imprudente». Asimismo, Teherán acusa a París de fomentar el odio contra el islam, bajo el disfraz de la libertad de expresión.
Una poderosa asociación de clérigos en la ciudad iraní de Qom instó a Teherán a pedir a las naciones islámicas que impongan sanciones políticas y económicas a Francia. Un periódico iraní de línea dura describió al presidente francés como el “diablo”, retratándolo como Satanás en una caricatura en su portada.
En agencia de prensa estatal saudí citó a un funcionario anónimo del Ministerio de Relaciones Exteriores. Este habría comentado que el Reino debe «rechazar cualquier intento de vincular el islam con terrorismo, y denunciar las caricaturas».
En Bangladesh, unas 40.000 personas participaron en una manifestación contra Francia en la capital, Daca. Allí, quemaron una efigie de Macron y pidieron un boicot a los productos franceses. También hubo llamados al Gobierno para que expulse al embajador francés del país. De lo contrario amenazan con derribar el edificio de la embajada francesa.
En tanto, el semanario satírico francés Charlie Hebdo se arriesgó a inflamar las tensiones con Turquía. En la más reciente portada de su edición en línea, publicó una caricatura burlona del presidente turco, Erdogan.
Qué sucedió en Francia tras el crimen
El presunto asesino de Paty es Abdoullakh Anzorov (18), un ciudadano checheno que vive en Francia desde los seis años. Tras el crimen, la policía francesa allanó las residencias de decenas de presuntos grupos islamistas e individuos acusados de extremismo.
El ministro Darmanin declaró que las redadas, autorizadas por un juez, tenían como objetivo «enviar un mensaje». Incluso, aseguró al medio Libération que en los operativos encontraron «armas y videos de decapitaciones».
Igualmente, el funcionario anunció su intención de disolver organizaciones musulmanas de alto perfil. Entre ellas destacan el Colectivo para la Lucha contra la Islamofobia en Francia (CCIF), una organización humanitaria que lleva proyectos en Togo, el sudeste asiático y Pakistán.
Darmanin dijo que el CCIF estaba implicado en el asesinato de Paty, ya que un supuesto video publicado en Facebook lo implicaba. “Es un grupo islamista que no condena los ataques (…) que ha invitado a islamistas radicales. Es una agencia contra la República. Considera que existe una islamofobia estatal mientras recibe subsidios del Estado francés”, aseveró.
Tras el asesinato, fuentes policiales dijeron a los medios que las autoridades estaban dispuestas a deportar a 213 extranjeros. Todos estaban incluidos en una lista de vigilancia del Gobierno por tener supuestas creencias religiosas extremas.
El martes, Le Figaro informó que piratas informáticos islámicos se apoderaron de varios sitios web franceses. “Aquellos que maltraten al mensajero de Alá deben ser castigados», decía un presunto mensaje.
Ataques similares, descritos por funcionarios franceses como un «cyberjihad», ocurrieron después del ataque Charlie Hebdo de 2015. En aquella ocasión, el atentado contra la revista dejó 12 personas fallecidas.
Los próximos pasos de Macron
El presidente francés no se retracta de sus polémicas declaraciones. Al contrario, llamó a su par ruso, Vladimir Putin, para instarlo a redoblar esfuerzos y la cooperación contra el terrorismo. Esto lo hizo pensando en los orígenes chechenos del presunto asesino de Paty.
Pero, esta no es una pelea que Macron probablemente abandonará. A nivel nacional, se enfrenta a la primera vuelta de las elecciones presidenciales en abril de 2022.
Su desafío vendrá de la derecha, ya sea la centroderecha Les Républicains o la ultraderecha de Marine Le Pen. Con esta última está codo a codo en los sondeos, aunque su índice de desaprobación neta como presidente es -24 %.
The Guardian expone que ser duro con el separatismo islamista y pagar un precio globalmente no lo hiere con los vacilantes de la derecha. Macron apuesta por mantener las apuestas altas, para que otros reconozcan que “no pueden permanecer neutrales”.
Previamente, Macron abordó el debate del extremismo islamista en su discurso del 2 de octubre sobre el secularismo. Esa vez, intentó matizar cómo integrar el islam y el secularismo francés, con varias propuestas para regular imanes y mezquitas.
«El islam es una religión que está experimentando una crisis en todo el mundo«, acotó. El presidente se refería al yihadismo del Estado Islámico y también al wahabismo, la ideología extremista saudí y el salafismo. «No creemos en el islam político que no es compatible con la estabilidad y la paz en el mundo».
Además, tuvo pasajes de equilibrio sobre el Estado como garante de la libertad de religión, la privación económica y el legado colonial francés. Su discurso encontró muchas quejas en el exterior, especialmente en Turquía, ya que la mitad de los imanes en Francia son turcos.
El papel de Turquía en el conflicto
Turquía protagoniza una serie de disputas con Francia. Estos conflictos -sobre Siria, Libia, la OTAN, la exploración de gas en el Mediterráneo oriental y Armenia- tienen cada una su propio contexto y detalles.
- En Siria, Macron se opone a los ataques turcos contra la milicia kurda YPG, aliados de Francia en la guerra contra el Estado Islámico.
- En Libia, Macron rechaza la influencia islamista en el Gobierno de Acuerdo Nacional (GNA) de Trípoli. Asimismo, condenó que Ankara prestara ayuda al GNA.
- En la OTAN, Macron advierte que la alianza puede sufrir «muerte cerebral» por culpa de Turquía. Acusa a Erdogan de ser ambivalente sobre la defensa de los valores occidentales.
- En el Mediterráneo, equipara los intereses griegos con los de Europa, dejando que Alemania medie. Así, se pone cada vez más abiertamente del lado de Armenia.
En medio del conflicto, París espera que Erdoğan se rinda a la presión. Actualmente, la lira turca está en un nuevo mínimo y hay pocos frentes en los que el presidente de ese país puede luchar.
Aun así, Erdogan saca su propia fuerza de las condenas de Macron en el mundo árabe. Incluso, este lunes, se unió explícitamente al llamado a un boicot de los productos franceses. «Se vuelve cada vez más difícil ser musulmán y vivir un estilo de vida islámico en los países occidentales», enfatizó el líder turco. Amanecerá y veremos.