Ilaisa Henríquez es una exfuncionaria de Carabineros que denunció haber sufrido hostigamiento y acoso sexual por parte de sus compañeros, al interior de la institución. La joven relató que llevaba dos años en la escuela cuando empezó a notar cosas que no le parecían, lo que incrementó cuando egresó a la 1ª Comisaría de Santiago. Dentro de su historia, expresa que partió desde el día uno con los «golpes» y viendo detenciones a los vendedores ambulantes «desde ese día vi cosas que yo dije que no iba a sobrellevar».
Así es como cuenta que dentro de la Escuela de Carabineros, vivió agresiones verbales que tenían los mismos instructores, además, de las horas que los tenían parados al sol, donde «se vivían cosas que uno se cuestionaba adentro», pero que al ser una carrera que pagó, no se salió. Tras eso, relata que vio cosas que se estaban haciendo que no estaban correctas ni apegados a la ley.
Entre eso, que al momento de hacer detenciones a vendedores ambulantes, se tiraba a la persona lejos o gas en la cara, y que funcionarios de Carabineros se quedaban con las pertenencias de ellos, incluyendo objetos tecnológicos que después no se les entregaba. Por otro lado, cuenta que hubo un constante acoso sexual y laboral, que era un tema que se repetía tanto con ella y sus compañeras.
«Yo siempre dije que no a todo. Me abrazaban, jefes me intentaban correr la cara, me intentaban meter la mano abajo o arriba. Entre eso, competían por quien hacia caer a la «paca nueva», yo veía chats que hablaban para apostar por quién podría besarse conmigo. En carabineros todo es muy jerárquico, entonces a los superiores siempre tenías que hacerle caso, donde me daban propuestas en doble sentido, que siempre que me negaba era un problema«, contó Henríquez.
Fue en ese momento que empezó el acoso de todos los días, entre ver injusticias con personas y el mismo acoso sexual que ella vivía al interior de la institución: «En Carabineros cuando estas iniciando, tienes que dormir dentro de la institución, después recién te dejan ir a tu casa. Entonces cuando yo dormía ahí, me seguían algunos hasta mi pieza con la excusa de ver el «orden», pero eso es un trabajo que debe hacer una femenina. Viví muchas situaciones a nivel sexual».
A pesar de eso, ella cuenta que seguía soportando las actitudes, pero que hubo un punto de inflexión donde cuenta que explotó: «Hubo un momento en donde exploté y dije que no puedo más, que fue cuando cuatro carabineros estaban en un retén móvil y empezaron a subir a distintas personas, uno a uno. Le pegaban, le robaban la billetera y el celular. Habrán subido alrededor de 90 personas, y tenían un montón de dinero, el que quizás era para comprarse cosas. Ahí me agarré de valor y fui a hablar con el jefe de la unidad, tras insistencias hablé con el y le conté toda la situación, pero no hizo nada».
«Me dejó como la sapa, que debería aprender a trabajar porque soy muy nueva. Ahí fue cuando yo tiré licencias médicas, empecé a distraerme e intenté que mi mente no estuviese pensando en eso, ahí fue cuando denuncié en otra comisaria la situación que pasaba en la mía, y cuando el comisario supo me dio de baja; ni si quiera me avisaron que me estaban dando de baja».
En ese momento, comenta que tomó la decisión de hacer todo público en sus redes sociales, puesto si hacia la denuncia nadie la tomaría en cuenta. Y una vez lo hizo, comenzaron las constantes amenazas: «me tiraban papeles al departamento, me llegaban mensajes a mi celular, y hasta me atropellaron en moto. Yo pensé que me iban a matar en cualquier momento, y ahí fue cuando decidí hablarlo en Chilevisión, porque dije que si iban a hacerme algo, que todos lo supieran».
Así, cuenta que también le llegaron diferentes testimonios de mujeres de la misma institución, de PDI y Gendarmería, quienes le relataban tener la misma historia pero que no se atrevían a hablar por miedo: «Ahí yo me di cuenta que no era la única, habían muchas otras que vivieron la misma situación o que aún las siguen viviendo. Algunas de ellas me decían que no se podían salir por sus hijos».
Dentro de los relatos que le llegaron por otras mujeres, fue uno en particular el que la marcó: «yo sabía quien era ella, y me dijo «vivo tu misma situación, pasé por lo mismo -acoso sexual-. Me violaron dentro de la institución, tengo dos hijos y tengo que seguir callada por ellos», creo que no ha habido una situación más fuerte que esa».
Por otro lado, comenta que es necesario crear una entidad especifica que investigue estos casos, independiente de Carabineros o PDI: «Si llegara a idealizar algo, para detener esto es necesario crear leyes, alguna entidad o un ministerio en específico para investigar estos hechos, porque los mismos Carabineros que investigan estos casos están coludidos entre sí. Lo mismo con PDI, las denuncias al final no llegan a puerto, por lo mismo muchas mujeres se callan y no dicen nada, porque te expones con «autoridades».
Hoy en día, relata que no ha recibido más amenazas por parte de Carabineros, pero a pesar de que el caso se hizo conocido, las denuncias y las ayudas que les brindaron no llegaron a nada. De hecho, cuenta que el mismo Ministerio de la Mujer le ofreció asesoramiento, pero que no hubo más avance, quedando su caso al olvido, sin obtener justicia alguna.