El Gobierno de Estados Unidos está empeñado en consolidar la idea de que el coronavirus COVID-19 surgió en la ciudad de Wuhan, en China. Para ello, toda la plataforma mediática internacional ha realizado el lobby necesario para que esta matriz de opinión quede sembrada en la opinión pública.
En 2019, la guerra frontal de EE. UU. se evidenció en la imposición de aranceles a las exportaciones chinas, así como también en su apoyo a la desestabilización en Hong Kong y el caso de supuesto robo de información tecnológica que habrían hechos compañías de este país asiático contra empresas estadounidenses.
En ese mismo orden sale a relucir el boicot de Washington contra la tecnología 5G que puso a disposición del mundo China, además del bloqueo contra la marca de teléfonos celulares Huawei, que puso en jaque a Apple, por su enorme capacidad con respecto a la relación calidad y costo, entre otras particularidades.
En medio de esa guerra, según la narrativa de la Casa Blanca y los grandes medios hegemónicos, pareciera que EE. UU. siempre es la víctima y «los comunistas chinos» los más perversos victimarios. Sin embargo, lo que poco se cuenta en esa historia es que Washington busca a toda costa mantener su hegemonía mundial, la imposición del dólar como moneda global y seguir siendo reconocido como la primera economía del planeta.
En las últimas dos décadas, a Washington las guerras frontales armadas no les han traído frutos para sostener su poder hegemónico. China, en cambio, con su industrialización se ha posicionado como la nación que desplazará a Estados Unidos -aunque muchos expertos sostienen que ya lo hizo- como la primera economía mundial, con otras naciones que siguen su camino, entre ellas Rusia e India, otros dos gigantes que también hacen frente al país norteamericano.
Ante eso, la teoría impuesta de que el COVID-19 es «chino», o fabricado en China, como lo dijo recientemente Donald Trump, más allá de consolidarse, parece diluirse y con ello hacer una especie de efecto rebote que coloca al Pentágono como principal responsable de la pandemia que ya cuenta con al menos 400.000 infectados diagnosticados y ha ocasionado la muerte de más de 17 mil personas.
«Casos raros» que se dieron en EEUU e Italia
El pasado 12 de marzo, la Cancillería china denunció que el Ejército de EE. UU. se encargó de introducir el coronavirus 19 a Wuhan, la ciudad en donde se registró el primer gran brote de la infección.
Lo extraño del caso es que, los dos países que en principio resultaron más afectados son precisamente dos naciones calificadas por Washington como «enemigos» y «amenazas» para Estados Unidos: China e Irán.
En medio de las acusaciones de Trump y el mensaje mediático que busca imponer la frase «el coronavirus de Wuhan», el director de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades norteamericano (CDC, por su sigla en inglés), Robert Redfield, admitió durante el Comité de Supervisión de la Cámara de Representantes que algunos estadounidenses que, aparentemente, murieron de influenza en 2019 tuvieron un resultado positivo para el COVID-19 en el diagnóstico póstumo.
La aseveración de Redfield no sólo hace caer la teoría del virus chino, sino que además da origen a otra: Estados Unidos tenía conocimiento del virus, posiblemente lo crearon, lo soltaron para ver su comportamiento letal, consiguieron su tratamiento, lo escondieron y lo lanzaron como arma biológica contra los dos países que no pueden y no se atreven a enfrentar militarmente.
El portavoz del Ministerio de Exteriores chino, Zhao Lijian, respondió: «Algunas muertes por influenza se infectaron en realidad con COVID-19, admitió Robert Redfield de CDC en la Cámara de Representantes. Estados Unidos reportó 34 millones de casos de influenza y 20 mil muertes. ¿Cuántos están relacionados con COVID-19?».
Ante este panorama, Lijian catalogó como “absolutamente incorrecto e inapropiado” llamar a este virus como el “coronavirus chino”, cuando su origen es en realidad estadounidense.
COVID-19 pudo ser creado entre EE. UU. e Israel
Philip Giraldi, uxfuncionario de la Agencia Central de Inteligencia (CIA, por su sigla en inglés) considera que su país pudo haber “creado” al llamado COVID-19, en colaboración con el gobierno de Israel, como un arma de guerra biológica para dañar a China e Irán; y en el caso de los israelíes para utilizarlo contra Palestina.
Esta afirmación se suma a la de varios análisis que no descartan el papel protagónico de EE. UU. para dar origen a la pandemia que afecta al 97 % del planeta y que ha encendido las alarmas de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
A esta realidad se suman declaraciones del director del Instituto de Investigaciones Farmacológicas Mario Negri de Milán (Italia), el doctor Giuseppe Remuzzi, quien señala que antes de conocerse el primer contagio en Wuhan, en Italia se diagnosticaron casos de personas con «un tipo de neumonía muy extraño y severo».
«Ellos (los médicos generalistas) recuerdan haber observado un tipo de neumonía muy extraño, muy severo, particularmente en personas mayores, en diciembre o incluso noviembre (…) Esto significa que el virus estaba circulando, al menos en (la región de) Lombardía antes de que supiéramos que este brote se producía en China», declaró el especialista italiano para la National Public Radio de Estados Unidos.
Las declaraciones de Remuzzi hacen pensar a los especialistas que el SARS-CoV-2 o COVID-19 pudo haber infectado a una multitud de pacientes en Italia desde 2019.
¿Virus gringo made in USA?
Paralelamente, los especialistas chinos también recuerdan casos que podrían sugerir que el virus ya circulaba desde antes del brote. En Wuhan, en diciembre se detectó una «neumonía con un caso desconocido», pero el informe de un medio nacional sugería que el primer caso podría remontarse a mediados de noviembre. Oficialmente, el primer caso en Wuhan se confirmó el 1 de diciembre de 2019.
De confirmarse que ya en 2019 el virus circulaba por el país transalpino, quedaría descartada la citada teoría del inicio del brote en Italia que asegura que la infección llegó a Lombardía debido al contacto de un ciudadano chino con uno italiano.
En 2019, en Estados Unidos hubo un brote extraño de fibrosis pulmonar que provocaba hasta la muerte, debido a la incapacidad de los enfermos para respirar. Para ese momento se aseguraba en los medios que estas víctimas podrían estar relacionadas al uso de vapeadores.
Ante estas teorías, ¿los grandes medios se atreverán a dejar la frase «coronavirus de Wuhan» para sustituirlo por «virus gringo» o «coronavirus estadounidense», o llegarán a titular: El COVID-19 es «Made in USA»?
Te puede interesar…