Este semana, el carismático líder político uruguayo José «Pepe» Mujica ofreció un discurso tras anunciar su retiro del Senado. Previamente, había adelantado su decisión de dejar el primer frente de batalla política en su país.
“La función de Senador impone entre otras cosas, una fuerte y permanente relación directa con actores y colectivos sociales. Supone recibir a ciudadanos y visitarlos a veces en sus lugares de trabajo para recibir sus problemáticas y sus peripecias», recalcó Mujica. Recordó que decidió dejar «la primera línea» debido a la pandemia del COVID-19, que lo convierte en una persona muy vulnerable por su dedad.
«Para un anciano que además padece una enfermedad inmunológica, estos tiempos de pandemia que durarán demasiado no son recomendables si se valora el milagro de vivir”. Esa es una de las tantas frases de la carta con la cual Pepe Mujica oficializó la renuncia a su banca en el Senado.
Lo antes expuesto, agregó Pepe, «me obliga con mucho pesar por mi honda vocación política, a solicitar que se gestione mi renuncia a la banca que me otorgó la ciudadanía«.
Eso sí, el expresidente dejó claro que «esto no significa el abandono de la política». A su juicio, abandona solo la primera fila, por entender que un buen dirigente es el que deja gente que lo supera con ventaja.
«Me voy agradecido, con hondos recuerdos y mucha nostalgia. Me ha echado la pandemia”, recalcó Pepe Mujica.
La última intervención del “Pepe”
Antes de hablar por última vez ante el plenario de la Cámara de Senadores, José Mujica agradeció “tanto reconocimiento” que le llegó en las intervenciones que dirigentes de todos los partidos realizaron antes de él.
“Quiero agradecer, porque hay en la vida un tiempo para llegar y un tiempo para irse. Gracias a los funcionarios que en estos 26 años me han soportado. Algunos ya no están. Gracias a colegas, diputados y senadores, donde he compartido duras y jocosas. En mi jardín hace décadas que no cultivo el odio. Aprendí una dura lección que me puso la vida: el odio termina estupidizando”, sostuvo Pepe.
Luego, tras elogiar al exministro de Economía, Alejandro Atchugarry, como “un hombre de categoría superior que no está entre nosotros”, consideró: “La biología impone cambios, pero también tiene que haber actitud de cambio, de dar oportunidad a nuevas generaciones y ayudar a construir el porvenir».
«Por eso me ha pasado de todo en la vida: estar seis meses atado con alambre con las manos en la espalda, irme del cuerpo por estar en un camión (…) estar dos años sin que me lleven a bañarme y tener que bañarme con una taza», recordó.
«He pasado de todo, pero no le tengo odio a nadie y le quiero transmitir a los jóvenes que triunfar en la vida no es ganar sino levantarse cada vez que uno cae. Gracias”. El aplauso de los senadores presentes le puso fin al último discurso de Pepe Mujica en el Senado.
«La política es la lucha por la felicidad»
A continuación el último discurso íntegro de José «Pepe» Mujica como senador de la República de Uruguay. Dado el 20 de octubre de 2020:
Genio y figura hasta la sepultura. Les tengo que agradecer tanto reconocimiento. Quiero agradecer porque hay un tiempo para llegar y un tiempo para irse en la vida. Le agradezco a los funcionarios que en estos 26 años en esta casa me han soportado. Sé que algunos ya no están. A muchos colegas, diputados y senadores con los que he compartido horas duras y otras hasta jocosas. Los quiero simbolizar en uno que se sentaba en esta butaca, (Alejandro) Atchugarry, un liberal de marca mayor, no un liberal solo en economía, en lo humanístico a lo largo de los años y cuando me tocó ser ministro me llamó por ahí en un boliche y me dijo:
‘Pepe ten cuidado con esto, y con esto… y cuando vayas a firmar algún papel fijate que lo haya revisado algún abogado de oficio’. Y cuando se enteró que había contradicciones en nuestro gobierno me llamó.
Un hombre de categoría superior que no está entre nosotros pero lo quiero nombrar como un símbolo de algo que hay que conversar que es la bonhomía, a pesar de las rispideces del sistema político de este país. Que siendo pequeño tiene que huir de las grietas y tiene que lograr una media de cosa común que se mantenga en el tiempo a lo largo de los años.
Quiero además agradecer a los colegas. Me voy porque me está echando la pandemia. Ser senador significa hablar con gente y hablar por todos lados. El partido no se juega en los despachos, y estoy amenazado por todos lados: por vejez y por padecer una enfermedad inmunológica crónica -si mañana aparece una vacuna yo no me puedo vacunar-.
Han sido muy elogiosos, demasiado elogiosos. Yo tengo mi buena cantidad de defectos, soy pasional, pero en mi jardín hace décadas no cultivo el odio porque aprendí una dura lección que me enseñó la vida… que el odio termina estupidizando porque nos hace perder objetividad frente a las cosas.
El odio es ciego como el amor pero el amor es creador y el odio destruye. Y una cosa es la pasión y otra cosa el cultivo del odio.
La era digital para Pepe
El tiempo impone cambios y estamos entrando en otra época, la digital. Ni mejor ni peor… distinta. Creo que han aparecido problemas tecnológicos que son capaces de predecir cómo es el carácter y cómo es esencialmente las líneas motrices de la conducta humana a veces sin siquiera hablar con nosotros. Y este va a ser un dilema que van a tener los Estados y los sistemas políticos del futuro: ¿Hasta dónde es violable la intimidad y la dignidad humana y hasta dónde existe la libertad?
Porque hasta hace poco creíamos con pasión, una definición de la libertad y ahora la ciencia nos dice ‘si por libertad se entiende seguir los deseos e inclinaciones, la libertad existe, pero si por libertad se entiende que somos capaces nosotros de gestar esas inclinaciones y esos deseos, la libertad no existe’.
He vivido con una definición y me cambiaron toda la letra ahora: este problema lo tienen las nuevas generaciones, y la política tendrá que hacerse cargo. Porque la política es la lucha por la felicidad humana, aunque suene a quimera.
«Las causas quedan»
Y finalmente, mucha gente nos ha dado el apoyo estos años, veintipico de años, y tengo que estar agradecido con ellos, los que deciden anónimos en el seno del pueblo. En política no hay sucesión, hay causas y los hombres y mujeres pasamos. Algunas causas sobreviven y se transforman porque lo único permanente es el cambio. La biología influye cambios pero también tiene que existir la actitud de cambio, de dar oportunidad a nuevas generaciones, ayudar a construir el porvenir ya que la vida se nos va y las causas quedan.
He pasado de todo en la vida. He estado seis meses atado con alambres con las manos en la espalda. Irme del cuerpo por no poder aguantar en un camión por estar dos días o tres encerrado. Estar dos años sin que me lleven a bañarme, y tener que bañarme con una taza de agua y un pañuelo. He pasado de todo. Pero no le tengo odio a nadie. Y le quiero transmitir a los jóvenes que hay que darle gracias a la vida, porque triunfar en la vida no es ganar sino que es levantarse y volver a empezar cada vez que uno cae.
Muchas gracias.
Así cerro su discurso el expresidente uruguayo José ‘Pepe’ Mujica.
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