El pasado miércoles 31 de agosto, y después de muchos rumores, la Plataforma Unitaria, que reúne a los principales partidos de la oposición en Venezuela, ha decidido participar en los próximos comicios del 21 de noviembre, donde se elegirán todos los alcaldes y gobernadores del país.
La decisión la dio a conocer Henry Ramos Allup, líder del histórico partido Acción Democrática: «Por temor a los laboratorios, a las críticas, a los insultos y a las ofensas lo pensamos muy bien antes de participar, pero definitivamente dimos un paso adelante y vamos a participar el próximo 21 de noviembre».
De esta manera, Ramos hacía referencia al poder mediático y en redes sociales de la oposición radical, que tilda de ‘entreguista’ o ‘colaboracionista’ a quienes asisten a los eventos electorales, comenta Ociel Alí López en un artículo de opinión publicado por RT.
La Plataforma Unitaria es una nueva organización de la cual aún no hay claridad sobre quiénes la componen ni los objetivos que se plantean. En cualquier caso, ahora tienen pendiente designar a sus candidatos, lo que definirá si finalmente van unidos en todas las regiones.
Se cierra un ciclo
Después de abstenerse de manera consecutiva durante tres elecciones, incluidas las presidenciales de 2018 y las parlamentarias de 2020, la oposición venezolana ha cerrado un ciclo de confrontación violenta y ha decidido volver a los cauces políticos para comenzar una nueva etapa de participación en los procesos electorales.
Lo que sucedió en Venezuela estos años no fue poca cosa. Amenazas de invasión lanzadas por el propio presidente de EE.UU., constitución de un gobierno paralelo, bloqueo económico, presión de muchos gobiernos del mundo, intentos de golpe de Estado –como el del 30 de abril de 2019–, incursiones armadas –como la operación Gedeón–, manifestaciones violentas, robo de las reservas internacionales e intentos de desmembramiento del país.
Y todo ello, además, con el llamado a la abstención, que se convirtió en la principal arma para ‘deslegitimar’ al presidente Maduro y a las instituciones venezolanas. Todo lo intentaron y en todo fracasaron… menos asistir a las elecciones, agrega López.
Tras la convocatoria de la Plataforma Unitaria de participar en el próximo evento electoral, Venezuela pasa la página de los intentos de derrocamiento violentos y renueva un escenario de disputa pacífica y electoral, lo que puede cambiar el mapa político nacional dominado casi en su totalidad por el oficialismo, que actualmente posee 19 de las 23 gobernaciones y 305 de las 335 alcaldías del país.
Lo más significativo del paso dado por la oposición es que, al parecer, fue producto de un consenso entre todos los principales partidos políticos, incluyendo la corriente radical de Voluntad Popular, el partido de Juan Guaidó, que aunque formalmente no ha respaldado el anuncio, fue incluido por Ramos Allup entre los partidos que participarían.
Más temprano, el líder de Voluntad Popular, Freddy Guevara, planteó la necesidad de «convivir» con el gobierno, lo que implica un cambio diametral de su discurso, ya que en 2017 amenazaba con que no habría normalidad en el país hasta que «la dictadura no cesara».
Los otros partidos que respaldaron el anunció fueron Primero Justicia, Un Nuevo Tiempo y Acción Democrática, quienes, según han planteado, irían unidos a los comicios por medio de la tarjeta de la MUD (Mesa de la Unidad Democrática), que salió victoriosa en las parlamentarias de 2015.
Todos ellos exigían como condición ‘sine qua non’ para participar en eventos anteriores que Maduro renunciara a su cargo y estos fueran convocados por un gobierno interino. Nada de ello ha ocurrido y, sin embargo, ahora deciden participar, lo que ha generado indignación en políticos, ‘influencers’ y bases de apoyo de la oposición, especialmente en la que vive fuera del país.
Revuelo en la oposición radical
No todos los opositores estuvieron de acuerdo con el anuncio. El exalcalde David Smolansky lanzó una pregunta que ronda la cabeza de todos los venezolanos, especialmente la de aquellos que siguieron la línea abstencionista durante estos años: «Si no hubo condiciones hace solo ocho meses para las parlamentarias, ¿por qué las hay ahora?».
Ese es el gran argumento que aún debe explicar la dirigencia opositora: qué ha cambiado para que pasaran de una línea política a otra sin una clara y convincente justificación.
Responder la pregunta de Smolansky es clave para lograr una convocatoria exitosa, debido a que las bases opositoras se han acostumbrado a no asistir a los eventos electorales por decisión de su dirigencia y todavía no se dan argumentos de peso para entender el cambio de enfoque.
Otros partidos como La Causa R y Encuentro Ciudadano han decidido no participar y se han desalineado de la unidad opositora.
Por su parte, los principales dirigentes que llamaron a la abstención y al derrocamiento violento del gobierno, como Leopoldo López y Julio Borges, cuyos partidos participarán según lo anunciado, han hecho mutis sobre la decisión tomada. Una especie de indiferencia y poca transparencia a la hora de aclarar este nuevo rumbo.
La decisión tomada por la Plataforma Unitaria es quizá el hecho más significativo que indica una normalización política en Venezuela después de años de profundo conflicto, que podrá consolidarse una vez ocurran los comicios de noviembre y se presente un nuevo mapa político regional.
El principal objetivo opositor no es tanto arrasar o ganar un mayor número de gobernaciones y alcaldías que el oficialismo. Al menos así lo ha dicho Ramos Allup. Su propósito actual se centrará más bien en retomar el camino electoral y rearticular las fuerzas territoriales para, así, intentar concretar el escenario de un cambio de gobierno en las presidenciales de 2024.
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