El líder izquierdista Pedro Castillo podría ser proclamado como presidente de Perú la semana próxima, a escasos días de su asunción, una vez que termine el proceso de impugnaciones que interpuso su rival, Keiko Fujimori, quien en ninguna instancia logró demostrar el fraude que denunció desde la segunda vuelta, realizada el pasado 6 de junio.
De acuerdo con el calendario previsto por las autoridades electorales, la victoria de Castillo será confirmada a más tardar el próximo miércoles, es decir, una semana antes de la ceremonia del 28 de julio en la que jurará como presidente de Perú para un periodo de cinco años.
En un reportaje de la periodista Cecilia González para RT, se explica que esta es la primera vez que la proclamación de un mandatario se demora tanto en el país sudamericano, lo que fue provocado por el conflicto postelectoral protagonizado por Fujimori, la candidata derechista del partido Fuerza Popular que ya advirtió que, de cualquier forma, desconocerá los resultados oficiales.
La cuenta regresiva para terminar el proceso electoral tuvo uno de sus capítulos cruciales la víspera, ya que los 19 Jurados Electorales Especiales (JEE) de las regiones peruanas terminaron el proceso de proclamación en cada uno de esos distritos. En todos los casos emitieron las actas que validan el triunfo de Castillo.
A partir de ese momento comenzaron a correr los tres días hábiles para que el fujimorismo interponga apelaciones, lo que implica que tiene de plazo hasta el próximo viernes para seguir retrasando el reconocimiento de su derrota, pero se prevé que la respuesta de las autoridades electorales será inmediata para no dilatar más la proclamación.
Si coincide con los fallos que vienen dando todas las instancias y las declara improcedentes, entonces el Jurado Nacional de Elecciones (JNE) ya estará en condiciones de oficializar la victoria de Castillo, quien de acuerdo con los cómputos oficiales ganó al obtener 8.836.380 votos, frente a los 8.792.117 que alcanzó Fujimori. La diferencia fue de apenas 44.263 sufragios.
Intrigas en Perú
Desde que culminó la segunda vuelta el fujimorismo interpuso 270 apelaciones, pero en la mayoría de los casos ni siquiera cumplió con los requisitos formales para su presentación, por lo que el JNE las invalidó.
Aunque la hija del expresidente Alberto Fujimori denunció fraude en el conteo de votos y en la validación de las actas, sobre todo de mesas del interior del país, en donde Castillo tuvo mayor caudal de respaldo ciudadano, jamás pudo demostrarlo.
Además, todos los grupos de observadores internacionales que acudieron a las elecciones, más la Unión Europea e incluso el Gobierno de EE.UU., aseguraron que los comicios se habían desarrollado sin irregularidades, lo que restó peso a sus denuncias.
Lo paradójico de Perú es que fueron tantas las maniobras sin fundamento que la candidata intentó para evitar la derrota, que ahora la Fiscalía de la Nación la investigará por «perturbación o impedimento del proceso electoral» y «fraude procesal» contra el Estado.
De hecho, Fujimori debe declarar por esta causa el próximo 23 de julio, cuando se prevé que Castillo ya habrá sido proclamado como presidente electo.
Mientras la líder derechista de Perú enfrenta nuevos problemas legales, que se acumulan a las investigaciones por corrupción que arrastra desde hace años, Castillo, por el contrario, se encuentra en plena definición de su gabinete.
La confirmación de la victoria de Castillo no garantiza que amaine la tensión política en Perú, ya que el fin de semana, durante una reunión con sus seguidores, Fujimori dijo que no aceptará los resultados. «No nos vamos a quedar de brazos cruzados, el partido no ha terminado», advirtió, aunque ya agotó todas las instancias democráticas que tenía para impugnar.
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