El gasto militar en el mundo no deja de crecer. En 2019 subió 3,6 % hasta 1,92 billones de dólares, algo que supone el mayor aumento interanual desde 2010. Sin embargo, esta inversión en “seguridad” no protegió a los países de la mayor amenaza: la pandemia de COVID-19 que afecta a más de 3,4 millones de personas en el planeta.
De acuerdo con un informe difundido por el Instituto Internacional de Estudios para la Paz de Estocolmo (SIPRI), esta cifra supone el 2,2 % del Producto Interno Bruto (PIB) global y un gasto medio de 249 dólares por persona, lo que consolida la tendencia alcista en el gasto mundial registrada desde 2015 después de una caída entre 2011 y 2014 por la crisis financiera.
“El gasto militar mundial fue 7,2 % más alto que en 2010, confirmando la tendencia de que el crecimiento se ha acelerado en años recientes. Es el nivel más alto de gasto desde la crisis financiera global de 2008 y representa probablemente un máximo histórico”, señaló el documento.
“El gasto militar alcanzó su mayor nivel desde el final de la Guerra Fría”, declaró Nan Tian, investigador en SIPRI, a la agencia AFP.
Estados Unidos a la cabeza
Como era de esperarse, Estados Unidos es el país que más invirtió en el sector militar durante 2019, con un monto de 732.000 millones de dólares, lo que supone un 5,3 % más que en 2018.
Además, el gasto militar de la nación norteamericana representa el 38% de la cifra global y la suma de los siguientes 10 países en la lista.
Desde su llegada a la Casa Blanca, en 2016, el presidente Donald Trump no ha ocultado su intención de fortalecer aún más la supremacía militar de su país sobre sus dos principales rivales geoestratégicos: China y Rusia.
Los drásticos recortes del republicano en medioambiente, cooperación exterior o ayudas contra la pobreza energética le han permitido reforzar su músculo militar con 39.000 millones de dólares más que los 693.000 millones del año anterior.
Según el informe, el incremento se debe a un aumento de los costos de personal por el reclutamiento de 16.000 militares y a los programas de modernización de arsenal convencional y nuclear, y se basa “en la percepción de un regreso a la carrera armamentística entre las grandes potencias”.
Con un Ejército de casi 1.400.000 efectivos y más de 800 bases militares, repartidas por más de 40 países que responden a sus intereses, no es de de extrañar que Washington cada vez gaste más.
No obstante, el gasto estadounidense es un “15 % inferior al récord de 2010, al que siguieron siete años consecutivos con descensos, una tendencia revertida en los últimos dos”, reseñó la agencia EFE.
El incremento del gasto de EE. UU. “responde más a una estrategia de disuasión que a las exigencias actuales de sus operaciones en el exterior”, explicó Aude Fleurant, investigadora del SIPRI, a El País.
La experta pronosticó que —salvo “una catástrofe financiera”— Trump aumentará el gasto en defensa cada año que esté en la presidencia.
De hecho, el Mandatario instruyó crear “cuanto antes” una rama del Ejército dedicada al espacio —“que garantice el dominio estadounidense del cosmos”— en la que se prevé que reciba decenas de miles de millones de dólares desde su primer año.
El republicano también maneja la idea de modernizar el arsenal atómico, un proyecto que según los expertos costaría unos tres billones de dólares en un plazo de unos 30 años.
Gasto militar de las grandes potencias
De acuerdo con el informe del SIPRI, con un gasto de 261.000 millones de dólares y un incremento de 5,1 % con respecto al año pasado, China se ubica en el segundo puesto del gasto militar.
En el tercer lugar le sigue India con 71.100 millones, un 6,8 % más; y Rusia con 65.100 millones, que supone un 5 % de aumento .
“La inversión china supone una subida del 85 % respecto a 2010 y constata un aumento continuo en el gasto militar desde 1994, mientras el crecimiento indio se explica sobre todo por las tensiones con sus vecinos Pakistán y China”, según el texto citado por EFE.
Arabia Saudí cierra el top 5 con un gasto de 61.900 millones, que aunque supone el 8 % de su PIB, es 16 % menor al monto de 2018, a pesar de las operaciones militares que mantiene en Yemen y las tensiones con Irán.
Los cinco países que más invierten, incluido Rusia y Arabia Saudita, representan juntos más del 60% de los gastos militares totales. Francia, Alemania, Reino Unido, Japón y Corea del Sur cierran la lista de los diez primeros.
Mientras que Brasil, bajo el mando de Jair Bolsonaro, es undécimo, con 26.900 millones de dólares, seguido de Italia, Australia, Canadá e Israel.
El informe del SIPRI destacó en la lista de los 15 primeros figuran seis países miembros de la OTAN (Estados Unidos, Francia, Alemania, Reino Unido, Italia y Canadá), con un gasto conjunto de 929.000 millones de dólares, que representan el 48 % del total mundial.
A excepción de Reino Unido, que mantiene el gasto estable, y de Canadá y Grecia, donde retrocede un 2 % y un 0,4 %, respectivamente; las partidas de defensa engordan en el resto de socios de la OTAN.
En conjunto, la suma representa un 17 % más que la de 2015. Aun así, solo nueve de los 30 miembros de la Alianza cumplen con el compromiso de destinar un 2% de su PIB al sector militar.
Muy notable es la subida en Alemania, donde creció 10 % en comparación con el año pasado, hasta llegar a los 49.300 millones.
En los últimos 30 años, la actividad de las Fuerzas Armadas alemanas se ha ido transformando para poder operar en zonas de conflicto, generalmente bajo el mandato de la ONU o de la OTAN, como, por ejemplo, en Bosnia, Kosovo o Afganistán
El informe del SIPRI también planteó que, en el análisis por regiones, el mayor aumento porcentual se registró en Europa (5 %), seguida por Asia y Oceanía (4,8 %), América (4,7 %) y África (0,5 %), mientras que en Oriente Medio el organismo no puede proporcionar una estimación del gasto total por quinto año seguido.
En el continente americano, la suma de la inversión conjunta de Estados Unidos y Canadá supuso el 92 % del total en la región.
El gasto de México representa tres cuartas partes del total en América Central y el Caribe. Mientras que en Sudamérica el gasto militar de Brasil, con 26.900 millones de dólares abarca el 51 % de la región, seguido de Colombia (19 %) y Chile (9,8 %).
¿Un misil o 17 millones de mascarillas?
Ante los 1,9 billones de dólares que invirtieron los países en 2019 para estar preparados para la guerra, organizaciones como Greenpeace han difundido una comparación entre el gasto militar y los insumos y equipos que se requieren para la lucha contra el coronavirus COVID-19.
Por ejemplo, un avión de combate F-35 cuesta 89 millones de dólares, con lo que se podrían pagar 3.244 camas de UCI. Una hora de vuelo en este avión es equivalente al salario anual de una enfermera en uno de los 37 países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE). El Reino Unido ha informado de la compra de 138 aviones F-35 y Estados Unidos de 1.763.
Otro de los ejemplos que pone la organización es el de una fragata de la clase FREMM, que cuesta 936 millones de dólares. «Esto es equivalente a los salarios anuales de 10.662 médicos en un país de la OCDE», señaló Greenpeace, al tiempo que advirtió que este tipo de naves están en servicio en Italia y Francia.
Indicó que Estados Unidos, que es el epicentro de la pandemia mundial con más de un millón de casos, estaría negociando la compra de estas fragatas por un valor de más de 1.000 millones de dólares.
«Un tanque Leopard 2 cuesta 11 millones de dólares, lo que podría pagar 440 respiradores«, condenó la organización.
«El precio de una carga del tanque (3.200 dólares) podría pagar 90 pruebas de COVID-19», subrayó.
Greenpeace también informó que con lo que cuesta un misil Trident II se pueden adquirir 17 millones de mascarillas, y con el precio de un submarino se podrían comprar 9.180 ambulancias totalmente equipadas.
Según las cifras que maneja la organización, el presupuesto anual de armas nucleares en el mundo es 10 veces superior al presupuesto de las Naciones Unidas y la Organización Mundial de la Salud (OMS) juntas.
Preparados para la guerra, pero no para una pandemia
La pandemia que azota al mundo deja claro que los riesgos y amenazas a la salud pública, incluso en los países más desarrollados, no estaban realmente previstos desde el concepto de seguridad.
El coronavirus no se puede combatir con armas, incluidas las nucleares, en las que los países invierten cientos de miles de millones de dólares cada año.
El investigador del SIPRI Nan Tian indicó que aunque “el aumento de los gastos militares se aceleró estos últimos años”, la tendencia podría invertirse debido a la pandemia del COVID-19 que sacude la economía mundial.
Planteó que el mundo se dirige a una más que posible recesión y los gobiernos tendrán que reconsiderar el gasto militar frente sectores como los de la salud y la educación.
“Es posible que esto tenga un efecto real en los gastos militares”, indicó.
Sin embargo, explicó que la historia muestra que una reducción del presupuesto militar en un contexto de crisis nunca dura demasiado. “Podríamos ver una disminución de los gastos entre uno y tres años, y un nuevo aumento los años siguientes”, advirtió.