«Arriba del bus en valpo camino a san antonio. Asqueroso, hediondo, lleno de basura y más encima hay que adivinar dónde está tu asiento porque los weones ni siquiera se dan el tiempo de enumerar el bus. Cómo detesto pullman lago Peñuelas (sic)», escribió el pasado 10 de febrero Carla Silva en el Facebook «No más monopolio de Pullman San Antonio«.
Una página creada originalmente con el fin de denunciar los abusos de Pullman Bus Lago Peñuelas -la única empresa que ha realizado por años el recorrido entre este puerto y el de Valparaíso-, pero que terminó finalmente abriéndose a recibir las quejas contra el servicio que esta misma empresa realiza igualmente a Santiago, que hasta hace poco, antes de la llegada de CIKTUR, realizaba también en calidad de monopolio.
Revisar esta página de la red social es viajar por la rabia, la impotencia y el cansancio que vacían en este espacio los usuarios de estas máquinas.
Las críticas y quejas se repiten diariamente y tienen que ver con los atrasos en los horarios de salida de los buses, la ausencia de auxiliares, la falta de aseo en su interior, los cinturones con desperfectos o simplemente la inexistencia de éstos, el mal estado de los baños y lo desproporcionado que les resulta el costo del pasaje por un servicio que -aseguran- es de muy mala calidad. Un boleto ida y vuelta entre San Antonio y Valparaíso cuesta hoy $7.500, y uno solo ida $4.200.
BAÑOS HEDIONDOS, CINTURONES MALOS, PASAJEROS DE PIE: HABLAN LOS USUARIOS
Cuando pedimos testimonios para este artículo sobre las condiciones que enfrentan los sanantoninos al viajar en Pullman Bus Lago Peñuelas, fue como abrir una llave de agua. Agua sucia, con olor a encierro y orina, y en donde se repetían las acusaciones.
Claudia Martínez Espíndola estudia Pedagogía en Matemáticas en la PUCV. Usa Lago Peñuelas prácticamente todos los fines de semana y ahora en verano viaja ida y vuelta dos veces por semana por sus estudios de francés.
“Estos buses salen cada 40 minutos, a veces cada hora y media, siendo que la demanda es demasiada, por razones obvias (universitarios,trabajadores, etc.). Los buses no parten hasta que se llenan y luego van recogiendo gente en el camino que debe irse de pie durante casi 1 hora y 45 minutos”, asegura. Y agrega: “Son buses antiguos que deberían estar obsoletos. Muchos tienen el reclinaje de los asientos malo y no tienen cinturón de seguridad. Viajan sin auxiliar siempre, por lo que quienes viajan con maleta no pueden bajarse en las paradas que desean, sino hasta el final del recorrido”. La estudiante asegura, además, que los precios suben cada año más y que no se puede adelantar la compra del pasaje de un día para otro, debido a que el sistema no es computacional, sino manual.
Paloma Pereira Mira viaja a Valparaíso a visitar a familiares al menos una vez al mes. También quiso darnos su testimonio. A las críticas por la “gente de pie en el recorrido, alza de precios antojadizas, baños sucios, buses hediondos a orina, asientos sin cinturones de seguridad y ventanas sin cortinas», ella suma otro antecedente: acusa discriminación de la compañía frente a quienes compran pasajes rebajados con la TNE. “En un viaje efectuado hace un par de años desde Valparaíso a San Antonio compré un pasaje rebajado con TNE y una vez pagado me informaron que si el bus se llenaba yo debía irme parada para darle el asiento a cualquier persona que haya pagado el pasaje completo”, cuenta.
Claudia Meza apunta otro insumo al respecto. Ella realiza una vez por semana un trayecto corto, desde San Antonio hasta Quillaicillo, a la casa de su madre. “El pasaje adulto cuesta $1.200, pero el de estudiante $650. En el vidrio tienen pegado el tarifario de los trayectos, en los que se especifica adulto-trabajador-estudiante. Cuando quise empezar a pagar lo que me correspondía, puesto que tengo mi TNE, me pusieron resistencia”.
Meza cuenta que la última vez que lo intentó le tocó un bus con auxiliar, quien “de muy mala forma me dijo que tenía que pagar mi pasaje completo”. Dice que le enseñó el papel de las tarifas, con timbre y firma de la empresa, pero este se negó igualmente a recibirle el pago. Luego de un mal rato el funcionario de Lago Peñuelas le recibió el pago a regañadientes, antes de lo cual la pasajera debió estar expuesta al maltrato y amenazas de que sería dejada en el camino si no cancelaba lo que se le exigía.
Ana Marambio debe viajar permanentemente a Valparaíso, al Hospital Van Buren y, en algunas ocasiones, a la Universidad de Valparaíso a realizarse exámenes, pues padece una endometriosis severa. “Cambian los horarios a su gusto allá y acá en San Antonio; hacen problemas cuando uno va con pasajes regalados por el hospital: Dos veces no querían marcarme el pasaje porque no lo había comprado”, relata. Y agrega: “Y los baños siempre malos, hediondos. Con gente de pie durante todo el trayecto. El chofer debe bajarse a cada momento a entregar maletas y cobrar pasajes, porque van sin auxiliar; y a veces a mucha velocidad, para cumplir con su hora de llegada”, asegura Marambio.
UNA EMPRESA PULLMAN BUS
Si Pullman Bus Lago Peñuelas pertenece o no a Pullman Bus ha sido una de las dudas que surgen a la hora de buscar a quien asignar las responsabilidades del cuestionado servicio. Y si bien desde la misma empresa sanantonina se sostiene que tienen distintos administradores, sí existe una relación directa entre ambas compañías.
El 12 de noviembre de 1993 se constituyó la Asociación Gremial de Dueños de Buses Pullman Bus Lago Peñuelas San Antonio. Los principales cargos de la directiva quedaron entonces en manos de Carlos Alberto Cabello Reyes como Presidente, Pedro Segundo Farías Soto como VicePresidente y Carlos Arturo Duarte Cevasco como Tesorero. Este último ocupa actualmente el cargo de gerente general, mientras que la vicepresidencia la asumió Miguel Menares Maldonado.
¿Y qué pasó con Pedro Farías Soto, el histórico dueño de la empresa Pullman Bus?: Él es hoy el presidente del directorio de Pullman Bus Lago Peñuelas, mientras que su hijo, Luis Pedro Farías Quevedo, quedó a cargo de Pullman Bus.
LAS RESPUESTAS DE PULLMAN BUS LAGO PEÑUELAS
El Ciudadano conversó con José Durán, gerente administrativo de Pullman Bus Lago Peñuelas, quien está desde 1991 en la empresa. Frente a las críticas que han realizado los usuarios respecto al servicio de la empresa, comenzó asegurando que «atrasos en las salidas creo que no tenemos. No sé de dónde salió eso».
Respecto al costo de la tarifa planteó que «nadie paga la tarifa que aparece estipulada en la tarifero, todo el mundo de una u otra manera tiene descuentos… el estudiante o el enfermo». Y agregó: «Nuestros fuertes son el estudiante y los enfermos, nosotros no tenemos el turista que va de Santiago a la costa, ponte tú. Si no tuviéramos estudiantes y enfermos la empresa no existiría».
Sobre las condiciones de los buses el gerente de operaciones dijo que «si bien es cierto que hay máquinas un poco antiguas, también se han ido renovando». «Independiente de que las máquinas en algunos casos son medias antiguas, nuestra mejor carta de presentación ante cualquier cosa es que nunca hemos tenido accidentes en la línea, donde lamentar muertes y cosas así», asegura Durán.
Refiriéndose a otra de las críticas que más se repite entre los usuarios, Durán planteó que «lamentablemente nuestra debilidad en este minuto es el personal». «No hay gente, no hay instituciones creadores de conductores y auxiliares, no existe en el mercado, van naciendo del que tuvo algún colectivo, después una liebre, y ahí van apareciendo los conductores de buses, y es muy distinto conducir un bus a una liebre. Entonces cuesta un poco tener gente», sostuvo.
Junto con ello, reconoció que un 70% de las máquinas andan sin ayudante, argumentando que «no hay personal, estamos cansados de pedir gente, no llegan o la que llega lamentablemente no cumple con los requisitos, quisiéramos tener una atención mejor para poder dar un mejor servicio, pero no es un tema nuestro, no hay gente no más, no tenemos de dónde fabricarla». Esto, sumó, aún cuando «un sueldo de un auxiliar hoy es de $400.000 para arriba, lo que no es un mal sueldo para la zona». «Entonces tenemos puros jubilados, conductores antiguos», dice.
En lo que tiene que ver con las malas condiciones en que se encuentran los baños -cuando no están clausurados- el representante de Lago Peñuelas sostuvo que éstos «duran re poco, porque la gente los mal utiliza y de repente, claro, tú te subes a una máquina y la gente por no pagar los $100 en el baño del terminal sube al de la empresa y los mal utilizan. Entonces por lo mismo es que no están abiertos y en las condiciones que debieran».
El gerente administrativo justificó otra de las irregularidades de Lago Peñuelas, la gente viajando de pie en los pasillos del bus, planteando que «nosotros transportamos a los estudiantes entre Algarrobo y Casablanca, que son estudiantes sin costo, pero no podemos dejarlos botados porque somos el único servicio». Durán asegura que en algún momento tuvo hasta problemas con Carabineros, a quienes les expuso que no podía seguir llevando tanta gente de pie, a lo que los policías habrían respondido: «Tiene que llevarlos, son estudiantes».
Consultado por la opción de colocar más buses a disposición de los usuarios, el gerente de operaciones plantea que «en estos momentos estamos tratando, en los horarios de punta, de poner más máquinas», agregando que diariamente paralizan 10 de estas por mantención y con el objetivo de ajustarse a la normativa laboral que regula los horarios.
Por último, frente al escenario de críticas y quejas, José Durán insistió en los beneficios que -dice- otorgan. «Es cosa que mires la cantidad de tarjetas que entrega la empresa. Tenemos más de 5 mil tarjetas circulando, y sin necesidad, porque somos los únicos -nos dicen el monopolio- y no debiéramos ni tener rebajas, pero las tenemos, porque los dueños son locales y tienen una deferencia con la gente».
Por Daniel Labbé Yáñez