El presidente de Rusia, Vladimir Putin, y su homólogo bielorruso, Alexandr Lukashenko, interrumpieron este lunes sus conversaciones en Sochi. En medio de su encuentro, decidieron irse a esquiar en las pistas de la estación Krasnaya Poliana. Este lugar fue uno de los principales escenarios de los Juegos Olímpicos 2014 de Sochi.
Después de esquiar, ambos mandatarios pasearon en motos de nieve y continuaron sus negociaciones durante un almuerzo de trabajo. ¿Es normal este tipo de encuentros? Para la diplomacia en general no lo es. Sin embargo, para Putin es una jornada política cualquiera. Por eso, repasaremos algunas de las innumerables habilidades -y tambien ideas- que han convertido al líder ruso en una especie de mito o leyenda viviente.
¿Quién es Vladímir Vladímirovich Putin?
Alejandro Magno medía 1,60 metros y dominó un imperio extendido desde Grecia y Egipto hasta la India por 13 años (336–323 a.C.). Napoleón Bonaparte medía 1,68 metros y así conquistó y controló Europa durante 11 años (1804–1815). Vladimir Putin mide 1,70 metros, tiene 21 años en la meca de la política y una década siendo uno de los hombres más poderosos del planeta. Incluso, su ‘reinado’ pareciera destinado a extenderse por 36 años.
Putin es presidente de la Federación Rusa, la nación más grande del mundo, cabeza de la extinta Unión Soviética. Es una potencia económica, energética y nuclear. Su nombre inspira respeto — miedo en algunos casos — en líderes tan diferentes como Joe Biden, Xi Jinping, Kim Jong-un, Narendra Modi, Benjamin Netanyahu, Hasán Rohaní y Angela Merkel. Todos quieren una foto con él.
Desde 1999 se alterna como Primer Ministro y Presidente, cargo que ocupará hasta 2024. Sin embargo, el pueblo ruso aprobó un referendo constitucional, celebrado del 25 de junio al 1 de julio de 2020, que le permite a Putin postularse para dos mandatos adicionales de seis años cada uno.
Su hipotética reelección es más que probable. En 2018 ganó la presidencia con más de 76 % de apoyo popular. Hoy, a pesar de ser Rusia uno de los países más afectados por la pandemia, sigue gozando de buena aprobación. Los grandes medios lo critican con cautela; los grandes líderes no osan pisotear su nombre. Todo ello ha creado un aura de misterio alrededor de su figura, con historias, leyendas urbanas y teorías. Estas van desde aquellas verificables hasta algunas cargadas de misticismo.
Los orígenes del hombre, el mito, la leyenda
«Es el espía más grande que ha tenido Rusia», «Su sabiduría es infinita», «Es un experimentado explorador de aire, mar y tierra», «Es un ‘Dan’ superior a Chuck Norris en taekwondo» (sí, leyeron bien, Chuck Norris), «Tiene la habilidad de comunicarse con los animales» y otras tantas. Pero, ¿cómo dejó de ser un don nadie para convertirse en el «líder mundial más importante desde Winston Churchill»?, así lo define The Intercept.
Nació y creció en la ciudad de Leningrado, actual San Petersburgo. Su familia era tan pobre que debía compartir un apartamento con otras dos familias. «No éramos ricos, pero teníamos un televisor. Aunque mis padres vivían al día y a menudo tomaban dinero prestado hasta que cobraban», relató en una entrevista en 2018. Incluso, ha llegado a contar que cazaba ratas en las escaleras de su casa para «divertirse».
En la Unión Soviética convulsa de la década del 60, y dada su baja estatura, incursionó en las artes marciales a los 14 años para aprender a defenderse de quien le hacía bullying. Así, llegó a ser cinturón negro en judo y sambo.
En 2014, la Federación Mundial de Taekwondo le otorgó el cinturón negro 9º Dan y el titulo de Gran Maestro, quedando un grado por encima de Chuck Norris.
Sus primeros pasos en la política
En 1975 se gradúa de abogado con altos honores. De inmediato, es reclutado por el disuelto Comité para la Seguridad del Estado o KGB: la policía secreta y agencia de inteligencia soviética. Medios de su país lo han calificado como uno de los «mejores espías en la historia de la KGB».
En 1991, tras la disolución de la Unión Soviética, el presidente Boris Yeltsin lo nombra jefe del nuevo Servicio Federal de Seguridad: la FSB. Allí, comenzaría su despegue hacia la cima del mundo. En una Rusia colapsada, corrupta y llena de traidores, logró apartar de su camino a todo aquel que parecía querer acabarlo, sin armas, con inteligencia.
Un fiel en un mundo de traidores
«El enigmático y frío exespía hizo lo que nadie hizo: ser fiel a sus jefes hasta el final. Incluso, o especialmente, cuando las cosas se les pusieron feas y otros abandonaban el barco por temor a contaminarse y arruinar sus carreras políticas”, reseña en un reportaje biográfico Vanity Fair.
Por ello, el 9 de agosto de 1999, Yeltsin lo designa Primer Ministro de la nación. En su discurso, el presidente avecinaba el futuro que le esperaba a Putin y a Rusia:
«He decidido nombrar a la persona que, en mi opinión, es capaz de consolidar nuestra sociedad, garantizar la continuación de las reformas en Rusia con el apoyo de las más amplias fuerzas políticas. Él será capaz de ponerse al frente de los que en el nuevo siglo XXI tendrán que renovar nuestra gran Rusia».
Boris Yeltsin
En apenas ocho años, un joven desconocido y de orígenes pobres ascendió más que cualquier otro en la historia rusa. En aquel momento, su calificación electoral era del 1%, recuerda el periodista Oliver Carroll en un reportaje en The Intercept. Para ese entonces, la población asumía que Putin tomaría el mismo rumbo político que Yeltsin.
Valentín Yumashev, yerno y asesor de Yeltsin, fue quien llevó a Putin al Kremlin. En 2019 recordó en una entrevista a BBC: «Empezamos a trabajar juntos e inmediatamente noté su extraordinaria labor. Era brillante formulando ideas, analizando y argumentado sus planteamientos (…) Había demostrado ser un liberal y un demócrata que quería continuar con las reformas de mercado».
Putin: un hombre, dos políticas
Su gestión puede dividirse en dos fases. En la primera, «duplicó el control estatal sobre la economía y devolvió los servicios secretos al centro de la vida rusa». Fue «una fase prooccidental, favorable a Estados Unidos y reformista del libre mercado», hasta 2006–2007.
En la segunda, impulsó el concepto de «democracia soberana». Allí comenzó a alejarse de Occidente, con un claro punto de quiebre: la anexión de Crimea y el conflicto en Ucrania en 2014. En ese momento ratificó su idea de una «economía soberana» y envió un mensaje a Estados Unidos: «Yo tengo el poder».
En declaraciones a The Intercept, Gleb Pavlovsky, consultor político que trabajó en el Kremlin durante los primeros 12 años de su Gobierno, reafirmó: «En 20 años, Estados Unidos vio a Clinton, Bush, Obama y Trump, cada uno con una perspectiva política diferente (…) En Rusia siempre ha estado Putin. La gente piensa que un presidente solo es fiel a una política y no es así, en lo absoluto. El Putin de los primeros años no tiene nada en común con el actual«.
Precisamente, entre 2013, 2014, 2015 y 2016, la revista Forbes lo nombró como «El hombre más poderoso del Mundo«. Sin embargo, se ha mantenido en el top 3 desde 2009.
El zar de los nuevos tiempos
Actualmente, Putin domina el mundo político a su antojo. En Siria sacudió a las fuerzas norteamericanas, venció al terrorismo y ayudó a Bashar al-Assad a consolidarse en el poder. Es el aliado número uno de China, aunque califica al presidente Xi Jinping como “un amigo, más que un aliado”. Tiene una relación cordial y de respeto con el líder norcoreano, Kim Jong-un.
Es pieza clave para que Estados Unidos no haya tomado control de Venezuela. Putin defiende a este país dada su gran amistad con el fallecido Hugo Chávez y su respeto hacia Nicolás Maduro. Es la cabeza del BRICS, grupo de potencias emergentes conformado por Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica. Guarda excelentes relaciones con los Gobiernos y presidentes de Irán y Turquía. Es respetado por Israel y Europa cede ante él a pesar de las amenazas de sanciones por parte de Washington.
La visión global de Putin de cara al futuro
En 2020, Rusia realizó los actos conmemorativos del 75º aniversario de la victoria sobre la Alemania nazi. Ese día, Putin dejó entrever algunas de sus ideas a futuro para el mundo.
El líder ruso defiende una «mejora» en el sistema de relaciones internacionales. Su idea es evitar que se cometan los mismos errores que llevaron a la II Guerra Mundial.
«Es aconsejable discutir los pasos para desarrollar principios colectivos en los asuntos mundiales, hablar francamente sobre el mantenimiento de la paz, el fortalecimiento de la seguridad global y regional, el control estratégico de las armas, los esfuerzos conjuntos para combatir el terrorismo, el extremismo, y otros desafíos y amenazas urgentes«, escribió en un artículo.
¿El hombre más respetado del mundo?
El Mandatario sostiene que los principales Estados del mundo son responsables, de una u otra forma, del inicio de una guerra. Entonces, asegura que solo a través del diálogo, el respeto a la autodeterminación de los pueblos y la no injerencia es que se puede avanzar hacia un mundo mejor y más globalizado, en el que nadie asuma el papel de juez, justificando o condenando a quien sea.
Putin ha hecho de Rusia un país más separado de los valores liberales, más conservador, patriota y nacionalista. Sus profundas creencias religiosas y posiciones radicales le han hecho ganar detractores. Muchos rusos lo acusan de liderar un régimen autoritario que controla los medios, los cuerpos del Estado y cada región del país.
A pesar de ello, su idea de un mundo multipolar, con relaciones de respeto entre naciones, lo convierten en el «hombre» a seguir. Esto toma fuerza en un época en la que EE. UU. impone «la ley de la selva», violando todas las convenciones internacionales habidas y por haber. Esta triste etapa comenzó cuando invadió Irak en 2003 con base en «fake news« y sin autorización del Consejo de Seguridad de la Organización de Naciones Unidas (ONU).
¿Make Russia Great Again?
Es público que Putin ha querido rescatar los valores de la vieja Unión Soviética. Incluso, su política podría fácil identificarse con la frase «Make Russia Great Again«. Pero, entre dos modelos con sentidos nacionalistas — Washington y Moscú — la humanidad puede inclinarse más por aquel que no se entromete en los asuntos ajenos y aboga por el consenso.
Así que, más allá de pensar cómo sería una Rusia sin Putin, tal vez sea más apropiado pensar cómo sería un mundo sin Putin. El líder del Kremlin es la palanca de frenos que impide a EE. UU. tomar control del Universo, pues su influencia también se extiende al espacio exterior. Al final, su nombre permanecerá en los libros de historia como una especie de hombre, mito y leyenda del siglo XXI.