El fin de semana pasado el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, propuso conformar un nuevo proyecto de integración latinoamericana con un ente que sustituya a la Organización de Estados Americanos (OEA) generó reacciones en todo el continente, que coinciden en que el planteamiento del mandatario mexicano busca fortalecer políticamente a la ya fundada Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac).
Esta propuesta de López Obrador buscaría contrarrestar la influencia hegemónica de EE.UU. sobre América Latina. explica Manuel Hernández Borbolla, en un reportaje para RT.
«La propuesta es, ni más ni menos, que construir algo semejante a la Unión Europea, pero apegado a nuestra historia, a nuestra realidad y a nuestras identidades. En ese espíritu, no debe descartarse la sustitución de la OEA por un organismo verdaderamente autónomo, no lacayo de nadie, sino mediador a petición y aceptación de las partes en conflicto, en asuntos de derechos humanos y de democracia», dijo López Obrador en un discurso pronunciado el sábado 24 de julio, durante un acto conmemorativo del natalicio del Libertador Simón Bolívar, previo a una reunión de la Celac en Ciudad de México.
La declaración se produjo tras meses de confrontación entre la diplomacia mexicana y Luis Almagro, secretario general de la OEA, quien ha sido señalado por líderes latinoamericanos de operar en favor de los intereses de EE.UU. en la región.
Aunque López Obrador no mencionó explícitamente a la Celac, el discurso se pronunció con motivo de la reunión del organismo celebrada en México, en presencia de diplomáticos que asistieron a dicho encuentro.
Por otra parte, el mandatario mexicano consideró que el nuevo organismo de integración propuesto debería incluir a EE.UU. y Canadá, pero poniendo como base el reconocimiento a la soberanía de las naciones, en lugar de los intentos de coerción que han prevalecido históricamente. Algo que, de acuerdo con López Obrador, convendría a Washington ante el crecimiento económico de China.
«Sería un grave error ponernos con Sansón a las patadas, pero al mismo tiempo tenemos poderosas razones para hacer valer nuestra soberanía y demostrar con argumentos, sin balandronadas, que no somos un protectorado, una colonia o su patio trasero», señaló el mandatario mexicano.
Además, dijo, «el crecimiento desmesurado de China ha fortalecido en EE.UU. la opinión de que debemos ser vistos como aliados y no como vecinos distantes«.
Las reacciones en la Celac
El presidente de Bolivia, Luis Arce, respaldó la propuesta de su homólogo mexicano. «Hacemos eco de las palabras del hermano, López Obrador, en la idea de sustituir a la OEA por otro organismo verdaderamente autónomo, que exprese los equilibrios regionales, respete la autodeterminación de los pueblos y no de cabida a la hegemonía de un solo Estado», escribió Arce.
Por su parte, el presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, se sumó a la propuesta del mandatario mexicano y planteó reforzar la Celac como sustituto de la OEA. Por otro lado, Colombia rechazó la propuesta, al considerar que la integración regional debe buscar relaciones «más estrechas» con EE.UU. y Canadá, según palabras de la canciller colombiana, Marta Lucía Ramírez.
De acuerdo con algunas versiones publicadas en la prensa argentina, México ha iniciado algunas gestiones políticas con el fin de que sea Argentina la que asuma la presidencia de la Celac en 2022, para que sea Alberto Fernández quien tome la batuta en el contrapeso a la OEA.
Según analistas, este proceso de contrapesos podría incluso reforzarse con el reciente triunfo electoral del izquierdista Pedro Castillo en las presidenciales de Perú, lo que serviría para abonar a la consolidación de la Celac.
¿Qué es la Celac?
La Celac es un organismo creado en 2011, principalmente impulsado por el fallecido líder venezolano Hugo Chávez, y que congrega a 33 países de América Latina y el Caribe, sin incluir a EE.UU. y Canadá.
Para entender su conformación, hay que remontarse a 2005. Ese año, en Mar del Plata, Argentina, se realizó la IV Cumbre de las Américas, pero a la par, se llevó a cabo la Cumbre de los Pueblos, a la que asistió Chávez. El líder venezolano señaló que el objetivo del encuentro era enterrar el Área de Libre Comercio de las Américas (Alca), que impulsaban EE.UU. y Canadá.
Entonces, pronunció su recordado «¡Alca, Alca, al carajo!» y también señaló: «Los pueblos ya no aceptan aquí presidentes entreguistas, ni presidentes arrodillados al imperialismo. Los pueblos piden verdaderos líderes».
Más adelante, con la mayoría de gobiernos progresistas en la región, se dio vida a la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur), cuyo Tratado Constitutivo se firmó en 2008; pero aún quedaba pendiente unir a América del Sur con América Central y el Caribe.
En diciembre de 2008 se llevó a cabo en Salvador de Bahía, Brasil, la Cumbre de América Latina y el Caribe sobre Integración y Desarrollo (CALC), iniciativa del entonces presidente brasileño Luiz Inácio Lula Da Silva, y fue la primera vez en 200 años que los representantes de los países de la región se reunían sin EE.UU. y Canadá. Ahí impulsaron una integración regional y otros encuentros.
En febrero de 2010 se realizó la Cumbre de la Unidad en la Rivera Maya, Cancún, México; y, finalmente, en diciembre de 2011, en Caracas, Venezuela, se llevó a cabo la cumbre fundacional de la Celac.
Geopolítica actual
En 2020, la administración del presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, decidió retirarse temporalmente de la Celac. No obstante, la expectativa de un posible triunfo del izquierdista Luiz Inácio Lula da Silva –quien encabeza las principales encuestas de preferencia electoral en las presidenciales brasileñas de 2022–, podría darle un nuevo impulso a ese ente regional.
Por otra parte, la próxima asunción del izquierdista Pedro Castillo en Perú, junto a la presencia de Arce en Bolivia, Maduro en Venezuela, Fernández en Argentina y López Obrador en México, configuran un escenario proclive a impulsar esta iniciativa integradora de la región que, en caso de retomarse, tendrá el reto de negociar con los Gobiernos más conservadores, que son reticentes a estas iniciativas.
En el panorama aún quedan por definirse actores decisivos. En Chile, por ejemplo, se celebrarán elecciones presidenciales en noviembre de 2021 (en medio de un histórico proceso para la creación de una nueva Constitución), mientras que Colombia hará lo propio, en mayo de 2022.
De este modo, lo que ocurra en la política interna de países como Brasil, Colombia y Chile, entre 2021 y 2022, podría ser un punto crucial para darle viabilidad política a la propuesta de López Obrador, a la hora de crear un organismo multilateral más equitativo frente a los intereses de EE.UU. en el continente.
Asimismo, Argentina presentó formalmente su candidatura para presidir la Celac a partir de 2022, una vez que México concluya su periodo al frente del organismo.
China como principal socio
Los expertos consultados coinciden en que la amenaza que representa para EE.UU. el crecimiento económico de China, además del liderazgo de México, son factores clave para impulsar una nueva integración continental.
«Se nota ahora cómo a partir de este Gobierno en México empieza una relación un poco más marcada con América Latina, algo que los últimos gobiernos neoliberales en México dejaron de lado en función de integrarse subordinadamente a EE.UU. y América del Norte», señala Aníbal García, investigador del Centro Estratégico Latinoamericano de Geopolítica (CELAG).
El especialista considera que una segunda «oleada de gobiernos progresistas» en América Latina permite ahora «otro tipo de integración por fuera de EE.UU. de una forma un poco más autónoma». Una situación que se explica, en buena medida, a partir de la crisis del modelo neoliberal en América Latina.
«Es tanto lo que han acumulado en detrimento de las amplias mayorías, que ya no tienen el consenso que tenían antes y eso está claro en la cantidad de manifestaciones que han habido en varios países de América Latina», agrega.
Por su parte, el investigador en relaciones internacionales por la Universidad de Guadalajara, Jesús López Almejo, estima que la OEA nunca fue un proyecto de integración americana, sino un instrumento para contener al comunismo en el contexto de la Guerra Fría.
Por ello, el experto considera positivo que el presidente mexicano haya propuesto la creación de un nuevo organismo, que «oriente los intereses de los diferentes participantes hacia una integración verdaderamente regional«.
No obstante, advierte que constituir un bloque sin EE.UU. y pretender que Washington coopere en condiciones de igualdad es algo «difícil» porque, a su juicio, parte del éxito de la política norteamericana ha consistido «en debilitar a los diferentes países para dominarlos y ponerlos a su servicio».
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