Semanario Cuatro F
El 11 de agosto de 2020 fue, sin duda, un día histórico que se recordará por años. En cadena nacional el presidente ruso, Vládimir Putin, anunció el registró de la primera vacuna contra el Covid 19 del mundo. La noticia significa una esperanza para superar una pandemia que hasta la fecha ha cobrado 750.000 vidas con más de 20 millones de contagios confirmados a nivel mundial.
Putin aseguró que la vacuna es confiable y segura, y para demostrarlo una de sus hijas se vacunó. “Funciona relativamente bien, crea una inmunidad sostenible y pasó todas las pruebas necesarias”, afirmó.
El mandatario ruso precisó que se administrará de manera voluntaria y gratuita a toda la población rusa.
Creada por el Centro Nacional de Investigación de Epidemiología y Microbiología Gamaleya de forma artificial, sin ningún elemento del coronavirus en su composición, la vacuna fue bautizada Sputnik V, en homenaje al satélite soviético.
“Tendrá un impacto inmunizador por un período de dos años, ya que se hizo para evitar más contagios”, analiza Francisco González, master en integración UNTREF Argentina.
La vacuna llega cuando ocurre un rebrote en Europa, y América se ha convertido en el epicentro de la pandemia.
Dudas y escepticismo
El anuncio, no obstante, despertó dudas y escepticismo en una comunidad científica que opera bajo la presión del multimillonario negocio de las farmacéuticas que se frotan las manos imaginando las ganancias que generarían con una posible vacuna contra el Covid 19.
Mientras, la Organización Mundial de la Salud (OMS) manifestó el miércoles 12 de agosto su «impaciencia» por analizar los resultados de los ensayos clínicos del fármaco ruso.
“Cualquier vacuna que busque en este momento paliar la pandemia entra en la vorágine de las hegemonías y contrahegemonías. Hay un enfrentamiento entre potencias como Estados Unidos, Rusia y China, y en este contexto aparece el virus que entra en el juego geopolítico”, explica el experto.
La vacuna obedecerá a las leyes del capitalismo si su creador es un gobierno liberal o una transnacional del negocio de la salud. Entonces será distribuida bajo un modelo mercantilista, dominante, a cuya inmunización solo accederá quien pueda pagarla.
La otra opción es la que ofrece el Gobierno del Kremlin, que ha prometido que la vacuna será accesible a los pueblos mundo.
Venezuela apuesta por la rusa
“A Venezuela le conviene más la fórmula rusa, ya que los laboratorios privados se rigen por la lógica del mercado y su mano invisible que no siempre favorece a los más vulnerables”, expone González.
Hoy, al igual que en la época cuando el Sputnik I fue lanzado, vivimos una suerte de guerra fría que ahora se disputa en el campo de la salud.
El Ministro de Salud ruso, Mijaíl Murashko, consideró «absolutamente infundada» la crítica al fármaco, formulada por algunos países. “Los colegas extranjeros que, al parecer, sintiendo alguna competencia y las ventajas competitivas del medicamento ruso, tratan de formular algunas opiniones, que, a nuestro modo de ver, son absolutamente infundadas». El funcionario ruso además anunció que planea vacunarse en agosto.
Por su parte, el director de Gamaleya, Alexánder Guíntsburg, explicó en una rueda de prensa que se realizó al día siguiente del registro de la vacuna, que Sputnik V pertenece al grupo de las vacunas vectoriales. Esto significa que se basa en un virus portador que transmite una información genética del virus contra el cual debe proteger la vacuna, lo que provoca una respuesta inmune. Antes de iniciar el desarrollo de la vacuna contra el nuevo coronavirus, el Centro Gamaleya ya usó el mismo mecanismo para su trabajo en los medicamentos contra el ébola o el MERS-CoV.
Guíntsburg señaló a la cadena RT que el Centro Gamaleya creó el medicamento en 5 meses, con una tecnología utilizada que «no es única» e investigadores en otros países también la usan.
“La tecnología justifica plenamente, creo, las esperanzas que se depositaron en ella. Actualmente, como saben, la tecnología no es única, en el sentido de que la usan en Reino Unido, China y en otros países -y añadió- la variante que usan los científicos rusos es más perfecta, desde nuestro punto de vista y desde el punto de vista de la comunidad internacional de expertos del nivel más alto”.
Dijo que la OMS fue informada sobre la tecnología, que fue probada ya en publicaciones, discusiones y “desafíos de la vida”, mientras que los medicamentos, que fueron creados con su uso, sirvieron de protección contra el ébola en África.
Se espera que las pruebas del fármaco sean publicadas en revistas científicas rusas o extranjeras en pocas semanas.
Guíntsburg detalló que el volumen de fabricación del medicamento previsto para diciembre y enero en su centro alcanzará los 5 millones de dosis al mes, que inicialmente inmunizará de manera gratuita y voluntaria a la población rusa. No obstante, el Gobierno del Kremlin establece alianzas para producirla en otros países como Cuba y Brasil.
El microbiólogo aseguró a RT que el desarrollo del fármaco se llevó a cabo en estricta concordancia con la ley rusa, y detalló que los voluntarios que la probaron no tuvieron efectos secundarios. Guíntsburg agregó que «la vacuna no se creó desde cero» y explicó que el personal del instituto ha estado trabajando durante más de 20 años para crear la tecnología con ayuda de la cual se hizo posible la Sputnik V.
La vacuna de Trump
Francisco González considera que la vacuna rusa ha afectado el escenario electoral de Donald Trump, debido a su baja popularidad por la crisis sanitaria y económica generada por su mediocre manejo de la pandemia, convirtiendo a la potencia en el epicentro mundial de la enfermedad que yasuperó los cinco millones de contagios (unos 70.000 por día) y los 165.000 fallecidos, registrando una acelerada curva de contagios desde julio, según datos de la Universidad Johns Hopkins.
Trump habría prometido una vacuna antes de las elecciones presidenciales de noviembre, con la esperanza de elevar su popularidad, dado el complicado escenario electoral que enfrenta.
De acuerdo con al encuestas realizadas por Real Clear Politics, Biden supera a Trump en intención de voto con 49,1 %, frente al 42,7 % del republicano.
Por otro lado, el índice de desempleo en Estados Unidos cerró junio en 11,1 %, después de haber arrancado el año en 3,5 %.
El magnate de la Casa Blanca ha depositado sus esperanzas en la vacuna de la farmacéutica Moderna Inc, a quien le cancelaría 1.500 millones de dólares por 100 millones de dosis.
Trump también ha firmado con otros laboratorios para adquirir dosis de posibles vacunas antes de su aprobación por los reguladores, como parte de su programa “Operación Velocidad Warp”, que tiene como objetivo que el país disponga de una vacuna para finales de año.
“Es una forma mercantil y electoral de asumir la pandemia, ya que se proponía distribuir dosis de la vacuna en aquellos estados donde los demócratas le llevan la delantera”, analiza Francisco González.
Texto Verónica Díaz / Ilustración Tasio