Durante años, los seguidores del K-pop surcoreano han sido capaces, con sus acciones coordinadas en las redes, de conseguir que sus grupos y cantantes favoritos ocupen los primeros puestos de las listas de reproducciones y estén en el ojo de la opinión pública.
Ahora, en pleno año de las elecciones presidenciales de Estados Unidos y en medio de las protestas por la discriminación racial, parte de este colectivo o army (ejército), como estos fanáticos de la música pop surcoreana se califican, han decidido dar un paso adelante para ejercer su influencia en el escenario político.
El K-pop es una abreviación para la música popular coreana y se dio a conocer desde finales de la década de 1990 gracias al éxito de los artistas de este género en Asia. Con el crecimiento de las redes sociales, este fenómeno cultural se expandió a América, Europa, Oceanía y parte de África.
Aunque durante las últimas tres décadas los titulares referentes al K-pop han estado relacionados con el sector musical y el ámbito artístico, en los últimos tiempos involucran a la política y las luchas sociales.
El pasado 31 de mayo, la policía de Dallas pidió en Twitter la colaboración de los usuarios para detectar posibles “actividades ilegales” en las protestas del movimiento #BlackLivesMatter, y de inmediato la cuenta de este organismo se vio inundada de vídeos, fotos y clips musicales de algunos de los grupos de pop coreano más famosos, como BTS, ITZY y Red Velvet, logrando que el sistema colapsara.
Con campañas similares, el ejército de seguidores del K-pop, que tienen en el manejo de Twitter, Facebook, TikTok o Instagram, han sido capaces de trolear etiquetas supremacistas como #WhiteLivesMatter y hasta boicotear en España la cuenta de Twitter del partido de ultraderecha VOX y de su principal dirigente, Santiago Abascal.
Durante días las etiquetas #AbascalPrincesa y #FachaqueveoFachaqueFancameo acumularon cientos de contenidos que conseguían miles de retuits y ‘Me Gusta’, consiguiendo situarse entre las más vistas.
Sabotaje a Trump
Sin embargo, la hazaña que sorprendió al mundo fue haber contribuido al fiasco del mitin que realizó Donald Trump, presidente de Estados Unidos, el pasado 20 de junio en la ciudad de Tulsa, en Oklahoma. El ejército K-pop se encargó de reservar en masa entradas sin intención de asistir al evento político.
Antes del acto de Tulsa, promocionado como un relanzamiento de la campaña hacia las elecciones presidenciales de noviembre, tras el parón provocado por la pandemia de COVID-19, el jefe del equipo electoral de Trump, Brad Parscale y el propio Mandatario aseguraron en Twitter que se habían solicitado más de un millón de boletos a través de las plataformas electrónicas.
La realidad es que, según el Departamento de Bomberos local, apenas asistieron 6.200 personas al mitin, algo que fue evidente en los registros fotográficos y los videos.
K-pop estuvo detrás de este fiasco. Publicaciones virales en las redes TikTok y Twitter revelaron que los llamados para reservar boletos en masa habían estado circulando durante días, acumulando cientos de miles de visitas.
Un video instó a la participación de fanáticos de BTS, la «boyband» surcoreana convertida en una de las más populares del K-Pop en el mundo con más de 21 millones de seguidores en Twitter.
«Oh, no, me inscribí en un mitin de Trump y no puedo ir«, dijo una mujer tosiendo sarcásticamente en un video que publicó en TikTok, reseñó la agencia AFP.
Ante el fracaso en Tulsa, Bard Parscale tuvo que reconocer que las cifras estaban por debajo de lo esperado, y culpó de ello a los “manifestantes radicales” y a “una semana de cobertura mediática apocalíptica”.
Mientras que Trump intentó explicar por qué en las gradas no había tanta gente como él pensaba, y responsabilizó a la prensa por declarar «no vayan, no vayan, no hagan nada», y aseguró que «la mayoría silenciosa está más fuerte que nunca».
Al respecto, Alexandria Ocasio-Cortez, congresista del Partido Demócrata por el estado de Nueva York, le respondió: «Solo fuiste sacudido por adolescentes en TikTok».
«Aliados del K-pop, también vemos y apreciamos sus contribuciones en la lucha por la justicia», agregó la legisladora de 30 años..
Lo cierto es que, además del descontento popular contra el Gobierno del ultraderechista, quien cada semana baja más en las encuestas, los amantes del pop surcoreano contribuyeron a que se llevara un balde de agua fría en su acto de campaña.
Fortaleza en las redes
La hazaña de K-pop contra Trump fue posible gracias a la unidad dentro del movimiento y el manejo de Internet como herramienta, lo que lo convierte fuerza poderosa en las distintas redes sociales.
«Los fans están conectados todo el tiempo, los organizadores del K-pop están principalmente en Twitter«, señaló CedarBough Saeji, un experto académico del género con sede en la Universidad de Indiana, quien acotó que su comprensión de los algoritmos de Internet los convierte en un grupo poderoso en materia de organización en línea.
Según la red social, bajo la etiqueta #Kpop se publicó un récord de 6.100 millones de tuits en 2019.
Aunque algunos analistas políticos consideran que la táctica viral para sabotear el mitin de Trump era apenas una broma, varios comentaristas, incluido Saeiji, aseguran que es mucho más que eso.
«Corrompieron todos estos datos que la campaña de Trump estaba tratando de manejar. Básicamente mostraron a la campaña que no va a poder confiar en ninguno de sus números en el futuro», acotó, citado por AFP.
Para Michael Hurt, profesor de la Universidad Nacional de Artes de Corea del Sur, los K-pop saben cómo ejecutar un “trabajo digital” con mucho éxito.
“Nadie mejor para un asesinato en línea de Trump que los seguidores de grupos como BTS”, dijo al diario South China Morning Post.
Apoyo a las luchas sociales
A pesar de que durante décadas los esfuerzos de los seguidores del K-pop estuvieron orientado al ámbito musical, a muchos no le sorprende su nuevo interés en el activismo político.
“La base de este movimiento está compuesta por gente joven, progresista, curiosa hacia otras culturas respetuosa con las minorías y muy capacitada tecnológicamente para airear sus opiniones o movilizar a su comunidad. Muchas de sus canciones favoritas llevan mensajes positivos, en los que animan a la gente a que sean uno mismo y respeten al resto”, destacó el periodista Ismael Arana, corresponsal para Asia de La Vanguardia.
Para Cedar Bough Saeji, el K-pop tiene una cultura de ser responsable, ya que sus seguidores “en general son personas socialmente conscientes» y no dudan en apoyar las causas de la comunidad afrodescendiente y de quienes se identifican como parte del colectivo LGBTI.
«El K-pop atrae a personas a las que les gusta este tipo de música pero que también quieren hacer del mundo un lugar mejor«, explicó a AFP.
“Sienten alergia por las formas de ataque político, la evasión de responsabilidades y las actitudes (anticuadas) que Trump representa”, comentó por su parte, Michael Hurt.
Los K-pop sin duda jugarán un papel a tomar en cuenta en las próximas elecciones en Estados Unidos, y Trump suma unos nuevos detractores con una influencia poderosa en las redes, el campo favorito del republicano para hacer política.
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