En Venezuela, definitivamente hay una realidad distinta, y bajo ese contexto resaltan dos hechos que parecieran contraponerse: un salario mínimo de menos de tres dólares y una realidad económica con la mayoría de las transacciones en divisas. Entre esos dos polos, un tercer elemento resulta más desconcertante aún, la percepción de que el país mejoró con relación a los últimos años.
Hablar de esta mejoría podría ser una grave afrenta para algunos, a pesar de lo contradictorio que parezca, describe un reportaje de Nathali Gómez para RT, donde entrevistó a los economistas Luis Vicente León, presidente de la encuestadora Datanálisis, y a Óscar Forero, investigador del Centro de Investigaciones de Estudios de la Frontera (CIEF), para conocer sus miradas sobre estos cambios que se han hecho más visibles en medio de la pandemia.
En días recientes se han vuelto tendencia en las redes videos y publicaciones de ‘influencers’ que describen lo que han visto al llegar al país. Con sus distintos estilos, todos coinciden en que las cosas han cambiado para mejor y que la imagen que se tiene del país en el exterior está distorsionada.
Uno de los clips que más reacciones generó fue el de la actriz venezolana Norkys Batista, actualmente residenciada en Miami, que volvió a la capital tras dos años de ausencia.
«Me encontré con una Caracas más cuidadita, bien arregladita, me sorprendió muchísimo. La ciudad está bonita, eso hay que admitirlo. Ahora que estoy visitando Venezuela me estoy dando cuenta de que la realidad es muy distinta a la que vemos cuando estamos fuera«.
No solo Batista ha hecho comentarios de este tipo. Luis Villar Sudek, conocido como ‘Luisito Comunica’, y Alex Tienda, ‘influencers’ mexicanos que han grabado sus recorridos por algunos lugares de Venezuela, también han sido rechazados por una parte de sus seguidores que los acusan de falsear la realidad y de distraer la atención sobre los problemas del país. Sin embargo, también les han agradecido mostrar una cara poco conocida internacionalmente de Venezuela.
‘Luisito’, que esta semana anunció que compró una casa en la ciudad costera de Lechería, en el estado Anzoátegui, habla en un video de finales de agosto sobre lo que encontró a su regreso, cuatro años después de su primera visita.
Recuerda que en 2017 llegó en medio de una fuerte crisis económica y protestas opositoras en contra del presidente Nicolás Maduro, que derivaron en hechos de violencia y la muerte de por lo menos 100 personas. Al referirse a este nuevo viaje afirmó que las cosas mejoraron, que notó a la gente «más alegre», que «caminar ya no se siente tan peligroso», que la gente sale a consumir y que «la economía se está moviendo más».
A pesar de que ninguno ha mostrado cercanía o simpatía por el Gobierno, y de que no han dejado de referirse a los fallas de los servicios públicos y a las filas para recargar combustible, los han acusado de haber recibido dinero para «hablar bien». Los debates en las redes son interminables y se intensifican con cada nueva publicación que inmediatamente se vuelve tendencia.
Para entrar en contexto, el país suramericano sufrió una brutal contracción económica causada por la caída del 99 % de sus ingresos petroleros producto de los ataques y desfalco contra la estatal petrolera PDVSA, además de las sanciones impuestas por EE.UU. y la Unión Europea para deponer a Maduro. Los venezolanos cabalgaban entre la hiperinflación y la pulverización del bolívar, así como la escasez de divisas, productos básicos, medicinas y servicios públicos de calidad.
¿Mejor o peor?
Los analistas consultados coinciden en que la situación ha mejorado en Venezuela, si se compara con años recientes, debido a que el ingreso se ha dolarizado.
León aclara su percepción de esta mejoría y afirma que «una cosa es mejorar y otra cosa es estar bien: puedes mejorar estando en terapia intensiva y eso no significa que estás bien; has mejorado con respecto a una condición que pudo ser peor«. En su opinión, la situación venezolana es «muy compleja» y «es importante entender que el análisis comparativo de mejora se refiere a 2018».
Para el economista «no puede ser mejor» un país con caída acumulada de 70 % del PIB, según datos parciales del Banco Central de Venezuela y otras estimaciones, con un «montón de distorsiones cambiarias y financieras», sin crédito bancario y donde persisten problemas en el suministro de agua y de electricidad.
Forero agrega que la situación actual no es mejor que en 2010, pero sí lo es con respecto a 2017 y 2018. Asevera que «la economía viene mejorando» y hay cifras «que reconocen que la caída de Venezuela ya no está siendo tan significativa«.
Por ejemplo, el Fondo Monetario Internacional (FMI) pronostica que este año el descenso del PIB será de 10 % frente al 25 % de 2020, mientras que la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) ubica el decrecimiento en -4 % para 2021 frente al -30 % de hace un año.
Al referirse al PIB, el experto explica que aunque su merma se basa en datos macroeconómicos «hay una economía subterránea que no aparece en el PIB» y «pudiera decirse que Venezuela ha dejado de tener la caída de su economía» y «viene en un pequeño pero percibido ascenso», que debería «alimentarse» con medidas de carácter político, económico y las negociaciones en México «para que pueda existir un arranque significativo del Estado y las grandes empresas».
Para el analista, entrar en esta nueva etapa «debería ser un orgullo para los venezolanos». «No es cualquier cosa: estamos hablando del país con la crisis económica más compleja de América Latina, en la historia contemporánea».
¿Se vive con salario mínimo?
Pero para hablar de mejoría no se puede pasar por alto una pregunta recurrente en las redes, cuya respuesta genera confrontación inmediata: «¿Cómo hace para vivir alguien que gana el sueldo mínimo en Venezuela?». A partir de este planteamiento, los usuarios suelen calcular cuántos años de salario, equivalente a 2,5 dólares al mes, harían falta para comprar productos o inmuebles. El resultado genera comentarios más amargos aún si se tiene en cuenta que en 2012 el mínimo llegó a estar en casi 500 dólares, sin contar el bono de alimentación que lo elevaba a unos 700.
El sueldo mínimo es una base de cálculo referencial para un sector de los trabajadores de la administración pública, compuesta por unos tres millones de personas; los pensionados, que suman cinco millones, y algunas empresas del sector privado. Venezuela tiene casi 30 millones de habitantes y su población activa corresponde al 50 %, unas 14 millones de personas, según el Instituto Nacional de Estadística (INE).
Menos de tres dólares al mes
«Es imposible subsistir con 2,5 dólares al mes», monto con el que se pueden comprar dos kilos de arroz en Venezuela. Los dos analistas consultados coinciden en esta afirmación y León es enfático: «No es posible. Para la mayoría de la población su ingreso no tiene absolutamente nada que ver con el salario mínimo».
«Ahora la pregunta es: ‘¿Estás viendo a todos los venezolanos muertos en la calle?, ¿los estás recogiendo con pala? No. ¿Y entonces qué pasa? Que la población está buscando alternativas y que algunos de sus ingresos se han dolarizado», agrega León.
En la calle, la gente ha aprendido a moverse en un «mercado alterno» de divisas que «no está influenciado ni dominado por el Estado», como anteriormente cuando había un tipo de cambio oficial y uno ‘paralelo’, una tasa especulativa de la moneda estadounidense, agrega Forero. «Por eso vemos cómo el venezolano no tiene un solo salario, un solo ingreso, un solo trabajo, sino ahora tiene dos, tres o cuatro».
El investigador del Centro de Investigaciones de Estudios de la Frontera considera que el tema del sueldo mínimo tiene además un «uso político» que se vale de un discurso proyectado hacia el exterior, «para decir que el venezolano se está muriendo de hambre», al compararlo con los ingresos mensuales de los trabajadores de la región.
A pesar de lo que explican ambos expertos, en los medios se siguen haciendo cuentas con un salario referencial que perdió vigencia en la dinámica actual de libre circulación de dólares. Por ello, ahora hay que preguntarse: ¿Es un tema tabú decir que los trabajadores venezolanos ganan mucho más que un sueldo mínimo?
El director de Datanálisis asevera que todo es «tabú» cuando se atraviesa una crisis y «se pretende mostrar una parte que se ha resuelto, que mejora, que no es tan dramática». «La gente cree que tu apoyas al Gobierno o que minimizas el impacto negativo, y no se trata de eso, se trata de entender la realidad«, explica.
«Dolarización de facto en Venezuela»
Si bien la moneda en curso en Venezuela es el bolívar, quienes viven en el país suramericano cotidianamente usan divisas para comprar productos y pagar bienes y servicios. Cada vez es más común calcular en dólares al hacer un presupuesto, al sacar una cuenta elemental para adquirir algo o al estimar algún gasto.
«Existe un proceso de dolarización de facto», afirma Forero, que explica que el venezolano ha tratado de mudar su «relación de ingreso» con el bolívar, «una moneda muy inestable», a otros tipos como el dólar, el peso colombiano, el real brasileño y las criptodivisas, entre otras, para «limitar un poco el papel dañino de la inflación«.
Más allá de las pequeñas transacciones cotidianas, el impacto también se ha sentido en el sector empresarial, donde la dolarización «ha sido positiva» y ha generado producción y abastecimiento, agrega el presidente de la encuestadora venezolana.
León se refiere a una «dolarización transaccional«, que se ha ido «masificando con o sin marcos legales», sin que se haya formalizado, entre otras cosas, «porque el Banco Central y el Gobierno están sancionados» por EE.UU.
¿Cómo rendir el sueldo?
Sobre el dinero que percibe cada empleado por su labor, no existe una tabla única y suele ser discrecional. Por ejemplo, un plomero o un electricista podrían cobrar hasta 40 dólares por prestar un servicio; un médico 70 dólares por consulta mientras que una persona de limpieza podría percibir entre 10 y 15 dólares cada jornada.
Sin embargo, la situación es distinta para quienes no trabajan por su cuenta. Por ejemplo, un profesor universitario podría ganar unos 10 dólares, sin que su sueldo esté indexado al dólar, por lo que, a pesar de que para los otros trabajadores la situación mejoró, «para él es peor porque se enfrenta a un ingreso no dolarizado» y «divorciado de los costos», agrega León.
Tras desglosar la ‘letra pequeña’ del sueldo mínimo, que pasa desapercibida en los grandes medios, aparece un nuevo cuestionamiento. ¿Cómo se cubren los gastos con precios dolarizados? El investigador del CIEF responde que a los venezolanos les ha tocado «asumir múltiples estrategias» como obtener varias fuentes de ingreso a través de varios trabajos y emprendimientos en la pequeña y mediana empresa.
Las remesas en Venezuela
Otro factor importante, que entró en juego tras la migración de los venezolanos ante la situación económica, es la recepción de remesas que «tienen un peso claro» y «dinamizan» la economía, según Forero.
El presidente de Datanálisis considera que son una «variable importante dentro de los ingresos totales de la nación pero no son el elemento más grande«. Según las estimaciones de la encuestadora que preside, este año se espera una entrada al país de 3.000 millones de dólares en remesas.
Otro fenómeno que ha ocurrido es que con los años los montos de envío de divisas han variado porque «ha habido un incremento en la necesidad de moneda extranjera debido a que hay una distorsión cambiaria».
«La devaluación de la moneda es mucho más lenta que la inflación interna en bolívares, por lo que se necesitan más dólares para comprar los mismos productos. Hace tres años, por ejemplo, las remesas promedio eran de 60 dólares y ahora están entre 120 y 150 dólares por familia», agrega.
¿Un milagro económico en Venezuela?
Maduro ha asomado el término de «milagro económico» para hablar del futuro muy cercano en el país. Al respecto, León niega de plano que esté cerca de ocurrir y afirma que el Gobierno «perdió el control de la economía y tuvo que abrirse porque no le quedó más remedio».
Por su parte, Forero lo enfoca hacia otros actores y atribuye el «milagro» a los trabajadores» en medio de un «proceso de recuperación económica que ha sido más un trabajo real de los agentes económicos que una intervención del sector privado o del sector público».
«Creo que ha sido un ‘milagro económico’ tomando en cuenta todas las capacidades de resistencia del pueblo venezolano», concluye.
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