En el último siglo se han librado enfrentamientos políticos que significaron el inicio de un movimiento más grande. Jesse Owens vs. Adolf Hitler, Rosa Parks vs. la segregación racial, Fidel Castro vs. diez presidentes estadounidenses, Muhammad Ali vs. el establishment, Nelson Mandela vs. el apartheid… Ahora, en medio de una pandemia global, el mundo avecina una batalla inédita que puede marcar un nuevo rumbo: la izquierda vs. la extrema derecha.
La última afirmación pertenece a Walden Bello, sociólogo y académico filipino, autor de numerosos libros. Entre ellos destaca “Desglobalización: ideas para una nueva economía mundial”. En 2003 recibió el Premio Right Livelihood -llamado Premio Nobel Alternativo- por su contribución a la «formación de una conciencia civil contra la globalización».
En entrevista con Página 12, Bello expone que la era pos-COVID-19 puede marcar el fin de gobiernos neoliberales o capitalistas. Ambos ofrecían una sensación de estabilidad económica, pero resultaron incapaces al momento de enfrentar la pandemia y velar por el bienestar colectivo. Por tanto, cree que no están preparados para cubrir las expectativas sociales ante la «gran crisis económica» que se asoma en el horizonte.
“La pandemia surgió en medio de un sistema económico global ya desestabilizado que sufría una profunda crisis de legitimidad. Entonces, la gente tenía la sensación de que las cosas estaban realmente fuera de control. La ira, la frustración y la sensación de que las élites y los poderes gobernantes perdieron el control, de que el sistema se fue al diablo, está muy extendida hoy”.
¿Por qué la izquierda y la ultraderecha?
En ambos hemisferios, la protesta ciudadana estaba presente. Por ejemplo, en Francia los Chalecos Amarillos y en Alemania los “nazionalistas”. En Italia la ultraderecha de Matteo Salvini y en España la ultraderecha de Vox. Mientras, en Estados Unidos miles de ambientalistas, defensores de los derechos civiles y nacionalistas. En Sudámerica, movimientos sociales, indígenas y estudiantiles activaron en 2019 cientos de protestas en países como Ecuador, Chile y Brasil.
“Hay demasiados sentimientos de ira, inseguridad y resentimiento desatados. Solo la izquierda y la extrema derecha están en condiciones de aprovechar esta tormenta subjetiva. Entonces, sí, el impulso es hacia un sistema poscapitalista o, en cualquier caso, posneoliberal. Pero, la pregunta clave es ¿quién será capaz de aprovechar toda esa ira desatada y redirigirla?”.
Quién parte con ventaja, según Walden Bello
A juicio de Bello, “la extrema derecha está mejor posicionada para aprovechar el descontento global”. Recuerda que desde antes del COVID-19 sus partidos ya eran visibilizados en programas antineoliberales promovidos por la izquierda”. Incluso, asegura que hasta se robaron ideas de la izquierda y las plantearon como propias. «Claro, solo en beneficio de las personas con el «color de piel correcto», la «cultura correcta», la «población étnica correcta», la «religión correcta”.
Bello advierte que el principal escollo en la izquierda es que tienen “grandes ideas, pero una pobreza de estrategias políticas. También carecen de líderes unificadores eficaces (…) Aún no han encontrado una base masiva y parte del problema radica en el hecho de que muchas personas asocian a la izquierda con los socialdemócratas en Europa, o con el Partido Demócrata en Estados Unidos”, que de izquierda no tienen ni sombras.
Europa advierte una caída estrepitosa
En consideración de los planteamientos de Walden Bello, es necesario conocer en la práctica cómo luce el panorama en las principales repúblicas capitalistas de Europa y América:
- En Alemania, el partido de ultraderecha Alternativa para Alemania (AfD) gana fuerza año tras año. Lo hace especialmente en zonas próximas a los campos de concentración del nazismo, según un estudio de la revista Research&Politics. Además, una encuesta de Europa Press reveló que el 48% de la población cree que el AfD formará parte de gobiernos a nivel estatal o federal en los próximos 10 años.
- En Italia, el exministro del Interior, Matteo Salvini, es el líder del partido xenófobo Liga Norte. Ha convocadoó abiertamente manifestaciones en medio de la cuarentena, con apoyo del partido de extrema derecha Fratelli d’Italia. Denuncian que el coronavirus –Italia fue el segundo epicentro mundial- es culpa de «la migración proveniente de África» que llevan años criticando ante los oídos sordos del Gobierno.
- En Francia, Marine Le Pen es líder de la ultraderechista Agrupación Nacional (AN). Ella aprovecha el pánico generalizado para cargar contra sus dos principales enemigos: los inmigrantes y la Unión Europea. Recientemente, ganó el 40% de los votantes obreros que participaron en las elecciones europeas. A ellos se suma la revolución de los Chalecos Amarillos, en el otro extremo, que desde 2019 reclama reivindicaciones sociales al presidente Emmanuel Macron.
- En España, la “revuelta de las cacerolas” es promovida por los extremistas de Vox y España 2000. Aprovecha el aluvión de la crisis para exigir al disolución del Gobierno “socialista”. Incluso, hasta respaldan y alientan a familiares de más de tres mil fallecidos por coronavirus que demandan por «homicidio» al jefe de Gobierno, Pedro Sánchez.
Los retos en Europa y Estados Unidos
Adicionalmente, según previsiones de la Comisión Europea, la economía de la Unión Europea registrará la mayor contracción de su historia. Se estima una caída de 7,4% en el Producto Interno Bruto (PIB) del bloque, y de 7,7% en el PIB de la Eurozona. Por ello, en la economía está su principal reto pospandemia.
En Estados Unidos, a pesar de las protestas sociales, Joe Biden enfrenta el desastre sanitario que le dejó Donald Trump. El magnate dejó que el país se convirtiera en epicentro mundial del COVID-19. A la fecha, registran más de 25 millones de infectados y de 428 mil fallecidos. Para ello, debe hacer desaparecer el discurso xenófobo y racista de Trump, que durante cuatro años alimentó el odio contra chinos, musulmanes, rusos, cubanos y venezolanos.
Oportunidad de oro en América del Sur
En América del Sur es dónde la izquierda parte con mejores opciones. Luego de más de una década de reivindicaciones sociales y recuperación económica gracias a gobiernos de izquierda en Ecuador, Chile, Brasil y Bolivia; la extrema confianza de esos gobiernos — de una u otra manera- permitió el regreso de la ultraderecha al poder con Lenín Moreno, Sebastián Piñera y Jair Bolsonaro.
El resultado fue un endeudamiento acelerado de esas naciones. También se perdieron muchos beneficios y logros socioeconómicos conquistados durante los mandatos de izquierda. Ahora, los pueblos deben aprovechar la explosión popular que se desató previo a la pandemia, junto al lamentable saldo dejado por el COVID-19. Es en este momento que deben trabajar para ganarse de nuevo la confianza popular y vencer electoralmente.
Ante esta realidad global, el filipino Walden Bello define la disyuntiva política que hoy enfrentan los pueblos. “Es una carrera entre una desglobalización progresista (izquierda) y una regresiva, nacionalista (extrema derecha). En caso de ganar los primeros, ‘lo mejor será mejor’, pero si ganan los segundos, ‘lo peor será peor’».
“Es importante asegurar que la izquierda lidere estas luchas. Hay que evitar que la derecha secuestre y pervierta estas energías que brotan desde abajo para su agenda autoritaria y oportunista. Así ya lo hicieron en Europa y Estados Unidos”, concluyó Bello.
Entonces, en la era pos-COVID-19 surge una gran pregunta. ¿Podrá la izquierda iniciar un movimiento más grande, como lo hicieron Owens, Parks, Fidel, Alí y Mandela?