ENIGMA: Un bar oculto en La Reina donde debes adivinar un acertijo para ingresar

La coctelería de este nuevo local es arriesgada, visual, atractiva y delicada, pero sobre todo, se nota mucha responsabilidad en la ejecución de las técnicas y procesos que lleva cada preparación. No basta solamente con verter los hielos, los destilados y poner un adorno en la parte superior. Acá los pormenores cobran fuerza y los bartenders sacan a relucir toda su artillería de conocimientos. 

ENIGMA: Un bar oculto en La Reina donde debes adivinar un acertijo para ingresar

Autor: El Ciudadano

Por Álvaro Bustos Barrera

Llegué a la esquina de Avenida Larraín con Paula Jaraquemada, a exactamente una cuadra del Metro Plaza Egaña hacia la cordillera buscando el Bar Enigma, una novedosa taberna escondida que abrió sus puertas hace 5 meses y que está a cargo del premiado bartender chileno Pablo Prufer, elegido el mejor en su especialidad el 2021 por la World Class y su socio, Miguel Ferrada, ingeniero civil en biotecnología.  

Fue fácil dar con la dirección Larraín # 5941, pero no con el local en sí, ya que al llegar no veía ambiente bohemio, luces, ni cartel que lo identificara, no había nada, solo una cafetería iluminada de nombre Montpelier. Y claro, según me comentaron después, eso es precisamente lo que busca esta nueva apuesta: ser un espacio único y donde la gente llegue por el boca a boca o través de las redes sociales. 

La idea, es asemejarse a los antiguos clandestinos o speakeasy que fueron tendencia obligada en la década del 20 y 30 en Estados Unidos, cuando las leyes eran estrictas y estaba prohibida la producción y venta de alcohol.   

Luego de interrogar a una persona que trabaja en una botillería cercana, quien me dijo dónde estaba lo que buscaba, entré tímidamente y una señorita me entregó una tarjeta. “Para ingresar debes descifrar un acertijo”, me dijo en tono desafiante, pero cortés. Mi asombro fue total, ya que no me caracterizo por ser un balazo con los números, menos con las matemáticas. Cuál estudiante en el colegio, rogué a una chica que estaba a mi lado y le pedí que me ayudara con la ecuación. Con una sonrisa algo burlesca, pero con buena disposición me sopló en 10 segundos el número mágico y, por ende, la posibilidad de hacer el ingreso. 

Ya en el bar me acomodé en la barra, donde hay espacio para unas 6 personas y donde puedes tener la oportunidad y la suerte de disfrutar frente a tus ojos, la pericia y el profesionalismo de Catalina Pontillo, una de las bartenders del local, que, con su habilidad y talento, prepara cocteles únicos como el Aokigahara Bosque Maldito, un brebaje que lleva whisky Johnnie Walker, infusionado en eucaliptus y poleo, almíbar de palo santo y un toque ácido de manzana verde, el cual llega envuelto en humo y rodeado de hierbas.  

La coctelería de este nuevo local es arriesgada, visual, atractiva y delicada, pero sobre todo, se nota mucha responsabilidad en la ejecución de las técnicas y procesos que lleva cada preparación. No basta solamente con verter los hielos, los destilados y poner un adorno en la parte superior. Acá los pormenores cobran fuerza y los bartenders sacan a relucir toda su artillería de conocimientos. 

El espacio parece pequeño, pero es engañador, ya que tiene capacidad para unas 70 personas en el primer nivel y unas 35 en el segundo piso. Cuenta con mesas para dos, cuatro o más comensales. No hay ventanas que den a la calle, la luz es tenue y sentirás que estás en una especie de after eterno. Los muros son de ladrillo y la decoración está muy bien pensada. Cada detalle de este bar oculto te hará sentir que estás en un lugar exclusivo.   

Quizá uno de los cocteles más extraños que probé, fue uno en base a queso roquefort. Sí, suena extraño, pero una de las preparaciones que más me llamó la atención fue uno denominado Kennedy ($8.300) un trago en base a fatwashing de JW Black Label con queso azul, cordial de miel de ulmo y vino Late Harvest, decorado con un billete de papel de arroz (comestible) y trufa de chocolate con sal maldon. Todo un descubrimiento.

También puedes experimentar con el famoso Triángulo de las Bermudas ($8.400), un coctel en base a pisco, jugo de piña grillada, jerez y miel de coco, o el Marilyn Monroe ($7.900) un trago inspirado en la mítica actriz, cantante y modelo estadounidense, que lleva una base de ron, yogurt griego, jugo de manzana, un almíbar de camote y un pequeño toque salino. 

No vayas a creer que por el hecho de ser una cantina escondida no venden cosas para comer. El local ofrece pequeños bocados para picar entre dos o más personas, por ejemplo, Carriles de Mar y Tierra ($13.900), unas brochetas de pollo y lomo flambeadas en pisco, papas bravas y unos champiñones salteados en un enjundioso chimichurri. 

Otra de las alternativas para compartir puede ser la Trilogía de las Bermudas ($12.900), tres variedades de ceviche con pescado fresco del día y tres opciones de salsas: de cilantro, rocoto y la clásica leche de tigre, la Secuencia de Tequeños ($10.990) o el Artilugio de Camarones ($15.990). 

El Enigma no es un bar cualquiera, acá vivirás una experiencia desde que corran la cortina de terciopelo y pongas un pie en su interior. La apuesta de sus creadores, la decoración, el servicio y profesionalismo de los bartenders, la carta de cocteles, su música ambiental, de seguro transformarán tu visita en algo completamente nuevo. 

Ya lo sabes, para ingresar al Bar Enigma tendrás que hacerlo con cierto sigilo y respondiendo la clave o contraseña del día. Y ojo, pese a que por el exterior solo verás una cafetería bien iluminada, no te engañes, estás en la dirección correcta. 

Te recomiendo realizar reserva en su Instagram @barenigmachile

Evaluación: Excelente.  

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