Por Álvaro Bustos Barrera
En un polo gastronómico diverso y rico en preparaciones de todas partes del mundo, se encuentra Zero Zero Pizzería, en Santa Magdalena 104, local 11, Providencia. Un ristorante italiano con 4 años de existencia y que busca replicar esos rincones napolitanos donde se ofrecen tentaciones como las clásicas pizzas en horno, pasando por elaboradas pastas frescas, para finalizar con postres imperdibles, en un ambiente acogedor y de esos lugares que dan la sensación de estar en alguna taberna en Nápoles o en la costa amalfitana.
Iniciamos este nuevo periplo culinario en compañía de un grupo de periodistas especializados en la buena mesa y el administrador del local, Mariano Akman quien, en su rol de dueño de casa, nos ofreció una cordial bienvenida con una copa de Campari Spritz, un coctel refrescante con un leve amargor propio del licor italiano, ideal, me dije para partir esta nueva experiencia gastronómica en Sabores Ciudadanos.
Como entrantes, nos ofrecieron una crujiente Brusquetta con tomates asados y lomo ahumado. Se trata de una preparación que destaca, sobre todo, por su pan de masa madre y la sazón de los cherrys con aceite de oliva. Acto seguido, fue el turno de la Burrata al Pomodoro, un clásico que tiene su origen en la región de Apulia, también al sur de Italia. Es una elaboración en base a queso fresco hilado, muy similar a la mozzarella, pero con una consistencia más suave y cremosa, que en conjunto con un pancito hecho en el horno, (sospecho), combinó de manera perfecta, aunque hubiese sido ideal que la salsa estuviese a una temperatura un poco más alta.
Gabriela y Yorgelis, dos de las risueñas garzonas del local y quienes atendieron nuestra mesa, pusieron esta vez, frente a mis ojos un Vitello Tonatto, plato muy propio de la gastronomía italiana, específicamente de la localidad de Piamonte y que consiste en finas láminas de vacuno, acompañadas de una suave salsa y, en este caso, con alcaparras asadas. Todo un descubrimiento en lo personal, con sabores y texturas más que agradables.
Mientras algunos de los presentes terminábamos de disfrutar esta especie de carpaccio de res, maridado con un buen Sibaris, Merlot, Gran Reserva, se acercaba el turno de las pizzas. Mariano, ofreció 4 de las más pedidas por los asiduos visitantes del local: Margherita; Salamino Piccante (quizá la más sabrosa en mi humilde opinión), Caprichosa y Prosciutto Crudo.
Las masas redondas preparadas con harina de origen italiano y con una cuidada fermentación de 48 horas por el “pizzaiolo” Neftali Pérez, dejó a mi juicio, una sensación de estar en el lugar correcto. Cada una con sus respectivos insumos, acoplaron muy bien para una degustación que bien vale la pena recomendar.
A medida que probábamos cada una de las pizzas, nos comentaron algo más sobre la carta a público. Cuentan en la lista con 20 preparaciones al más puro estilo napolitano y 6 variedades de pastas, donde resaltan Il Calzone, las opciones con Burrata y el spaghetti a la carbonara, con la clásica receta de Roma, yemas de huevo, queso pecorino, guanciale y pimienta negra. Mientras que, en los postres, destacan el clásico Tiramisú y Cannoli.
En medio de una pausa, me permití fisgonear un momento el espacio. El local tiene su entrada caminando desde Santa Magdalena, no obstante, también existe la posibilidad de acceder por Ricardo Lyon, eso sí, avanzando entre otros restaurantes. La capacidad en total podría albergar a unos 70 comensales distribuidos mitad al aire libre, mitad en el interior. Precisamente bajo techo tendrás la opción de ver parte del imponente horno Forni Grimaldi, donde el pizzaiolo Neftali, saca en menos de 90 segundos, las distintas versiones de pizzas que ofrecen.
El movimiento en el ristorante no cesa a la hora de almuerzo, tampoco las preparaciones e interacción entre el administrador y la cocina, punto clave para un buen servicio, me dije. Y claro, ya es momento de presentar uno de los platos más solicitados por el público que gusta de la comida italiana. Me acerco un minuto a los fuegos y ahí están los chefs salteando unos spaguettis a la carbonara. La pericia es evidente y no cae un solo tallarín al suelo.
Ya sentado en la mesa recibo el plato con la pasta al dente. Se sienten los aromas a huevo y al guanciale o panceta, que además aportan crocancia. Una buena carbonara, dicen los expertos, requiere el uso de ingredientes de la más alta calidad y mover constantemente la sartén para que el huevo no se recueza.
Cerramos con un Cannoli con ricota y un Tiramisú, dos de los postres insignes de la cucina italiana y que acá se pueden encontrar y disfrutar en sus formatos originales.
Lo que rescato de Zero Zero Pizzería, es su espíritu de surgir en un polo gastronómico con algo más de experiencia, calle o cuneta, como se dice en buen chileno. La cohesión del joven equipo de trabajo encabezado por su administrador, también es un punto a favor, sumado a un espacio amigable y acogedor, pero sobre todo, el especial cuidado en la elección de sus productos, que pese a ser algo que uno podría encontrar una obviedad, es de vital importancia, y eso se ve reflejado en la gratitud de los clientes al final una experiencia o una salida a comer.
Es cierto que se puede mejorar, de eso no cabe dudas, pero los encargados parecen tener la película clara en cuanto a las estrategias de cómo guiar el buque y llevarlo a buen puerto. La recién estrenada patente de alcoholes, de seguro le dará un envión más que necesario para atraer a una muchachada siempre ávida de una buena cerveza, un coctel clásico o una copa de vino para maridar con una pizza humeante recién salida del horno Forni Grimaldi.
La velada está a punto de concluir y en resumen se puede decir que las masas esponjosas y sus acompañamientos, las pastas y bocados dulces, logran el propósito de una buena visita o experiencia satisfactoria. En definitiva, restaurar a quien viene con hambre y desea recomponer sus fuerzas para volver a pararse y seguir su vida.
Evaluación: Muy buena.