El ajo es un condimento muy versátil que se ha incorporado en miles de platos y remedios tradicionales en todo el mundo.
Su olor no suele ser muy atractivo para las personas, pero eso no ha sido un impedimento para que la mayoría se anime a disfrutar sus maravillosas propiedades.
Y es que además de darle un exquisito sabor a las comidas, tiene un elevado contenido de vitaminas, minerales y sustancias antioxidantes que benefician la salud.
De hecho, se ha comprobado que actúa de forma similar a algunos medicamentos antibióticos, por lo que puede combatir y prevenir varios tipos de enfermedades.
Teniendo en cuenta que muchos aún desconocen cuáles son sus efectos en el organismo, a continuación queremos compartir 8 interesantes razones para añadir el ajo con más regularidad a la dieta.
1. Cuida tu salud cardiovascular
El ajo contiene poderosos antioxidantes que pueden detener el daño oxidativo causado por los radicales libres del ambiente.
Estas moléculas peligrosas pueden deteriorar los tejidos y acelerar el proceso de envejecimiento en todo el sistema cardiovascular.
Esto quiere decir que consumiendo ajo se reduce el riesgo de ataque al corazón y los problemas circulatorios causados por el endurecimiento arterial.
Además, por su alto aporte de alicina, controla la presión arterial alta, reduce los niveles de colesterol en la sangre y relaja los vasos sanguíneos.
2. Apoya el sistema inmunitario
Los compuestos sulfurosos del ajo tienen la capacidad de reforzar el sistema inmunitario para hacerle frente a los virus y bacterias que enferman el organismo.
Su acción antibiótica destruye los gérmenes y disminuye el riesgo de alergias respiratorias, resfriados e infecciones.
3. Mejora la digestión
El consumo habitual de ajo regula los procesos digestivos, disminuye la inflamación y fortalece la flora bacteriana del intestino. Este forma parte de los llamados “prebióticos”, un grupo de alimentos que fortalece la microbioma saludable del organismo para evitar la proliferación de bacterias y virus dañinos.
Sus propiedades antisépticas y antibióticas ayudan a eliminar los parásitos y las bacterias del tracto gastrointestinal, evitando el desarrollo de infecciones y enfermedades crónicas.
Además, gracias a los antioxidantes y antiinflamatorios que contiene en su estado crudo, podría evitar el cáncer de colon.
Su consumo diario favorece la secreción de jugos estomacales, combate la candidiasis e impulsa la eliminación de desechos retenidos en el colon.
4. Actúa como un descongestionante
Incorporando ajo en la dieta no solo se reduce el riesgo de afecciones respiratorias, sino que se alivian los síntomas de la congestión.
Sus compuestos activos disminuyen el espesor de la mucosidad para facilitar su transporte desde los conductos hacia el exterior.
Por sus compuestos de azufre se le atribuyen beneficios antisépticos, expectorantes y antiinflamatorios.
5. Sirve para desintoxicar el cuerpo
Sabiendo que vivimos en un entorno en el que estamos expuestos a varias fuentes de toxinas, resulta conveniente añadir ajo dentro del plan de alimentación.
Este alimento limpia las arterias, mejora la función hepática y contribuye a purificar la sangre para una correcta eliminación de las toxinas.
Su consumo regular apoya la función de los órganos excretores y disminuye el riesgo de afecciones por intoxicación.
6. Cuida la salud ósea
Una de las razones por las que el ajo es imprescindible en la dieta de las mujeres con menopausia es porque su ingesta diaria disminuye el riesgo de osteoporosis.
Su pequeño aporte de calcio, sumado a las sustancias sulfurosas, ayuda a mantener la densidad de los huesos para evitar este tipo de enfermedades.
Por otro lado, gracias a su efecto antiinflamatorio y analgésico podría ser útil para complementar el tratamiento de los dolores articulares y lumbares.
7. Protege la glándula tiroidea
Las personas que consumen ajo de forma regular tienen menos probabilidades de padecer problemas tiroideos en comparación con los que no lo añaden en su dieta. Este alimento contiene yodo, una sustancia esencial para la correcta producción de hormonas tiroideas.
Uno de sus compuestos activos, la alicina, disminuye la inflamación de la glándula y reduce el riesgo de trastornos como el hipotiroidismo.
8. Previene la formación de várices
Consumiendo un ajo crudo cada mañana podrás prevenir y combatir esas antiestéticas venas varices que se forman en las piernas.
Su capacidad para relajar los vasos sanguíneos y mejorar la circulación es la que aporta este maravilloso beneficio. Además, cabe recordar que es antiinflamatorio y evita la formación de coágulos de sangre.
Como acabas de notar, añadir ajo en la alimentación tiene muchos beneficios para nuestra salud. Sin embargo, cabe recordar que lo mejor es ingerirlo crudo, ya que cocido puede perder una parte significativa de sus propiedades.
Fuente: Mejorconsalud