Para el empresario estadounidense y cofundador de Microsoft, Bill Gates, la vacuna Moderna-NIAID que financia la Coalición para las Innovaciones de Preparación para Epidemias (CEPI, por sus siglas en inglés), un consorcio internacional con sede en Oslo (Noruega), es la más prometedora entre la larga lista de posibles antídotos para el coronavirus, que actualmente ha confinado a más de la mitad de la población mundial a repensar su estilo de vida.
Si bien la carrera por esta vacuna ha llamado la atención y despertado interés en las grandes farmacéuticas, la iniciativa destaca entre unas 100 vacunas que se desarrollan. La misma entró en su primera fase de ensayos con humanos el pasado 16 de marzo, mientras que otras comenzarán a probarse en mayo.
Especialistas en la materia difieren del empresario, pues argumentan que una vacuna eficaz y definitiva contra Covid-19 no es probable hasta septiembre de 2021, esto debido a los protocolos científicos que amerita la creación y pruebas para una cura del virus.
Considerando esto, Gates supone que los esfuerzos de desarrollo de vacunas que su fundación está financiando se moverán a «toda velocidad (…) tomando un poco de riesgo en los efectos secundarios».
Sumado a esto, el panorama en Estados Unidos no es nada alentador, pues la nación del norte de América reporta, hasta el momento, 500.000 casos y más de 19 mil víctimas mortales, y encabezar la lista de los más afectados, seguido de España, Italia y Alemania. Esto llama a tomar medidas adelantadas en cuanto a las capacidades de fabricación para todos.
Plazos estimados
A pesar de que estas predicciones vienen de alguien que asomó la posibilidad de una pandemia hace 5 años atrás, desarrollar una vacuna contra el coronavirus trastocó los intereses de algunos líderes en el campo, quienes sostienen que año y medio para una vacuna definitiva es demasiado rápido y que, en el mejor de los casos, podría ser a expensas de la seguridad de muchas personas.
El conteo es regresivo para muchos, pero al hablar de año y medio expertos médicos y científicos con experiencia en el desarrollo de vacunas son escépticos.
El Dr. Paul Offit, el coinventor de la exitosa vacuna contra el rotavirus, lo expresó sin rodeos: este plazo es “ridículamente optimista” para algunos.
Independientemente de los buenos deseos, los expertos aseguran que el periodo estimado es ambicioso en el mejor de los casos, dado que “el desarrollo de la vacuna generalmente se mide en años, no en meses”.
En este contexto, Gates considera que diez de las aproximadamente 100 vacunas en desarrollo «son muy prometedoras».
En un chat en vivo el miércoles en LinkedIn, el magnate dijo que mientras se realizan las pruebas de la vacuna Moderna-NIAID y en los Estados Unidos se logre controlar a Covid-19 en el período de abril a mayo, «cosas como administrar fábricas, construir, volver a la escuela, se pueden hacer».
Eso sí, aclara que el deporte profesional y los eventos serán menos probables hasta que una vacuna esté disponible y suficientes personas la reciban.
A respetar los protocolos
Usualmente, los ensayos de vacunas comienzan con pruebas en animales antes de comenzar un proceso de tres fases.
La primera etapa consiste en inyectar la vacuna a un pequeño grupo de personas para evaluar la seguridad y controlar su respuesta inmune.
La segunda parte aumenta el número de participantes, a menudo en cientos, y con frecuencia incluye más miembros de grupos en riesgo, para un ensayo aleatorio.
Si los resultados son prometedores, el ensayo pasa a la prueba de fase tres para determinar la eficacia y seguridad con miles o decenas de miles de personas, según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de EE.UU.
Y según el enfoque para la Fundación Bill y Melinda Gates de Gates, que en parte apoya los ensayos de vacunas CEPI, y para las autoridades de salud y muchas compañías farmacéuticas a nivel mundial, se «ha cambiado a acelerar, no solo las vacunas, sino también las terapéuticas. De modo que si pudiéramos encontrar medicamentos que pueden ser antivirales o inmunosupresores o anticuerpos, en realidad hay varias clases que podrían venir más rápidamente”.
Asegura además que una infraestructura global coordinada dedicada a una respuesta médica a las pandemias podría hacer disponibles terapias efectivas dentro de los cuatro a seis meses posteriores a un brote.
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