El dolor de espalda es muy común hoy en día. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), casi el 10% de la población global padece algún tipo de dolencia en esta parte del cuerpo.
Sin embargo, la mayoría de los dolores «simples», aparte de los causados por enfermedades, se pueden tratar con bastante facilidad, simplemente con ejercicio.
Una de las ideas aceptadas sobre el dolor de espalda es que se cura al permanecer quieto, en reposo. «Este enfoque está totalmente desactualizado. Por el contrario, el cuerpo tiene que moverse, y en particular caminar regularmente para evitar el dolor lumbar», explicó Aline Perraudin, autora de un libro sobre este tema titulado Le dos en compote ¿Et si on arrêtait d’avoir mal ? ( La compota de vuelta ¿Y si dejamos de lastimarnos?).
«Quería escribir este libro colocándome del lado de los pacientes, porque yo misma he sufrido mucho. Recibí tratamientos inapropiados, consulté infinidad de estudios científicos para descubrir lo que realmente funcionó: la marcha o caminata regular es en definitiva lo mejor”, manifestó.
La publicación es definida como un libro optimista, un manual contra el dolor de espalda con el que el lector aprenderá, lejos de los tratamientos quirúrgicos o médicos, cómo aliviarse, protegiendo su espalda, recuperando la confianza en sí mismo y sus músculos, relajarse y encontrar sus buenas posturas.
La autora ofrece, según su propia lucha contra el dolor de espalda y el de otros que padecen dolor lumbar, entrevistas con especialistas y en apoyo de las últimas investigaciones médicas.
«Caminar a diario ayuda a prevenir el estilo de vida sedentario, que es una de las principales causas de nuestro dolor de espalda. Pasamos demasiado tiempo sentados frente a la pantalla del computador o manejando auto».
Explicó Perraudin en un reporte del diario francés Le Parisien que históricamente la recomendación de los médicos fue nadar si se presenta dolor de espalda. A pesar de ello, la autora del libro asegura que no siempre es recomendable este tipo de ejercicio.
«Nadar nos relaja, es cierto, porque nos lleva el agua. Pero los diferentes estudios no muestran un beneficio de la natación en la prevención del dolor lumbar».
“En las piscinas no es fácil practicar sin correr el riesgo de invadir el espacio de tu vecino. En cuanto a la brazada, causa problemas a quienes abandonan la cabeza del agua y tiran de los músculos del cuello. En resumen, para beneficiarse de la natación hay que tener una técnica muy buena, que está lejos de ser el caso de todos», concluye la autora del libro.
Otro de los mitos desmontados por Aline Perraudin es que para no tener dolor de espalda, es necesario a toda costa «mantenerse erguidos», como a veces se predica a los niños.
«Muchas personas consideran el dolor de espalda como un castigo corporal, por haber adoptado malas posturas. Pero eso no tiene sentido. En particular critica las ‘escuelas de la espalda’, que se desarrollaron en Francia a partir de la década de 1980, inspiradas en un método sueco, que enseña métodos sensoriales para comprender mejor la espalda y el rendimiento».
Ciertamente los gestos de la vida cotidiana se supone que deben enseñar a las personas con dolor lumbar una higiene postural. Al final no hay una postura perfecta para la espalda, pero hay que tener en cuenta que es mejor evitar pasar horas tirados en el sofá o sentados frente al computador. El mejor remedio es moverse.
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