Un grupo de especialistas de la Universidad de Yale (EE. UU.) determinó, mediante un estudio, que ciertas respuestas inmunológicas al COVID-19 pueden provocar el desarrollo de formas graves de esa enfermedad.
En el marco de su investigación, publicada la semana pasada en el sitio de preimpresión medRxiv, los científicos estudiaron a 194 personas infectadas con el coronavirus y observaron que, a diferencia de otros 30 individuos sanos, produjeron un gran número de anticuerpos que atacaron a las células y tejidos sanos, en lugar de luchar contra el virus.
The Conversation detalla que estos especialistas encontraron, en la sangre de los pacientes estudiados, autoanticuerpos que podrían atacar interferones, así como algunos que podrían actuar contra otras células del sistema inmune humano, como los linfocitos T.
A su vez, The Guardian recoge que las pruebas realizadas durante el estudio mostraron que cuanto más autoanticuerpos aparecían en el organismo de un paciente, peor era la forma de COVID-19. «Ciertamente creemos que estos autoanticuerpos son perjudiciales para los pacientes con COVID-19», declaró el inmunobiólogo Aaron Ring, autor principal del estudio.
Según los especialistas, los llamados autoanticuerpos no solo contribuyen al desarrollo de formas más graves de la enfermedad, sino que provocan un síndrome conocido como ‘COVID-19 largo’, caracterizado por la presencia de los síntomas de la enfermedad por un periodo extendido. «Dado que esos anticuerpos pueden persistir durante mucho tiempo, es concebible que puedan contribuir al desarrollo» del ‘COVID-19 largo’, afirmó Ring.
Los especialistas detectaron en su estudio diversos autoanticuerpos, pero no lograron determinar cuáles de sus tipos específicos provocarían el desarrollo de formas graves de COVID-19.
5 genes
La semana pasada, investigadores del consorcio científico internacional GenOMICC descubrieron cinco genes asociados con la forma más grave del COVID-19, que podrían contribuir a la creación de nuevos tratamientos contra la enfermedad. Los resultados del estudio fueron publicados el pasado viernes en la revista científica Nature.
El equipo examinó el ADN de 2.700 pacientes en 208 unidades de cuidados intensivos (UCI) en todo el Reino Unido y compararon la información genética obtenida con muestras proporcionadas por voluntarios sanos de otros estudios británicos como UK Biobank, Generation Scotland y 100.000 Genomes.
Fuente: RT.