Cirugía profunda a tesis del colesterol como única causa de enfermedades cardiovasculares

  Si el consenso médico imperante hasta ahora acusaba la hipótesis lipídica que reza que los accidentes cardiovasculares (ECV) son producto de un exceso de un tipo de colesterol en las arterias, investigaciones ninguneadas desde hace décadas y recientes hallazgos dan cuenta de que la causa de las ECV son más complejas

Cirugía profunda a tesis del colesterol como única causa de enfermedades cardiovasculares

Autor: Mauricio Becerra

 

Si el consenso médico imperante hasta ahora acusaba la hipótesis lipídica que reza que los accidentes cardiovasculares (ECV) son producto de un exceso de un tipo de colesterol en las arterias, investigaciones ninguneadas desde hace décadas y recientes hallazgos dan cuenta de que la causa de las ECV son más complejas. El periodista Rodrigo de Castro hizo una anatomía al corazón del saber disponible y nos cuenta sobre la tesis de la inflamación crónica.

Rodrigo de Castro fue hace unos años donde su cardiólogo con varios papers médicos bajo el brazo y le dijo que el tratamiento que recibía hace ya casi una década tras sufrir el primer infarto no servía. Sus conclusiones se pueden leer en La revolución cardiovascular, de Ediciones Radio Universidad de Chile, donde pasa revista a la genealogía de la tesis del colesterol bueno y malo como causa de ECV, las investigaciones ninguneadas, estudios que comparan diversos pueblos del planeta y los últimos hallazgos que empujan hacia reemplazar la actual hipótesis lipídica por la de la inflamación crónica.

Rodrigo de Castro es periodista. Fue editor de la revista Análisis, director del diario La Nación, El Mostrador y Publimetro. Trabajó antes en Italia, donde fue corresponsal de varias publicaciones europeas. En 1979 publicó Sabbia su Stammheim y en 2000 La delgada línea blanca.

¿Qué te motivó escribir este libro?    

– He hecho mucha investigación en mi vida, pero lo que me motivó a hacer este libro es que soy cardiópata. Llevo 10 años desde un infarto, me han hecho más de un by pass y he llegado al hospital con el 90 por ciento de las arterias tapadas. Después de 10 años de tratamiento empecé a estudiar y descubrí que el tratamiento que tuve estaba errado, porque el factor de riesgo que tengo jamás un cardiólogo me había pedido un examen de eso, que es específicamente la lipoproteína A, que tiene una proteína especial que sirve de pegamento y es sustituto de la vitamina C. Los seres humanos, a diferencia de otras especies de mamíferos, no producimos vitamina C internamente. Entonces la lipoproteína A suple los periodos de falencia de vitamina C, que tiene incidencia en la reparación de las arterias.

¿Por qué se llegó a un consenso tan grande dentro de la comunidad médica respecto de la hipótesis lipídica?

– Por un grado de presión grande que había en Estados Unidos producto de la pandemia de enfermedades del corazón, no detectada antes y que era nueva en la segunda mitad del  siglo XX. Necesitaban entregarle al público una respuesta y se fueron por la vía fácil: se apoyaron en ciencia frágil, en evidencias no corroboradas y no tomaron en cuenta todo el resto de datos que había.

A esto se unieron dos factores económicos: la industria de los aceites vegetales, que fueron favorecidos con esta hipótesis del colesterol, ya que supuestamente estos aceites lo hacían bajar a diferencia de las grasas animales o el aceite de coco, que tiene excelentes cualidades. Si hasta los activistas pro defensa del consumidor obligaron a las cadenas alimenticias a que dejaran de freír con grasas animales y usaran las de origen vegetal. Los intereses de la industria de soja y de maíz son poderosos. Se estima que aparecieron unos 15 mil productos de supermercado a partir de esta hipótesis. Por otro lado estaban las farmacéuticas que se jugaron por esta hipótesis porque encontraron fármacos que efectivamente reducen el colesterol, pero la verdad es que si ves los NTP, que es una variante importante para determinar la efectividad de un fármaco, los NPT que tienen son entre 60, 100 ó 250. Es decir, que para que una persona se salve, 250 tienen que tomar el fármaco. O sea, es casi como tomar un placebo.

Después de instalarse la hipótesis lipídica, pese a que estudios con pueblos como los bantus, inuit o basai, cuya alimentación es rica en grasas animales, revelaban que no sufrían de enfermedades al corazón, la tesis se mantuvo igual.

– Muchas de esas investigaciones fueron hechas antes de que se llegara a este consenso en Estados Unidos, que fue por el año 1984, que fue después de los grandes estudios masivos mandados a hacer por el NIH, Instituto de salud Pública de EEUU, y no le hicieron caso a varios otros, como los estudios hechos en Massachusetts, que  contradecían la hipótesis lipídica. Análisis al nivel de lipoproteína A en pueblos africanos da cuenta de que la tienen más alta que varios pueblos europeos. Pese a eso, los africanos no desarrollan enfermedades cardiovasculares.

Aún se dice que los aceites de soja o grasas hidrogenadas son sanos.

– Eso jamás se ha comprobado.

Es la idea del colesterol bueno y de colesterol malo…

– No hay ninguna evidencia científica que sostenga esa tesis. El colesterol sube por otros motivos: el estrés, el sedentarismo, el alcohol. Hay varios factores. La mayoría de las personas que han sufrido infartos o problemas cardiovasculares tienen colesterol bajo.

¿Podrías reseñarnos la tesis del doctor Mc Cully referida a la homocisteína?

– La falta de vitamina B, en especial la B6, la B12 y el ácido fólico, él descubrió en niños muy pequeños con la enfermedad homocistinuria, concluyó que eso niños tenían una producción excesiva de homocisteína, lo que era producto de la carencia de la vitamina B. esta enfermedad producía la mismas lesiones en niños que en las que no había evidencia de colesterol. Posteriormente se concluyó que la presencia de la homocisteína alta era un factor de riesgo cardiovascular mucho más relevante que el colesterol.

¿Podrías reseñarnos la tesis de la inflamación crónica?

– La arterioesclerosis es producto de un proceso inflamatorio. Es el paradigma que hoy se está instalando. La inflamación es como el organismo responde a un trauma o una infección y se dilatan las arterias afectadas. La inflamación eleva los niveles de una proteína conocida como CRP (C reactive protein), la que es producida por el hígado y por algunas células del sistema inmune. Se ha comprobado que la alta presencia CRP tienen tanto o más  incidencia que el colesterol en los accidentes cardiovasculares. Yo no estoy diciendo que esa sea la panacea, pero complejiza más las idea simple del colesterol que hoy tienen a gente tomando remedios que bajan el colesterol y se van felices para la casa a esperar otro infarto. La inflamación crónica explica las enfermedades cardiovasculares, la diabetes, los reumatismos y varias enfermedades hoy llamadas de la civilización, aquellas que son promovidas por el estilo de vida y alimentación estadounidense, que provoca obesidad y estrés, y los países que lo siguen y que hoy son pandemias.

¿Tienen que ver en eso la alimentación?

– La pirámide alimenticia que recomiendan desde los años ’70 y ’80 es quizás causa de la pandemia. Hay muchos que acusan que esas indicaciones provocaron esta pandemia de enfermedades inflamatorias. Esto es difícil de probar, pero basta hacer una curva del aumento del consumo de carbohidratos, sobre todos los de alto índice glicérico, eso que se transforman rápidamente en glucosa; superpones una curva que de cuenta de las enfermedades cardiovasculares y de la obesidad y notas que son iguales. Países de Europa del sur, como Portugal, Italia y Grecia, además de Irlanda tienen pocos índices de ECV, lo que se explicaría por el estilo de vida, muy diferente a los países anglosajones.

En el libro también haces referencia a la alimentación del paleolítico ¿por qué la mención?

– en esa época no se consumían cereales, los palenteólogos que estudian patologías en restos fósiles, han descubierto que los pueblos nómades de hace 15 mil años atrás y más, la época del Paleolítico tardío. Ellos descubrieron que sus medidas eran mayores, vivían más años a sus sucesores, no tenían enfermedades de tipo degenerativo como la osteoporosis, eran mucho más sanos. Después llegó la agricultura y el consumo de leche no humana y la altura media bajó, las expectativas de vida bajaron mucho y eso no se recuperó hasta principios del siglo XX. Es interesante ver qué comían estos pueblos cazadores recolectores: Comían frutos silvestres, carne con proteínas como hoy sería comer carne de caballo, o sea alimentados con pasto y no engordados artificialmente con granos. El problema es que las proteínas que hallamos hoy en el mercado son de animales engordados artificialmente con granos, su composición de ácidos grasos está distorsionada, lo que puede resultar proinflamatorio.

Te casas entonces con la tesis de Mc Cully, quien señala que “la tesis del colesterol jamás ha sido probada”

– Por supuesto. Si la mayoría de las personas que tienen infartos cardiacos tienen colesterol bajo ¿qué quiere decir eso? En el número 14 (febrero) de Nouvel Observateur, salió una portada sobre el colesterol que es un anticipo de un libro polémico que critica la hipótesis lipídica. Ese cambio de paradigma va a pasar en Chile también.

¿Qué recomendarías a partir de las conclusiones de tu investigación?

– Antes que nada, no soy médico ni pretendo serlo ni dar recetas. Lo que he hecho es un poco de historia de la medicina en los últimos 50 años respecto a las enfermedades cardiovasculares. Pesquisé lo que fue un paradigma que hoy está transformándose y lo único que estoy haciendo es dar esa información de las últimas investigaciones. No estoy dando recetas, sólo difundo las más probadas.

¿Como cuál?

– La dieta del doctor Barry Sears de 1995, llamada La dieta en la Zona X, es un bioquímico que estudió mucho tiempo el cáncer y se dedicó luego a estudiar esto debido a que su familia es cardiópata. Creo recomendable evitar el tabaco, ejercicios por lo menos 3 veces por semana, evitar el estrés, no perder las redes sociales que uno tiene, las que son fundamentales para la estabilidad psicológica y comer de forma equilibrada, que es eliminar los granos procesados: comer arroz y harinas integrales y aprender a leer las etiquetas de los productos. Además, no comprar ni consumir grasas trans, también llamados hidrogenados, como la margarina.

¿Qué otros proyectos editoriales tienes?

Estoy trabajando en una novela y en un libro de historia del periodismo chileno en el siglo XX.

Mauricio Becerra R.

@kalidoscop

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