¿Consumes mucha azúcar? Estas son las señales que envía el cuerpo

Desde hace tiempo hay conocimiento sobre los daños que causa el azúcar a nuestro organismo

¿Consumes mucha azúcar? Estas son las señales que envía el cuerpo

Autor: Paula Toro

Desde hace tiempo hay conocimiento sobre los daños que causa el azúcar a nuestro organismo. Y si bien se sabe, son pocos los que logran controlar el tema sacando este dañino ingrediente de sus vidas.

«Un pedacito no le hace mal a nadie» es la típica excusa, sin embargo, si se suman todos esos ‘pedacitos’, el consumo de azúcar puede ser excesivo.

Esto no sólo afecta a los kilos extra, sino que a varias cosas en nuestro diario vivir. Es por eso que te invitamos a revisar las señales que envía el cuerpo cuando su consumo es excesivo:

1.- Quieres cosas dulces todo el tiempo

Es como una droga: mientras más comes, más quieres, pues es adictiva. Por lo mismo, es que para muchos es difícil dejarla, sin embargo, no es imposible y te darás cuenta que no era tan necesaria como creías.

2.- Te sientes ‘lento’ durante el día

Cuando consumimos azúcar llegamos a un punto alto de energía, no obstante, luego viene el bajón, pues el cuerpo no tiene ese «combustible» para estar despierto. Sumado a eso, el azúcar quita las ganas de consumir proteínas y fibra, las cuales son muy importantes para los niveles de energía y estado de ánimo.

3.- Te distraes con facilidad y te quedas ‘pegado’ después de comer

Esto también se debe a los altibajos que produce el azúcar, pues nos lleva a estados de ánimo elevados para luego hacernos decaer. La sensación de quedarse en blanco se debe a que bajó el azúcar.

4.- Ya no percibes las cosas tan dulces como antes

Cuando consumes mucha azúcar, tus umbrales de azúcar también aumentan y por ello sientes las cosas menos dulces. Cuando reduces su consumo, también se reducirán tus niveles y, por ende, la dependencia.

5.- Estás más irritable que antes

Cuando ocurre el ‘bajón de azúcar’, esto puede generar cambios de humor, por lo que muchos se sentirán más enojados. A eso se suma la falta de energía que produce, por lo que la irritabilidad aumenta, pues no hay ganas de hacer cosas.


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