¡Adoro la leche! y creo que es el alimento que más consumo, ya que acostumbro “cenar” una leche con cereales, desayunar lo mismo (más un pan con queso) y tomar yogures como merienda. Eso, sin contar que amo los postres y las preparaciones con crema de leche. Me encanta este lácteo en cada una de sus presentaciones y ser intolerante a la lactosa, para mí, sería sencillamente fatal.
1. Distensión abdominal: si tras 30 minutos de haber ingerido el lácteo, tu estómago se infla como un globo, al punto de asemejar un embarazo avanzado, estamos frente a uno de los signos de que no toleras este alimento.
2. Gases: si tu estómago suena, sientes acidez y severas molestias tras tomar tu leche, también es una señal de alerta.
3. Diarreas: ¿Es necesario especificar este punto? Pues bien, si vas al baño con mayor frecuencia de la que es normal en ti y tus deposiciones son más bien acuosas, también puede ser un signo de que tu organismo no tolera bien tus amados lácteos.
4. Náuseas: Si de pronto y sin razón aparente – como un eventual embarazo – te sientes como un barco en altamar, ¡atenta! Es probable que, sin siquiera sospecharlo, tu bebida favorita te esté causando algún tipo de daño o irritación.
5. Cólicos: Si sientes fuertes dolores y calambres intestinales, sumado a los síntomas anteriormente expresados, es muy probable que sufras de intolerancia a la lactosa.
Debes saber, eso sí, que estas señales no solamente corresponden al mentado trastorno, sino también al síndrome del intestino irritable. Por ello, es importante que visites a tu médico de cabecera y te sometas a los exámenes de rigor para determinar el diagnóstico. Sin embargo, si da positivo, pero amas la leche y no imaginas vivir sin ella, ¡no desesperes!. Hay muchas alternativas saludables y muy sabrosas para reemplazar a tu amado brebaje. Por ejemplo, las leches de origen vegetal o bien, algunos derivados lácteos – como el yogur – que resultan más tolerables.
Por Pamela Rodríguez
Vía: http://fucsia.cl