“Dios está enfadado con Liberia. El ébola es una plaga. Los liberianos tenemos que rezar y pedir perdón a Dios por la corrupción y los actos inmorales (como el homosexualismo, etc.) que siguen penetrando en nuestra sociedad. Como cristianos, debemos arrepentirnos y buscar el perdón de Dios”. Así reza una resolución pactada entre varias iglesias cristianas de Liberia como respuesta a la crisis del ébola.Entre los que la han respaldado se encuentra el arzobispo católico de Monrovia, Lewis Zeiglier, al que poco parece importar el nuevo tono amable (formal, que no de fondo) que Roma desea imprimir a la hora de hablar de homosexualidad.
El ébola es una infección viral de muy alta mortalidad que se transmite por contacto directo con las secreciones de las personas infectadas. En estos momentos varios países del oeste de África viven el que sería peor brote de los conocidos hasta la fecha. A seis de agosto, según datos de la OMS, se contabilizaban 1.779 personas infectadas en Guinea, Liberia, Nigeria y Sierra Leona. De ellas, 961 habían fallecido ya.
En Liberia, uno de los cuatro países afectados, los principales líderes de las iglesias cristianas se reunieron el miércoles 30 de julio con el fin de dar una respuesta espiritual a la crisis. Convocó la reunión el arzobispo episcopaliano Jonathan B.B. Hart (de la iglesia episcopaliana de Liberia, rama local de la comunión anglicana) en calidad de actual presidente del Consejo Liberiano de Iglesias. A ella acudieron representantes de diversas iglesias cristianas, y muy singularmente el arzobispo católico de Monrovia, Lewis Zeiglier. De la reunión, en lugar de un mensaje de consuelo y misericordia, como uno podría esperar, lo que salió fue un intento de utilizar el tema para denunciar “el homosexualismo” como una de las causas de un supuesto enfado de Dios hacia Liberia que habría desencadenado una “plaga”.
Se da la circunstancia de que ya en abril el principal representante de la Iglesia católica liberiana había responsabilizado de las diferentes catástrofes a las que se enfrenta Liberia a las supuestas ofensas de sus ciudadanos a Dios. Por supuesto, no olvidó condenar la homosexualidad.“¿Hacia dónde nos dirigimos como liberianos si defendemos la homosexualidad? ¿Acaso no estamos atrayendo la maldición sobre nosotros mismos? Que un hombre se case con otro hombre, esto es abominación. Estas son las mismas cosas que hicieron caer a Sodoma y Gomorra”, afirmó entonces Zeiglier.
En Liberia, la homosexualidad es ilegal
Lo curioso del tema es que en Liberia las relaciones homosexuales son ilegales y no existe previsión alguna de que ello vaya a cambiar en el futuro. En 2012, de hecho, el Senado de Liberia votó unánimemente a favor de modificar la Constitución del país para incluir en ella la prohibición del matrimonio entre personas del mismo sexo (que en cualquier caso no estaba permitido) e incluso se llegó a plantear que las relaciones homosexuales fueran consideradas delito grave de primer grado.
Una propuesta que se produjo después de una campaña de activistas del movimiento LGTB liberiano que desató una enfurecida reacción de las iglesias cristianas de Liberia, que amenazaron con una revuelta si se llegaban a aprobar medidas favorables a las personas LGTB. La propia presidenta del país, Ellen Johnson Sirleaf, que poco antes había recibido el Premio Nobel de la Paz, se mostró en contra de la despenalización de la homosexualidad, declaraciones que luego matizó.