Cinco premios Nobel y expertos reflexionaron en Europa acerca de la vejez en países desarrollados y manifestaron su preocupación por un fenómeno de envejecimiento sin precedentes que está afectado las sociedades.
Reunidos en Madrid, España, aseveran que la población que envejece debe enfrentarse a problemas de salud como el Alzhéimer y otro tipo de demencias.
A estos problemas, observados principalmente en países de ingresos medios, se añaden factores como la economía, el bienestar y la seguridad social, algo que en justa medida “requieren los mayores», explicó David Bloom, profesor de la Universidad de Harvard.
Como ejemplo de las distintas dolencias, se considera que actualmente el 45 % por ciento de los mayores de 85 sufren en mayor grado algún tipo de enfermedad.
Al respecto, la científica Li-Huei Tsai, del Instituto Técnico de Massachusetts (MIT), que participó en el Diálogo de los Premios Nobel, celebrado por primera vez en Europa, señaló que «todo el mundo corre el riesgo» de vivir con una patología, pero en especial a la edad avanzada.
El proceso de envejecimiento de una sociedad suele ser consecuencia de una baja natalidad, producida por la contención de la fecundidad propia de sociedades llamadas avanzadas o países desarrollados, como ocurre en Europa y países de Asia.
En el mejor de los casos, algunas naciones brindan a las personas mayores asistencia sanitaria y servicios sociales que permitan una mayor supervivencia dentro de la sociedad.
Como se sabe, los expertos sostienen que en los últimos años “el aumento de la esperanza de vida ha crecido en numerosos países de forma significativa, lo que produce, por primera vez en la historia humana, una abundancia de población madura y longeva, consecuencia del éxito de las políticas de salud pública y del desarrollo socioeconómico”.
Una década atrás, las Naciones Unidas publicó el informe Envejecimiento de la población 2009, que alertaba del envejecimiento de la población “sin precedentes”, y era visto como un proceso sin parangón en la historia de la humanidad.
Para entonces, se proyectaba que el número de personas de la tercera edad superaría el número de niños por primera vez en el año 2045.
De manera contradictoria, en el debate de los expertos se asevera que una mejor calidad de vida a edad avanzada no es tan favorable para la densidad poblacional, y tal afirmación se basa en que el envejecimiento de la población de 10 años a la fecha es un «problema generalizado”, ya que «afecta a casi todos los países del mundo».
Para el premio nobel de Economía, Edmund Phelps, «es mejor olvidarse de la jubilación obligatoria o voluntaria, que la gente siga trabajando hasta que le parezca, pero sin dejarlo de pronto sino de manera gradual».
En algunos países la edad promedio para ser jubilado y gozar de los últimos frutos de todo el trabajo realizado durante la juventud es 65 años, una edad que en opinión del profesor de Fundamentos del análisis económico en la Universidad Complutense, José Ignacio Conde-Ruiz, «la tenemos indefinidamente desde hace cien años».
Pero las circunstancias han cambiado, pues cuando esa edad se aprobó «solo el 45 % de las personas llegaba a ella, ahora la alcanza el 90 % de la personas«, en el caso de Europa.
Y es que el envejecimiento de la población se debe a la reducción de la fecundidad en los países, es la fórmula universal. En los últimos años, esto se ha acentuado y profundizado lo que podría acarrear importantes consecuencias y repercusiones para todas las facetas de la vida humana.
Por ejemplo, en el ámbito político y económico “el envejecimiento de la población tendrá un impacto en el crecimiento del ahorro, de la inversión, el consumo, los mercados de trabajo, las pensiones, los impuestos y las transferencias intergeneracionales”.
Los datos presentados por la ONU en su momento indicaban que el envejecimiento de la población es permanente: Desde 1950, la proporción de personas mayores ha aumentado constantemente, pasando del 8 % en 1950 al 11 % en 2009, y se espera que alcance el 22 % en 2050. Mientras la mortalidad en la vejez siga disminuyendo y la fertilidad siga siendo baja, la proporción de personas de la tercera edad seguirá aumentando.
Si bien el envejecimiento es una condición biológica natural programada, los expertos sienten que aún con la avanzada edad pueden ofrecer una vida útil, por lo que «hay que redefinir la jubilación» y aumentar la edad para acceder a ella «de forma razonable».
El profesor de Economía de la Escuela de Ciencias Económicas de Londres, Nicholas Barr, coincide en que las personas deben saber con tiempo que se jubilarán más tarde para poder hacerlo «de manera programada, flexible».
El anterior secretario general de la ONU, Ban Ki Moon, advertía en 2016 que «las implicaciones sociales y económicas del fenómeno del envejecimiento son profundas, sin precedentes y se extienden mucho más allá de las personas mayores y sus familias, atañe a la sociedad en general y a la comunidad global».
Y el proceso de envejecimiento acelerado no solo afecta a países de Europa y Asia, sino que también lo están atravesando los países de América Latina y el Caribe, imponiendo presiones sin precedentes en el ámbito de los cuidados de largo plazo.
Ante ello, “los Gobiernos de la región deben prepararse para afrontar las presiones que vendrán, apoyando la oferta de servicios de cuidado para aliviar la exclusión social en la vejez”, indica el informe Panorama de envejecimiento y dependencia en América Latina y el Caribe, divulgado en enero 2018.