Estudios y evaluaciones médicas revelaron que Panamá mantiene entre 50 a 80 mil ciudadanos con enfermedades cardiovasculares, y que éstas comienzan a afectar a los más jóvenes de este país centroamericano.
El médico cardiólogo de la Caja de Seguro Social de Panamá, Liberato González, manifestó que su país padecerá «las dolencias de la transición epidemiológica. Estamos combatiendo enfermedades crónicas que pueden hacer que el paciente, a la larga, desarrolle más complicaciones».
El galeno detalló que los panameños sufren de «hipertensión arterial y enfermedad coronaria, algo que puede convertirse en una patología cardíaca», ante lo cual se cuentan con «nuevos medicamentos y tratamientos que van alargar la vida de ese paciente”.
El estilo de vida está influyendo en que los pacientes con rango de edades de 20 a 30 años padezcan enfermedad cardiovascular, una patología que generalmente se manifestaba en la población entre los 40 y 80 años de edad.
¿Cómo prevenirlas?
Las causas más importantes de enfermedades cardiovasculares son una dieta malsana, la inactividad física, el cigarro y el consumo nocivo de alcohol.
Con un cambio de hábitos e incorporando nuevas actividades a la rutina diaria se pueden reducir los riesgos responsables de cardiopatía coronaria y enfermedad cerebrovascular.
Además. los efectos de las dietas malsanas y de la inactividad física pueden manifestarse con aumentos de la tensión arterial, el azúcar y las grasas en la sangre, sobrepeso u obesidad. Estos “factores de riesgo intermediarios” pueden medirse en los centros de atención primaria y señalan un aumento del riesgo de sufrir infarto del miocardio, ACV, insuficiencia cardíaca y otras complicaciones.
Está demostrado que el cese del consumo de tabaco, la reducción de la sal de la dieta, el consumo de frutas y hortalizas, la actividad física regular y evitar beber en exceso alcohol reducen el riesgo de ECV. El riesgo cardiovascular también se puede reducir mediante la prevención o el tratamiento de la hipertensión, la diabetes y la hiperlipidemia.
Las políticas que crean entornos propicios para elegir opciones saludables asequibles son esenciales para motivar a las personas con el fin de que adopten y mantengan comportamientos saludables.
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