El investigador del Instituto de Ciencias Biomédicas de la Facultad de Medicina, explicó cómo el cambio de hora realizado este sábado 14 de mayo afecta la vida, salud y cotidianidad de las personas. Plantea como esta modificación es necesaria dada las importantes consecuencias para la biología humana en cuanto «el amanecer es la fase más importante para que los relojes biológicos se sincronicen con el ciclo día-noche».
«Estudios recientes en culturas de cazadores recolectores contemporáneos muestran que en condiciones naturales somos una especie diurna estricta», explicó Adrián Ocampo, académico de la Facultad de Medicina y experto en cronobiología respecto a cómo los seres humanos «heredamos un modo de vida diurno en un ambiente sometido a un ciclo de 12 horas de día y 12 de noche. Toda nuestra evolución biológica ha transcurrido optimizando el rendimiento de nuestra vigilia diurna y protegiendo el sueño nocturno».
Es por ello que luego de que este sábado 14 de mayo los chilenos retrocedieron sus relojes para dar paso al horario de invierno, el académico detalló que están impicados algunos efectos biológicos, que poseen tres dimensiones de estudio. La primera, «tiene relación con los relojes biológicos circadianos, los cuales organizan la conducta, la fisiología y el metabolismo del individuo en el marco temporal de 24 horas». Como explicó, «nuestros relojes circadianos permiten predecir los momentos críticos, (amanecer, atardecer, alimentación, etc.) de tal forma que nuestro organismo actúe de manera anticipatoria, preparándolo para enfrentar el día y la noche».
Otra dimensión que está vinculada «son las cuotas de sueño y vigilia necesarias para un óptimo rendimiento del organismo, las que pueden ser afectadas con el cambio de horario». La tercera dimensión está relacionada con el efecto que tiene este cambio sobre los patrones temporales de la actividad metabólica y endocrina. Como detalló, «todos estos procesos están interrelacionados y responden de manera diversa, dependiendo de la magnitud y contexto en el que ocurren».
¿Por qué es necesario hacer cambios de hora?
En el ser humano el amanecer es la fase más importante para que los relojes biológicos se sincronicen con el ciclo día-noche. Específicamente es en el amanecer cuando nuestro reloj principal, localizado en el hipotálamo y que está conectado directamente con la retina, adelanta nuestro tiempo biológico. Para los humanos es crítico, porque nuestro reloj tiende espontáneamente a atrasarse, ya que su período natural es mayor a las 24 horas. Si no recibimos la luz del sol o una cantidad importante de iluminación al amanecer, el organismo se comporta como si aún fuese de noche, haciendo que nuestro rendimiento cognitivo y metabólico se desacople de la hora local. Entonces, cuando se tomó la determinación de mantener el horario fijo obligamos al cerebro a vivir como si fuese día lo que el cuerpo experimenta como si aún fuese parte de la noche.
En consecuencia, como lo natural en el ser humano es dormir de noche, nuestro cuerpo fue obligado durante el invierno pasado a despertarse antes de la hora que naturalmente le correspondería según el amanecer. Esa privación de sueño, al ser acumulativa, eventualmente puede generar una deuda de sueño que el organismo no es capaz de absorber, con consecuencias posiblemente catastróficas en sujetos vulnerables. En suma, es deseable un ajuste que retrase el horario local en el paso del verano al invierno para alinear el amanecer con el inicio de la actividad de la población. Es lo que hacen las poblaciones humanas en condiciones naturales, levantándose más tarde en el invierno.
¿Es necesario que se produzca un cambio cultural en torno al tema?
Creo que van a pasar varios años para que la sociedad entienda la relevancia de proteger nuestros ritmos biológicos. Un ejemplo es lo que pasó con el tabaco: la población tardó varias décadas en comprender las consecuencias deletéreas en la salud de un hábito culturalmente aceptado. Pasaron años y se requirió mucho esfuerzo de la comunidad del ámbito de la salud para que palabras como “carcinógeno” se instalaran en el uso popular, lo que finalmente ha permitido el diseño de políticas y legislaciones que protegen a la población.
La investigación en el campo de los ritmos biológicos y el sueño será muy relevante para poder generar este cambio cultural. Tenemos que hacer un trabajo de educación importante, y enseñar que al afectar los ritmos biológicos, entre ellos el del ciclo sueño-vigilia estamos provocando una intervención mayor en la salud de las personas. Un concepto emergente en el ámbito de la medicina de los ritmos biológicos es el de “cronodisrupción”, donde la pérdida de la organización temporal del organismo es considerada causa de trastornos. En ese sentido, estudios epidemiológicos en el mundo han determinado que alteraciones en los periodos de sueño y vigilia pueden producir una vulnerabilidad biológica mayor en distintos ámbitos de la medicina como en trastornos neuro-psiquiátricos, endocrinológicos e incluso en el ámbito inmunológico. Hoy existe un debate al respecto.
¿Es positivo el cambio de hora que se produjo este 14 de mayo?
Creo que los expertos coinciden en que desde el punto de vista biológico es una medida adecuada porque permite alinear el ritmo de la población al marco temporal del amanecer. La luz artificial de uso corriente no es capaz de reemplazar el estímulo de la luz natural sobre nuestro reloj biológico, tanto por la intensidad de la luz como por las propiedades espectrales de la luz de amanecer. Esperamos que en la primavera tengamos otro ajuste, en sentido contrario.
¿Los chilenos duermen poco?
Los pocos estudios poblacionales disponibles muestran que al menos en Santiago la gente duerme menos tiempo que las ocho horas recomendadas. En particular durante los días laborales, la población duerme varias horas menos del tiempo que le corresponde, unas cinco a siete horas. Si lo analizamos así, son de una a tres horas menos por noche, lo que tiene un negativo efecto acumulativo. Si bien durante el fin de semana se puede compensar cuantitativamente parte de esa deuda de sueño, hay efectos secundarios particularmente de tipo metabólico que no serán compensados. La deuda acumulada de sueño producto de la restricción crónica de sueño podría estar relacionada con la alta prevalencia de patologías tales como la obesidad, hipertensión y la diabetes. Falta aún mucho por saber respecto de los hábitos de sueño de los chilenos y su impacto en la salud pública.