La ONU hizo público en Viena el Informe Mundial Sobre Drogas 2015, que se realiza en base a la recopilación de las últimas cifras que, al respecto, han sido publicadas por cada país. Los datos ponen a Chile entre los tres primeros países de mayor prevalencia en consumo de cocaína y marihuana en América.
Por su parte, el consumo de marihuana en el país alcanzaría una prevalencia de 11,83% (2014), por debajo de EE.UU. (2,3%, 2015) y Uruguay (1,8%, 2014). Respecto del consumo de anfetaminas y opioides, nuevamente ambos países del norte encabezan la prevalencia continental.
Problemas sociales
A propósito del informe de la ONU, Rodrigo Goycolea, experto en drogodependencia y académico de la Facultad de Salud de la Universidad Central, señala que el consumo de drogas tiene dos implicancias relevantes. Por un lado, no se da un consumo de drogas en el que se aísle una sustancia de otra; es decir, hay un uso cruzado de estupefacientes. Por otro lado, el consumo puede resultar radicalmente distinto en un sector socioeconómico acomodado respecto de uno más popular.
Sobre la cocaína, señala que «hay que entender que dependiendo de la zona en que se viva será la cocaína que obtenga y el precio que tendrá. Está directamente relacionado que el menor costo de la sustancia en los sectores más vulnerables ya no es cocaína, sino una mezcla de polvos blancos con un porcentaje pequeño de la sustancia».
Mientras que en sectores altos, el consumidor de marihuana «tiene su propia planta, en general, buena semilla, y la mantiene en su hogar en la medida en que esté validada por su familia. Este perfil mantiene sus estudios, su trabajo; tiene poco impacto, mantiene su vida social y mantiene un soporte social familiar».
Clínicamente, en el caso del cocainómano, la impresión que mantiene Goycolea es que en los estratos altos «el perfil de quien consume cocaína está asociado con alguien que necesita energía para: trabajos de alta demanda y alta exigencia, con altas horas para trabajar en altos puestos, como gerentes de empresas. Este no es un dato de evidencia, sino una impresión clínica. En la medida en que disminuye el precio de la cocaína, ya se ve un consumo en sectores más vulnerables».
Rehabilitación en Chile
El mes pasado el Servicio Nacional para Prevención y Rehabilitación de Consumo de Drogas y Alcohol -Senda- realizó su cuenta pública. En ella informó un dato que es de utilidad para aterrizar los resultados del informe de la ONU: cuáles fueron las sustancias más consumidas en Chile que generaron tratamiento. Contemplando sólo el año 2016, 28 mil personas se adjudicaron tratamiento, la mayoría sobre 20 años. La pasta base (39%) y el alcohol (38%) fueron las que más motivaron ingreso, luego la cocaína (16%) y la marihuana (4%).
Sin embargo, Rodrigo Goycolea especifica que estos datos no son del todo transparentes, pues la pregunta que se hace al ingreso es cuál es la droga que «principalmente» se consume. La situación regular es la del «policonsumo». Ello implica un sesgo a la hora de leer el dato anterior. La pasta «se señala como el motivo principal de internación porque es la que causa mayor impacto y deterioro físico más rápido».
El experto en drogodependencia concluye invitando a abrir el debate: «Ojalá se hablara primero de alcohol y tabaco. Han sido nefastos. Son los indicadores más altos que tenemos, el mayor consumo de Latinoamérica. Junto con la pasta base deberían ser los temas de agenda de modo permanente. Pero hay intereses que no lo permiten».