Fiestas Patrias es una época del año en que el apetito es generoso. Asados con leña carbón y comida al disco, constituyen las más recurrentes formas de comer. Desafortunadamente, las mascotas, se convierten en los principales receptores de las sobras de estos sabrosos platos. Incurrir en el hábito de regalarles restos de asado, longaniza, choripán, pollo, cebolla, empanadas, papas fritas, pescado entre otros «restos dieciocheros» es un serio atentado a la salud de ellos.
La percepción general de la comunidad, es que perros y gatos, de todas maneras comen carne, así que un buen pedazo del asado es un regalo más que bien recibido por cualquier mascota. No obstante, aunque se parecen en algunos aspectos a los humanos en cuanto a alimentación, existen notables diferencias que pueden incidir gravemente en el estado de salud de perros y gatos, entre otras mascotas.
Rica en proteínas, la carne es deficiente en calcio, fósforo, sodio, hierro, cobre, yodo y algunas vitaminas. Ahora, cualquiera sea el tipo de carne, no debe administrarse cruda, porque las necesidades nutricionales de los animales no son las mismas que las de las personas, por muy equilibrada que sea esta dieta. Además, la mayoría de las personas que tienen animales escogen solo algunos de los restos de comida, tales como grasas y carne, y desechan las verduras y cereales. Por lo tanto, no es conveniente dar dietas caseras, debido al desconocimiento de la elaboración de dietas equilibradas y adecuadas para nuestras mascotas.
Algunas de las enfermedades a las que se exponen nuestras mascotas son; gastritis, gastroenteritis hepatitis y pancreatitis.
A la mayoría de perros y gatos les gusta el sabor del pescado. Es una buena fuente protéica, pero no es una alimentación completa y balanceada. La mayoría de los pescados sin espinas son deficientes en calcio, sodio, hierro, cobre y algunas vitaminas. Otros tienen pequeñas espinas, difíciles de eliminar después de la cocción, y pueden introducirse en la garganta o en el tracto gastrointestinal del animal, obstruyéndolo o perforándolo.
Por ejemplo, los alimentos lácteos son una excelente fuente de calcio, fósforo, proteínas y vitaminas, pero su ingesta excesiva puede producir diarreas tanto en jóvenes como en adultos. La leche contiene lactosa, un azúcar que requiere para su digestión de una enzima llamada lactasa. Algunos perros y gatos no sintetizan suficiente cantidad de lactasa, por lo que no pueden digerirla: esto les produce trastornos digestivos y diarrea.
Por último, es recomendable, informar sobre los alimentos y derivados que por ningún motivo deben consumir los perros y gatos. Es el caso de las papas, pan, legumbres, masas, granos (choclos, arvejas, etcétera), cebollas y ajos (son tóxicos, producen anemia que puede ser mortal), licores y bebidas en general, verduras meteorizantes (repollo, brocoli, coliflor, etcétera, que producen gran cantidad de gases), chocolates (son tóxicos), frutas cálidas (plátano, melón, etcétera) y cítricos (limón, naranjas, kiwis, etcétera).
Por Patricio Zavala
Médico Veterinario
El Ciudadano