Mediante la imagen por resonancia magnética (IRM) de altísima resolución, los investigadores descubrieron que durante una migraña los espacios intervasculares del cerebro están inusualmente dilatados y llenos de líquido, lo que puede ser tanto una consecuencia de la enfermedad, como una de sus causas.
Las crisis de migraña, ataques recurrentes de fuertes dolores de cabeza, duran de unas horas a dos o tres días y pueden ir acompañadas de náuseas, debilidad, hipersensibilidad a la luz y el sonido y entumecimiento de las extremidades. Los científicos aseguran que cerca de 10% de la población del mundo padece migrañas.
A los pacientes con migrañas solo se les administra la IRM cuando sospechan de enfermedades más graves. Las máquinas de IRM estándar con inducción de campo magnético de 1,5 o tres teslas tienen baja resolución. Es posible, según los científicos, que los cambios asociados a la migraña simplemente no sean visibles en ellas.
Por ello, para examinar ese malestar más en detalle, los investigadores de la Universidad del Sur de California usaron la resonancia magnética de superresolución (7T MRI). Su estudio, cuyos resultados fueron presentados en la reunión anual de la Sociedad Radiológica de Norteamérica, reveló que las personas con migraña crónica tienen los espacios perivasculares muy agrandados alrededor de los vasos cerebrales. Estos espacios sirven de canales para el líquido extracelular y el transporte de sustancias disueltas.
En el estudio participaron diez personas de entre 25 y 60 años con migraña crónica, otras diez con migraña episódica y cinco personas con controles sanos. El análisis estadístico de las imágenes de resonancia magnética llevó a la conclusión de que, en comparación con el grupo de control, los migrañosos presentaban un número significativamente mayor de los espacios perivasculares dilatados en el centro semioval, la zona central de localización de la sustancia blanca bajo la corteza cerebral.
La ampliación de los espacios perivasculares se considera un importante signo diagnóstico de daño cerebral y enfermedades neurológicas, incluidos algunos tipos de demencia, ya que son una parte del sistema de transporte y «limpieza» del líquido cefalorraquídeo intercelular.
Sin embargo, como señalan los investigadores, aún no se sabe si todas estas cosas dan lugar a la migraña o, por el contrario, son consecuencia de ella.
«Dado el factor del aumento de la permeabilidad de la pared vascular y el deterioro de la vía de drenaje del líquido intercelular, podemos suponer que la propia migraña conduce a ello debido a una prolongada alternancia de vasodilatación y contracción durante el ataque, así como al aumento de la agregación plaquetaria, lo que provoca la isquemia de zonas cerebrales y la muerte de células nerviosas», argumentó Rinat Guimranov, médico jefe de la Clínica de Neurología Restaurativa, M.D., profesor.
Fuente Sputnik
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