Si bien las machis, autoridades religiosas y curanderas del pueblo mapuche, destacan que su trabajo es proteger la vida por sobre todas las cosas, no ocultan que la sabiduría indígena había detectado hace cientos de años la existencia de hierbas que funcionan como anticonceptivos.
No se trata de la archiconocida borraja que, mezclada conpepas de zapallo, funciona como abortivo, sino de vegetales que, tomados antes y después de tener relaciones sexuales, sirvieron a las mapuches para evitar embarazos no deseados. Incluso existían hierbas anticonceptivas de emergencia.
«Hay árboles, hierbas, raíces Son varias. Es un poco complicado trabajar con las hierbas anticonceptivas, pero hay», dice Margarita Carilao, reconocida machi de Pantano, localidad de la Región de la Araucanía. Si bien no puede nombrar las hierbas que se utilizan con esos fines, «porque una machi no puede revelar sus secretos naturales», reconoce que las mujeres utilizaban ciertos vegetales para asegurarse de no quedar embarazadas después de tener una relación sexual.
El investigador mapuche Juan Ñanculef asegura que su abuela, la machi Margarita Marinao, recomendaba tomar «agua de mutxir» -un arbusto de menos de dos metros, que suele encontrarse en quebradas- después de la relación sexual, para evitar así el embarazo. Lo mismo con las raíces del feñ-feñ.
Si bien el historiador asegura que el remedio era mucho más eficaz si se tomaba la misma noche de la relación y los días siguientes (en cuatro dosis), también lo utilizaban en casos de emergencia, aunque corriendo el riesgo de que no funcionara. «Las mujeres lo tomaban cuando se iban a acostar, porque sabían lo que podía pasar», dice.
Anticonceptivos naturales
«Existen al menos 30 hierbas o vegetales de uso ginecobstétrico (dentro del ideario mapuche) y por lo menos 20 dicen relación con la expulsión de elementos uterinos», sostiene Ziley Mora, etnógrafo, educador, escritor y especialista en cosmovisión ancestral mapuche y cultura mestiza en Chile.
Hace dos años, Mora publicó el libro «Magia y secretos de la mujer mapuche: sexualidad y sabiduría ancestral«, en el cual -tras catorce años de investigación en tierra indígena- logró plasmar aspectos desconocidos de esa cultura, referentes a embarazo, parto y anticoncepción.
Según la investigación de Mora, el natre o hierba de chavalongko, altera los estrógenos y es utilizada para inhibir la ovulación. Lo mismo la flor de la chicoria o lechuguilla de la vaca, el molle (Schinus latifolius) y elcalle-calle (Libertia chilensis), que también funcionaban como anticonceptivos, tomados diariamente -al igual que las pastillas-, hasta que la mujer decidiera ser madre.
Para aquellas que no tomaban la hierba todos los días, el etnógrafo sostiene que se recomendaba el culle colorado (Oxalis rosea jacq), un eficaz estimulante de la menstruación. Disuelta en agua hervida y bebida por tres días antes de la relación sexual y tres días después, dice Mora, era otra de las hierbas similares a la polémica píldora del día después.
La mapuche Florencia Canupai, facilitadora intercultural de la comuna de Maipú, afirma que el bochi-bochi, otra hierba nativa, es usado «cuando las mujeres embarazadas han tenido su guagüita» y no quieren volver a embarazarse. «Es peligroso tomársela cuando está embarazada. Después de los nueve meses nuestro cuerpo no queda igual, entonces es para botar esa sangre acumulada durante los nueve meses. Esta hierba es buena para hacer toda esa limpieza«, sostiene. También sirve como anticonceptivo de emergencia, dice, «si tienes una relación sexual y se toma altiro una tasa de agua de bochi bochi, previene el embarazo».
En todo caso, Margarita Carilao sostiene que cualquier hierba anticonceptiva, abortiva, premenstrual o estimulante del embarazo o la lactancia, debe ser siempre recomendada por una machi. «Hay hierbas que se usan, pero a veces hacen efecto y a veces no. Todas las personas tenemos diferente el organismo, las hormonas como dicen los chilenos«, afirma.
«Todas nuestras hierbas tienen contraindicaciones, no es llegar y tomarlas. Por eso nosotros tenemos que tener un cuidado para dar una receta«, sostiene Canupai. «Cuando una mujer ya está embarazada no puede tomar anticonceptivos, porque puede abortar y nosotros, como trabajamos con la naturaleza somos cuidadosas de ella, de los niños, de la familia, no podemos darles nada«, dice.
Plantas desconocidas
«La mujer mapuche en muchos caso no ha dejado de ejercer la especialidad de obstetra (piñentuchefe) en el proceso de embarazo y del nacimiento«, dijo María Calimil, en su intervención ante el Parlamento Europeo sobre la salud reproductiva, el año pasado. Entonces reclamó que a la mujer mapuche se le imponía un estilo de medicina en el tratamiento de su salud reproductiva, ignorando el conocimiento milenario de su cultura, sobre la concepción de vida y en tratamientos naturales para el control de la natalidad.
Florencia Canupai asegura que el bochi bochi, por ejemplo, es poca la gente que la conoce, «creo que en la Región Metropolitana debo ser la única que la conoce. Hay harta gente que trabaja en temas de salud en la mesa regional que no la conoce. Yo les he conversado sobre ese tema, les he dado a conocer cómo se da y cómo se usa», dice.