El antiviral Tamiflu contra la influenza AH1N1 tiene un costo de $26 mil en las farmacias. Sin embargo, la eficacia de este mismo medicamento se puso en duda durante la crisis por la gripe Aviar, de la cual pocos se acuerdan.
En medio de la alerta mundial, en 2007, por la gripe aviaria, el gobierno de Japón prohibió el Tamiflu en adolescentes. La medida se tomó ante una serie de suicidios y alteraciones psicológicas entre varios jóvenes que tenían la gripe y se trataban con él.
Según la agencia EFE (Barcelona) hubo al menos cuatro suicidios y quince muertes de niños relacionados con el fármaco, aunque las autoridades de salud japonesas continuaron apoyando su uso en el resto de la población.
Ese año el farmacólogo y consultor español, de la Organización Mundial de la Salud (OMS), Joan Ramón Laporte, advirtió que el Tamiflu puede producir efectos secundarios como vómitos, náuseas, dolor abdominal, reacciones cutáneas graves, síndrome de Stevens-Johnson (lesiones a la piel y órganos), angioedema (reacciones alérgicas), arritmias y convulsiones.
Aún más, “ahora parece que puede causar trastornos del comportamiento, que han conducido en varios casos al suicidio, especialmente entre los adolescentes”, agregó la agencia EFE.
También la FDA (Administración de Fármacos y Alimentos de Estados Unidos) decidió recomendar a la farmacéutica suiza Roche, propietaria del antiviral, que advierta la posibilidad de sufrir, “en algunos casos, comportamientos que resulten en serias lesiones, incluida la muerte”.
El Tamiflu fue desarrollado por la compañía farmacéutica Guiled Science –cuyo presidente era el entonces secretario de Estado norteamericano Donald Rumsfeld-, vendió la patente en 1996 a Roche.
Según escribió “American Free Press”, el doctor Joseph Mercola acusó en 2006 a las farmacéuticas ligadas al antiviral, y señaló que la gripe aviar no era más que un engaño promovido por el gobierno de Bush. La farsa de la pandemia aviaria fue “para justificar la compra de millones de dosis de Tamiflu, un fármaco poco efectivo, que de ninguna forma trata la gripe aviar, y que sólo puede, en el mejor de los casos, disminuir el período de tiempo de la enfermedad, contribuyendo a la mutación del virus hacia formas aún más letales”, denunció.
Terapias sin Tamiflu
Para ahorrar dinero en antivirales existen varias opciones. Una es la infusión de Anís Estrellado (ilicium verum). Por lo común la toman los bebés con problemas digestivos. ¿Qué contiene esta planta? Según la revista Discovery Salud, la compañía Roche “se ha quedado con el 90% de la producción de Anís Estrellado, árbol que crece fundamentalmente en China, aunque también se encuentra en Laos y Malasia, y éste es la base del Tamiflu”. Los frutos secos de la ilicium verum, semejantes a una estrella, tienen ácido siquímico, presente en el antiviral de Roche.
Por otro lado, terapias como la acupuntura y la homeopatía fortalecen el sistema inmunológico sin ocupar medicamentos. Carlos Suárez, estudió en la Universidad Europea de Medicina China, en Paris, y opina que esta medicina, que incluye acupuntura, masajes y ejercicios respiratorios, “es una alternativa muy completa” para tratar la influenza.
Según el profesional, estas afecciones son causadas por agentes patógenos externos como “el viento, el frío y la humedad. Se considera que el organismo es agredido por un elemento exterior que perturba e invade la energía vital y el funcionamiento del cuerpo”. En esta categoría se cuentan los resfríos, la gripe, influenza, pulmonía, neumonía, etc.
La medicina china observa los síntomas de la persona y estudia en qué etapa de desarrollo se encuentra la enfermedad. La constitución energética de la persona también influye en el tratamiento, que es personalizado (ver recuadro).
No a la vacuna
El médico homeópata Fernando Santana, presidente de la Sociedad Médica Homeopática de Chile, ha tratado la influenza AH1N1 con buenos resultados. Los pacientes que acudieron a su consulta presentaban “fiebre por sobre 38.5º C, mialgia generalizada, intenso dolor de cabeza, náusea y presión en el pecho, sin compromiso pulmonar. Y, generalmente, con la medicación homeopática evolucionan bien en 24 a 36 horas”, afirma.
El especialista señala que la homeopatía tiene 200 años de desarrollo en Europa. “El medicamento homeopático proviene del reino animal, vegetal o mineral. Las dosis estudiadas son infinitesimales, capaces de neutralizar, estimular o incluso remedar artificialmente ciertas enfermedades”.
Cada paciente recibe la medicación que le corresponde y “cada persona responde individualmente, de acuerdo a su constitución genética, su sistema inmunológico y su esencia. No se puede generalizar, no tenemos un remedio único para todas las personas”, aclara Santana.
“El principio de la homeopatía es dar una sustancia ya experimentada en personas, que remeda los efectos semejantes a la enfermedad”. De esta manera se estimula el sistema inmunológico del paciente. “Para nosotros, ésta es una influenza como las que hemos tratado siempre”, opina el homeópata.
Respecto a una posible vacuna para toda la población contra la influenza AH1N1, el doctor Santana advierte que “los médicos homeópatas somos antivacunas, porque tenemos herramientas terapéuticas que suplen el efecto preventivo mucho más que una vacuna”.
Por otro lado, “hoy existe una cantidad enorme de vacunas alternativas, pero si estimulamos el sistema inmunológico en un niño que no está del todo maduro, puede haber reacciones cruzadas y producir una alteración del sistema inmunológico. También los componentes que traen las vacunas, como los antisépticos, son a base de metales pesados como el mercurio y el plomo”, evalúa Santana.
Recuadro:
Síntomas, clave de la medicina China
Carlos Suárez, dice que los cuadros gripales comienzan con el síndrome Biao Zheng, cuyos síntomas son “calofrío, rigidez de la nuca, dolores musculares generalizados a nivel de musculatura superficial, y goteo nasal con un líquido claro como agua”,. El órgano más afectado en esta etapa es el pulmón, “porque es el responsable de la difusión de la energía defensiva en el cuerpo o Wei Qi”, agrega el terapeuta.
Por tanto, “cuando el pulmón se ve disminuido, la energía defensiva no funciona muy bien”, explica Suárez. Y si el agente externo es fuerte y el estado energético del afectado era débil, el síndrome alcanzará una segunda fase más grave o Yang Ming.
Ésta se caracteriza por inapetencia, náuseas, vómito y fiebre más alta. También se forman mucosidades en el estómago “que se guardan en el pulmón, y se producen las obstrucciones respiratorias por exceso de mucosidades”, advierte Suárez. Por esto hay que comenzar cualquier tratamiento al inicio de la enfermedad.
Por Rocío Munizaga