Andy Barnard, de 31 años, siempre había prometido que un día su única hija podría tener la boda de sus sueños. Sin embargo, en un cruel giro del destino, hizo que su amada amapola-Mai, de solo 16 meses, fuese diagnosticada en Inglaterra con un tumor cerebral rarísimo y sólo le dieron dos días más de vida.
A la luz del pronóstico sombrío, los colegas de Andy prepararon a toda prisa en solo un día, la boda de la pequeña amapola-Mai, a la que casaron con su padre, en un triste ceremonial de carácter simbólico.
Amapola-Mai fue acompañada al altar por su madre Sammi Barnard (29) y sus hermanos mayores Rylee (6) y Jenson-Jay (4). «Nunca pensé que iba a ser así. Nuestros corazones están rotos para siempre, pero yo quería mantener mi promesa a mi princesa, aunque no era como me lo había imaginado».
La tragedia comenzó hace solo seis semanas atrás y volteó el mundo de esta familia completamente al revés. El primer episodio se produjo el 14 de febrero, cuando la madre de la amapola-Mai, llevó a su hija a los médicos debido a que la pequeña sentía malestares estomacales, pero cuando estaban en la consulta, la niña perdió el equilibrio y se desvaneció. El médico no le dio mayor importancia al suceso y solo le dio un laxante a la pequeña, pero Amapola pronto empeoró y sus padres notaron que un bulto apareció en el pecho de la pequeña.
La bebita comenzó a rechazar toda la comida y bebida y casi ni se movía, así que la llevaron nuevamente al médico, diez días después. Esta vez, otro profesional, también le prescribió un laxante, pero a la tarde del día siguiente su madre nuevamente la llevó al hospital. La niñita empezó a vomitar y fue admitida inmediatamente en urgencias, donde los médicos trataron de estabilizarla.
La madre dijo: «Sus niveles de calcio eran demasiado altos y tuvieron que preocuparse de eso en primer lugar antes de que pudieran darse cuenta qué estaba mal. En el peor de los casos, me imaginaba que solo podría tener una infección muy grave».
Mientras la madre afrontaba sola toda esta situación, el padre de Sammi estaba trabajando en los Estados Unidos, por lo que solo se mantuvo informado vía telefónica. Sin embargo, las noticias no eran nada buenas porque un examen de ultrasonido reveló lo que parecía ser una masa en el estómago del bebé.
«¿Usted sabe que esto es mucho peor que el estreñimiento? me dijo el médico, pero cuando mencionó la palabra cáncer me sorprendió», dijo la angustiada madre.
Su marido de inmediato habló con sus jefes y le autorizaron volver a Londres, donde Amapola-Mai lo recibió con el cariño que toda bebita tiene por su padre, pero a la vez llegaron los resultados de una tomografía computarizada ue reveló que la masa cancerígena seguía expandiéndose de forma vertiginosa.
El matrimonio decidió dar la batalla a la enfermedad, pero los médicos le diagnosticaron a la pequeña un cáncer maligno en sus dos riñones y en sus pulmones. La familia comenzó a someter a quimioterapia a la pequeña, la que parecía responder bien. Pero el 16 de marzo encontraron un tumor inoperable en su cerebro.
La valiente madre preguntó cuánto tiempo de vida le quedaba a su hija y el médico le dió la terrible noticia de que solo le quedaban dos días más de vida a su amada niña. «Ni siquiera puedo decir lo que sentía porque estaba en completo shock e incredulidad. Nos miramos el uno al otro con mi esposo, tratando de asimilar algo ta profundamente triste», dijo la mamá.
Los padres volvieron a casa desconsolados y les explicaron a sus otros hijos pequeños, que su hermanita pequeña había vuelto a casa para despedirse de ellos, antes de tener que ir al cielo y convertirse en una estrella.
Al día siguiente, el 18 de marzo, los colegas de Andy le dijeron que tenían todo dispuesto para la «boda» de su hija. Vistieron un salón lleno de cintas y globos, en el que hizo su gran entrada la pequeña, dentro del vestido de bautizo de una pequeña prima.
«No podíamos dejar de llorar, siendo nuestra única hija, siempre nos habíamos imaginado que algún día se casaría», dijo la madre. La ceremonia se llevó a cabo y la niñita trató de mantenerse despierta, pero luego miró a su padre a los ojos y se «durmió» en los brazos de su esposo.