La depresión está en la sangre, según estudio

Un grupo de investigadores estadounidenses de la Universidad Rockefeller, la Weill Cornell y la de Stanford, en Estados Unidos, experimenta con un examen sanguíneo para detectar los marcadores biológicos de la depresión. Una enfermedad que podría ir más allá del análisis del comportamiento de los pacientes.

Los especialistas han descubierto que los pacientes diagnosticados con el trastorno depresivo mayor (MDD, por sus siglas en inglés) presentan niveles más bajos de la molécula de acetil-L-carnitina (ALC) en la sangre que las personas sanas, reseñó el portal RT.

El hallazgo señala el camino a una nueva clase de antidepresivos que podrían ser “más libres de efectos secundarios y de acción más rápida” que los que se usan, según una de las autoras principales, Natalie Rasgon.

Además, han hallado que pacientes con el nivel más bajo de la ALC en la sangre eran aquellos que tenían una depresión resistente al tratamiento, es decir, aquellos a los que no les ayudan los medicamentos estándar, y otros que presentaban un tipo de depresión grave asociado a un trauma infantil.

Experimentos en roedores demostraron también que el estado de animales con trastornos de comportamiento asociados con la depresión mejoró cuando los científicos corrigieron la falta de la molécula.

“La acetilcarnitina es un mediador crucial del metabolismo de las grasas y la producción de energía en todo el cuerpo y desempeña un papel especial en el cerebro”, explicó otra de las autoras, Carla Nasca, de la Universidad Rockefeller de Nueva York.

La depresión, también llamada trastorno depresivo mayor o depresión clínica, es el trastorno del estado de ánimo más frecuente en Estados Unidos y el mundo, que afecta entre al 8 y 10 por ciento de la población.

De forma general, deben existir al menos dos de estos tres síntomas típicos de la depresión:

• Ánimo o humor depresivo no habitual en el paciente, constante durante todo el día y mantenido en el tiempo de forma casi constante.
• Pérdida o ausencia de interés por actividades anteriormente placenteras.
• Aumento de la capacidad de fatiga, o pérdida de la vitalidad habitual.