Ninguna de las decenas de vacunas para el COVID-19 que se están investigando o de las 17 que están en ensayos clínicos está lo suficientemente avanzada como para pronosticar cuando podría empezar a producirse una vacuna eficaz y segura, advirtió la Organización Mundial de la Salud (OMS).
«Sería poco inteligente predecir cuándo una vacuna estará lista«, dijo el viernes el director de Emergencias Sanitarias de la OMS, Mike Ryan, quien, sin embargo, estima que para finales de este año se podrían tener resultados sobre la eficacia de las vacunas candidatas.
De ser así, se podría empezar con las vacunaciones a principios del próximo año, pero ello dependerá de que haya una capacidad de producción suficiente, agregó.
Ryan sostuvo que el desafío estará en reforzar la capacidad de producción al mismo tiempo que se avanza con los ensayos clínicos, lo que -confirmó- varios grupos farmacéuticos planean hacer.
En una rueda de prensa para los miembros de la Asociación de Corresponsales acreditados ante la ONU en Ginebra la científica jefe de la OMS, Soumya Swaminathan, detalló que esta semana, en una reunión por vía remota en la que participaron a 1.300 científicos y especialistas de todo el mundo, se consensuó en qué tipo de tratamientos deben centrarse las investigaciones.
Aunque hasta ahora el COVID-19 no tiene un tratamiento específico, existen pruebas que apuntan a que los ensayos debe centrarse en cuatro tipos: antiviral, antiinflamatorio, antitrombótico y con plasma convaleciente (extraído de la sangre de personas recuperadas de la enfermedad y que han desarrollado anticuerpos).
Sobre el antiviral remdesivir, cuya producción en Estados Unidos ha sido completamente comprada por el Gobierno de Donald Trump hasta agosto debido a indicaciones de que podría funcionar contra el coronavirus, Swaminathan recordó que no hay pruebas de que reduzca la mortalidad, reseñó la agencia EFE.
En cambio, se ha visto que acorta el tiempo de recuperación (once días de hospitalización en pacientes que recibieron ese fármaco, frente a 15 en el resto de casos), pero su uso está indicado solo en casos críticos.
Entre los antiinflamatorios en los que se tiene puesta la esperanza está la dexametasona, que puede utilizarse en fases iniciales de la enfermedad.
Sigue leyendo: