Actualmente Chile no cuenta con una ley de especialidades médicas. En enero la Cámara de Diputados aprobó por unanimidad (133 votos) el proyecto de ley que regula la práctica de cirugías plásticas con fines de embellecimiento, pero desde principios de año está sigue en la Comisión de Salud del Senado.
Este proyecto de ley que regula el ejercicio de la cirugía estética, busca que los profesionales que realicen cirugías plásticas sean especialistas y no médicos generales, es decir que cuenten con título profesional de médico-cirujano, más la especialidad en cirugía general y la subespecialidad en cirugía plástica. Un total de más de 12 años de formación.
Para el cofundador de Clínica Aurea y ex director de la Sociedad Chilena de Cirugía Plástica (SCCP), el Dr. Stefan Danilla, esta ley debe ser de carácter urgente: ”Le quiero preguntar a nuestros senadores y senadoras, cuántas mujeres van a esperar que mueran para aprobar esta Ley”.
Para la expresidenta de la SCCP y presidenta del comité de seguridad de la Sociedad Internacional de Cirugías Plásticas y Estéticas SAPS(ISAPS en inglés), la Dra. Montserrat Fontbona: “no contar con esta ley expone al riesgo a los pacientes a una posibilidad de encontrarse con alguien que no sea cirujano plástico, que le haga un procedimiento y que pueda tener complicaciones que no pueda manejar”.
Para la cofundadora de la Clínica Aurea, la Dra. Fontbona los médicos sin especialidad: “cuando tienen una complicación no tienen la formación o capacitación suficiente para poder manejarlas […] es fundamental saber qué hacer cuando anda todo bien y reconocer cuando hay una complicación y cual es el manejo que uno debe hacer”.
Fiscalizaciones
Este año, según datos de Seremi de Salud en la Región Metropolitana, han sido ejecutadas 701 fiscalizaciones a centros y clínicas de estéticas, las que han derivado en 323 sumarios, en donde 240 han terminado en prohibición de funcionamiento y sólo 2 han sido clausuradas.
La mayoría de estos centros no están habilitados ni cuentan con la certificación para realizar cirugías mayores, principalmente por no contar con los requerimientos médicos para poder responder ante una emergencia.
La certificación de los recintos es parte del trabajo de los Seremi, como explica la Dra. Fontbona: “revisa que cumpla con todos los requisitos que se plantean para tener un lugar seguro, sabiendo que pueden ocurrir complicaciones y que también tenga la posibilidad de qué en caso de una complicación se pueda resolver en el lugar o sea derivado oportunamente”.
Pero la mayoría de estos cuestionados centros siguen en funcionamiento, ya que al ser cerrados o tener prohibición de funcionar, cambian el nombre, su razón social y vuelven a abrir. Esto ocurrió en el caso de la Clínica los Dominicos, el cual ya había
tenido una prohibición de funcionamiento por no contar con las herramientas médicas necesarias para atender.